La sensación de estómago inflamado o hinchado muchas veces nos pone en evidencia por el vientre abultado o pancita que nos obliga a desabrochar el pantalón. En otras ocasiones no es así, ni siquiera se ve, pero se siente como si estuviéramos con un estómago de mucho mayor tamaño, ya sea por gases, agruras o reflujo.
A veces, se acompaña de diarrea, en otros, de estreñimiento, gases o flatulencias.
¿Le suena familiar? Es muy probable que lo sea, porque esas afecciones son muy comunes en los costarricenses. Pero antes de dejarnos llevar por recetas que vemos en Google o por lo que la vecina nos cuenta que le funcionó, veamos el tema de la mano de especialistas.
En Siéntase Pura Vida, contactamos al gastroenterólogo Jorge Vargas Madrigal, que explica las causas más comunes por las cuales esta condición se da, ofrece recomendaciones e indica cuándo es momento de consultar con un médico.
“La gran mayoría de las veces la causa primordial de ese problema de distensión abdominal es un trastorno que recibe el nombre de síndrome de colon irritable”, expuso Vargas.
El síndrome de colon irritable es un trastorno funcional de la digestión. En otras palabras, como su nombre lo dice, es un trastorno del funcionamiento de la digestión. Este es, según el gastroenterólogo, el trastorno más frecuente por el cual las personas buscan atención médica.
“Eso está muy relacionado con factores desencadenantes. Los dos factores principales que más desencadenan este síndrome y con esto, la distensión o abultamiento abdominal, son la alimentación y el estrés”, especificó el especialista.
“En la coyuntura actual, donde la alimentación no es la mejor y vivimos en un mundo donde el estrés es más frecuente, casi nadie puede escapar, se da el escenario perfecto para esta distensión abdominal. Muchas veces es exceso de gas en el aparato digestivo que a final de cuentas se traduce en molestias, dolor, cambio en el ritmo defecatorio, que lo lleva a consultar”, añadió.
Otras causas
Hay otro escenario en el que no se presentan exactamente los mismos síntomas, pero puede tener muchos muy similares. No es raro ver que, después de un día o una noche en el que se comió más de la cuenta, y las comidas eran más pesadas y condimentadas, el malestar se haga presente. También puede pasar si se abusa del licor.
“Esto está asociado a otra enfermedad de trastorno de funcionamiento de la digestión que también es muy prevalente, que es el reflujo gastroesofágico.
El especialista añadió que, conforme la edad avanza, el funcionamiento del sistema digestivo va perdiendo, por así decirlo, su habilidad.
¿Por qué el estrés juega un rol?
El estrés está directamente relacionado con nuestra salud digestiva, ¿a qué se debe?
“El estrés repercute terriblemente sobre la digestión. Tanto es así que muchas veces la gente ha mal llamado esto como ‘colitis nerviosa’, pero sí es cierto que el estrés que vivimos actualmente hace que aumenten los síntomas digestivos”, destacó Vargas.
Cuando nos estresamos el cuerpo libera cortisol, una hormona también conocida como la “hormona del estrés”. Pero esto va más allá, porque hay un eje llamado cerebro-intestino que los mantiene ligados.
La endocrinóloga española Ana Andrade explicó en su tesis de grado que el estrés afecta funciones gastrointestinales como la permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo y las secreciones.
¿Qué hacer?
Vargas indicó que sí hay cosas que están en nuestras manos que podrían ayudarnos a minimizar los riesgos de esta condición. Una de ellas está relacionada con el control del estrés.
“Ojalá todo fuera tan fácil como nada más decir ‘no se estrese’, pero sí hay ciertos puntos de trabajo. Por ejemplo, el ejercicio físico tiene una repercusión directa en mejorar la salud digestiva. Y no es algo tan directo, aunque sí mejora el procesamiento de los gases, pero principalmente es porque el ejercicio genera endorfinas y las endorfinas ayudan a controlar el estrés”, precisó el gastroenterólogo.
También Vargas dio recomendaciones relacionadas con la alimentación:
- No saltarse las comidas y tratar de comer siempre a la misma hora.
- No comer a la carrera, tomarse el tiempo para disfrutar cada bocado. Y hacerlo correctamente sentado, frente a una mesa.
- Hidratación. Es trascendental. Los ocho vasos de agua pueden servirles a muchas personas, pero no a todas, para saber cuán hidratado está revise su orina, debe ser lo más clara posible.
- En la medida de lo posible, evite los embutidos y “carnes curadas”, por su nivel de procesamiento
- No abuse de las carnes rojas.
- Vigilar el uso de los edulcorantes.
- Hay alimentos, como el brócoli, el repollo y los frijoles que son “coliquientos” para algunas personas, ya que son alimentos “fermentables”, que si llegan al colon si digerirse se fermentan. Conforme pasan los años se van perdiendo las enzimas que ayudan a procesar estos nutrientes. Esto no pasara con todas las personas, al mismo nivel, ni con los mismos alimentos.
“Con los alimentos coliquientos pasa lo mismo que con la calvicie, no todos nos quedamos calvos igual; con los alimentos, no todas las personas van perdiendo las mismas enzimas”.
¿Cuándo ir al médico?
Según Vargas, debemos estar alertas ante señales que nos hacen ver que es momento de ir con un médico.
“Enfermedades más fuertes y potencialmente mortales pueden manifestar los mismos síntomas. En Costa Rica el cáncer gástrico y cáncer de colon son muy prevalentes. En el mundo médico somos famosos internacionalmente por nuestra alta incidencia”, destacó el especialista.
Hay dos alertas principales a las cuales prestar atención:
Si se acompaña de signos o síntomas de alarma. Dentro de estos están pérdida de peso, sangrado (en heces, en vómito), anemia, síntomas nocturnos. También debemos estar pendientes de la edad. Si a partir de los 50 años comienzan los síntomas es mejor visitar al médico.
Si le resta calidad de vida. Nadie debe acostumbrarse a vivir con distensión abdominal. Hay intervenciones que pueden controlar el problema.
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