San José (Redacción). Sí, muchos pierden la cabeza cuando están enamorados, no es para menos, ante esas emociones se activan los circuitos cerebrales de la confianza, un “botón” necesario para aventurarse en una relación.
A propósito del 14 de febrero, la Universidad de Navarra divulgó en su portal un video donde explica “ ¿Cómo funciona un cerebro enamorado? ”.
“En el enamoramiento, tras el impulso emocional del inicio, se ponen en marcha los circuitos cerebrales de la confianza para consolidar el vínculo amoroso, y se silencian específicamente la áreas que crean distancias, aquellas que se activan en estados depresivos o de tristeza”, explica Natalia López-Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular.
En su página en Internet, el comunicado detalla que la producción es parte de la serie “Los secretos de tu cerebro”.
“Diálogos y silencios entre las neuronas atan a los enamorados por una doble vía: atrayéndoles al activar la vía de la recompensa emocional, y superando las distancias personales al desactivar la desconfianza”, agrega la experta.
Afirmó que además de la voz o del intelecto, la vista juega un rol clave: “Ver el rostro de la persona enamorada es importante para despertar y mantener el enamoramiento, ya que provoca una serie de emociones positivas que le llevan (a la persona enamorada) a tener empatía, conocer los sentimientos e intenciones y ajustar las respuestas. Mirarse a los ojos hace compartir un mundo en que ambos se funden”, dijo.
Y es que, cuando hay amor, el mundo es perfecto.
“El amor es ciego, dice la sabiduría popular, porque esa emoción oculta los defectos del otro, acerca el uno al otro y hace desaparecer las distancias creando confianza”, agrega la especialista.
Sin embargo, la forma en que trabajan las neuronas tiene sus matices según las diferentes culturas.
El video explica cómo una investigación con voluntarios orientales enamorados confirmó que el “gustar” y el “querer” se procesan de forma separada en el cerebro.
“Los orientales, por muy enamorados que estén, sopesan la relación con más cuidado, y toman en cuenta aspectos negativos más fácilmente que los occidentales”, explica el artículo sobre esta producción audiovisual.
De igual forma, el amor pasa por un tamiz diferente cuando se analiza por sexo.
“Los estudios realizados indican que las mujeres emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que además aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina en ella la empatía emocional”, amplía la catedrática.
“Por el contrario, los hombres usan más la vasopresina, que potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada, y aumenta la detección de estímulos eróticos”, agrega.
Las diferencias se mantienen cuando los celos asoman en la relación que, como todo en la vida, no siempre es color de rosa.
“El cerebro femenino ante una situación de peligro de la relación muestra el pánico y la inseguridad de ser desplazada emocionalmente. Sus niveles de oxitocina facilitan una cierta tolerancia espontánea por la traición sexual. En los varones, en cambio, se activan las áreas relacionadas con conductas agresivas y sexuales -con la vasopresina-”, detalló.
Y concluye: “La vasopresina tiene el efecto opuesto a la oxitocina: conecta las áreas del juicio y la emoción negativa, rompiendo la confianza y fomentando el deseo de confrontación física. La conducta aparece violenta especialmente si la despierta la infidelidad sexual de su pareja”.
Sin duda, se debe tener cuidado de no perder la cabeza.