Usted está en un centro comercial. De repente, alguien que está cerca suyo se desmaya y pierde el conocimiento. El corazón no parece reaccionar. A partir de ese momento, hay entre 10 y 12 minutos que son clave para salvarle la vida.
Estas condiciones, aunque raras, ocurren. En Costa Rica, unas 80 personas fallecen todos los años de muerte súbita cardíaca, según datos de 2019. La Nación conversó con Josep Brugada Terradellas, cardiólogo español especialista en el tema, quien participó recientemente en el Primer Simposio Sobre Muerte Súbita Cardíaca en nuestro país.
Para el médico, cualquier persona puede tomar medidas para ayudar a quien tiene alguna afección del corazón y así incrementar sus probabilidades de sobrevivir.
Acción para responder ante un problema de corazón
De acuerdo con Brugada hay varios pasos que debemos seguir:
“Lo primero es llamar al número de Emergencias (911, en el caso de Costa Rica). Lo segundo es verificar si el paciente no responde a nuestros estímulos. Si no respira, si le hablamos y no responde, lo movemos y no reacciona“, describió.
Si la persona sigue sin reaccionar lo ideal es contar con un desfibrilador externo automático (DEA) cerca. Los desfibriladores son aparatos que diagnostican y tratan el corazón cuando este tiene actividad eléctrica pero no late efectivamente.
“Le ponemos los parches en el pecho al paciente y dejamos que el desfibrilador nos guíe. Los desfibriladores hablan y explican qué hay que hacer. No hay que tener miedo, cualquier persona puede usarlo, aunque nunca haya visto uno”, manifestó.
El profesional agregó que no existe ningún riesgo de hacerle algún daño al paciente, porque el aparato detectará la necesidad de este y actuará según lo requerido.
Según Brugada, estos aparatos deberían estar en cualquier establecimiento. Son de fácil uso y cualquier persona puede seguir las instrucciones.
El especialista compara a los DEA con los extintores. “Si usted está en un sitio público, se detona un incendio, y usted tiene un extintor al lado, usted va a cogerlo e intentará usarlo para apagar el fuego. Nadie va a pedirle un carné de bombero para eso”.
Para él, cuanto más desfibriladores haya en sitios públicos y más se “desdramatice” su uso, más vidas podrían salvarse.
Salvar de un ataque al corazón si no hay desfibrilador
Si eso no es posible, las personas igual pueden intentar maniobras de rescate cardiopulmonar, que consisten en el masaje al corazón. En su criterio, estas maniobras deberían ser de enseñanza obligatoria en escuelas y colegios “como quien enseña a sumar y restar”, especificó.
Presionar, con movimientos constantes durante dos minutos el corazón, de forma rápida.
“Presione fuerte y rápido en el centro del pecho entre 100 y 120 veces por minuto”, describe la Asociación Estadounidense del Corazón en su sitio web.
En Costa Rica, algunos estadios tienen un DEA, así como algunos gimnasios. Sin embargo, de acuerdo con los especialistas, estos deberían estar en más sitios públicos.
En 2018, se presentó un proyecto de ley para crear “espacios cardioprotegidos”. Uno de los requisitos para tenerlo es contar con un desfibrilador para uso público operativo, ubicado en un sitio de rápido acceso, fácilmente identificable. Sin embargo, se archivó por haber sido “dictaminado como negativo, de manera unánime”.
Cardiólogos y otros grupos buscan rescatar el proyecto para contar con estos dispositivos.
Alertas de problemas del corazón
Como señaló en una entrevista previa el cardiólogo costarricense Andrés Garzona Navas, hay señales que podrían indicar, no necesariamente la antesala de una muerte súbita, pero sí problemas serios que deben atenderse, como un infarto:
- Dolor torácico al hacer ejercicio.
- Dolor en la mandíbula, cuando antes no se tenía.
- Dolor que empieza en el pecho e irradia a uno o ambos brazos.
- Desmayos súbitos que ocurrieran al hacer ejercicio o poco después.
- Palpitaciones más fuertes de las esperadas durante una sesión de ejercicios.
En estos casos es necesario buscar atención médica.