Un episodio de presión alta puede resultar normal, pero si se vuelve recurrente puede ser una alerta de hipertensión, la enfermedad crónica más común en Costa Rica.
La hipertensión, que se caracteriza por niveles de presión arterial altos, puede representar un riesgo mayor de infartos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades cardiovasculares.
Por eso, en Siéntase Pura Vida, vamos a hablar de la presión alta, su relación con la hipertensión, cómo podemos evitarla y, en caso de presentarla, qué hacer para controlarla.
Como muchas otras enfermedades, su inicio es tan silencioso que cuando nos percatamos, el problema está avanzado. Sin embargo, algunas personas sí pueden mostrar síntomas cuando se les sube la presión, como dolores de cabeza, falta de aire y sangrados nasales. Otros sienten mareos o náuseas.
¿Por qué se dan estos síntomas? Cuando se tiene la presión arterial alta, la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es muy fuerte y así se mantiene de forma constante. El corazón debe trabajar más para bombear sangre, lo que provoca que duela la cabeza como si estuviera por estallar, pero bien puede darse que haya quienes no tienen síntomas del todo.
Nadie puede afirmar “se me subió la presión” sin medirla. La única forma certera de saber si tenemos la presión alta es ir a un centro de salud o farmacia para que nos la tomen. Esto es recomendable hacerlo una vez al año, o más frecuentemente si ya hemos tenido algún episodio de presión alta. Si se detecta un aumento, lo más probable es que se aconseje tomarla dos veces al día, durante una semana.
La presión se toma con un instrumento que se llama esfigmomanómetro y se mide con una unidad llamada milímetros de mercurio (mmHg). Se le da este nombre porque los primeros dispositivos (y algunos actuales, pero cada vez menos utilizados) utilizaban el mercurio como componente.
Cuando se presiona el brazo de la persona, el mercurio “sube” una columna y con base en esto indica las presiones sistólica y diastólica. Los dispositivos más modernos lo hacen de forma electrónica.
Si sube de 120/80 mmHg esta cifra es normal, pero se les pide a las personas estar atentas, pues al subir más de 140/90 mmHg ―y si esta cifra se mantiene durante al menos una semana― ya es hipertensión, según el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cada vez la cifra límite es más baja, según dijo Minor Román Rodríguez, médico internista.
En algunos casos, la hipertensión es producto de algunos males congénitos o genéticos; en otros, parten de una enfermedad previa. Sin embargo, la OMS recalcó que, en la mayoría de las ocasiones, la hipertensión, es producto de años de sedentarismo y mala alimentación.
En Costa Rica, la última Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular de la entidad, que se divulgó en 2019, indicó que un 35,1% de los adultos tendrían esta enfermedad.
El inicio del camino
Para entender la presión arterial alta es más fácil saber primero cómo funcionan las arterias normalmente. Cuando una arteria es normal, tiene flexibilidad que le permite a la sangre fluir sin contratiempos. Esto hace que el corazón no tenga problemas para bombear la sangre, sin importar si la persona está en reposo o realiza ejercicio vigoroso.
La presión arterial se divide en dos: la sistólica y la diastólica. La sistólica es la cifra más alta, y es la presión de la sangre cuando el corazón se contrae.
La diastólica es el número más bajo, y es la que sucede cuando el corazón se relaja entre latidos.
Sin embargo, conforme una persona acumula años de malos hábitos, como el fumado, o alimentarse con muchas grasas o azúcares y pocas fibras, frutas y verduras, o la nula actividad física, el músculo arterial aumenta su tamaño.
Además, en algunos pacientes, también se forman placas que se adhieren a las paredes internas. Estas placas están compuestas de colesterol, grasa, calcio y una sustancia llamada fibrina. Esto aumenta el tamaño del músculo de la pared de las arterias, pero las placas hacen que la sangre tenga menos espacio, y las placas vuelven a la arteria más rígida y menos flexible.
Los problemas si no se controla
La hipertensión puede controlarse con alimentación saludable, actividad física y, en muchos casos, será necesaria la medicación que debe tomarse al pie de la letra. Quienes lo hacen llevan una vida normal sin complicaciones.
Sin embargo, si no se atiende, las consecuencias para la salud pueden ser muy graves. Órganos como el corazón, el cerebro y los riñones pueden verse muy afectados.
En el corazón pueden darse infartos al miocardio o fallas cardíacas. En el cerebro pueden ocurrir accidentes cerebrovasculares (popularmente llamados “derrames cerebrales”) y en los riñones, falla renal.
La hipertensión también es factor de riesgo para complicaciones de algunas enfermedades infecciosas, como la covid-19.
Las complicaciones de salud pueden ser mayores en las personas que presentan tanto hipertensión como diabetes. La última Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular de la CCSS señaló que tres de cada diez hipertensos también son diabéticos.
El peligro se presenta independiente de cuál padecimiento apareció primero. La hipertensión acelera y empeora los efectos nocivos de la diabetes sobre las arterias, pero la diabetes incrementa la probabilidad de tener hipertensión. Esto se debe a su acción negativa sobre las arterias, que predispone el estrechamiento de las mismas y conduce a la hipertensión.
En búsqueda de soluciones
Hay medidas básicas que pueden tomarse para mantener la presión arterial:
- 150 minutos de ejercicio a la semana, al menos 30 minutos por día cinco veces por semana.
- Consumir más frutas, verduras y leguminosas.
- Evitar las comidas fritas con mucha grasa.
- Evitar el consumo de alimentos procesados (comidas enlatadas, sopas de sobre o consomés, embutidos, comidas procesadas).
- Revise en la etiqueta nutricional la cantidad de sodio que aportan los alimentos empacados: procure consumir alimentos que aporten menos de 140 mg de sodio por porción.
- No fumar.
- Tomarse la presión al menos una vez al año.
- Controlar los niveles de estrés.
- Dormir de 7 a 9 horas diarias.
- Si ya es hipertenso, seguir el tratamiento y asistir a las citas de control.
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