La fiebre amarilla no se ve en Costa Rica desde 1956. La última vez que hubo un caso sospechoso, y se descartó, fue hace más de 7 años, en febrero de 2016. No obstante, es una enfermedad presente en países del continente americano donde los costarricenses viajan frecuentemente, por lo que es bueno conocer sobre la transmisión del virus.
Esta enfermedad infecciosa no se contagia de persona a persona, más bien, se trata de una enfermedad vectorial, como el dengue, el zika, la malaria o el Mal de Chagas. De hecho, es transmitida por el mosquito Aedes aegypti, también transmisor del dengue, el zika y la chikunguña; de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), zancudos del género Haemagogus también pueden infectar a los humanos con fiebre amarilla.
La mañana de este 5 de julio, Mike Ryan, jefe de emergencias de la OMS, se refirió a esta enfermedad como una amenaza en tiempos de cambio climático y que sigue siendo la causa de muerte de muchas personas alrededor del mundo, especialmente en África.
Contra esta enfermedad sí hay vacuna. De hecho, los costarricenses deben vacunarse si van a visitar un país donde la enfermedad está presente, como Bolivia, Brasil, Venezuela, y algunas zonas de Colombia y de Perú. Consiste en una sola dosis que se inyecta en el brazo.
La efectividad de la vacuna no es inmediata. De acuerdo con la OMS, vacunarse proporciona una inmunidad efectiva al cabo de diez días en el 80‑100% de las personas inoculadas, y al cabo de 30 días en más del 99%.
Esta inyección, sin embargo, tiene sus contraindicaciones. No pueden recibirla las embarazadas, niños menores de 12 meses, personas con alergia al huevo y aquellas con problemas inmunitarios.
Síntomas
El período de incubación de la fiebre amarilla es de tres a seis días. Muchas personas no experimentan síntomas. Algunos síntomas comunes son:
- Fiebre
- Dolor muscular
- Dolor de cabeza
- Pérdida del apetito
- Náuseas y vómitos
En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en tres o cuatro días. Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entran en una segunda fase, más tóxica, después de uno o dos días sin síntomas. En estos casos los síntomas son:
- Fiebre elevada
- Afectación de hígado y riñón
- Ictericia (color amarillento en piel y ojos, de hecho, esto le dio el nombre a la enfermedad)
- Color oscuro de la orina
- Dolor abdominal
- Vómitos
- Sangrado por la boca
Según la OMS, la mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de siete a diez días.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico es difícil, sobre todo en las fases tempranas, porque puede confundirse con una influenza u otros virus o infecciones bacterianas con fiebre y dolor de cabeza como síntomas. En los casos más graves puede confundirse con el paludismo (o malaria), la leptospirosis, hepatitis víricas, otras fiebres hemorrágicas e intoxicaciones.
En las primeras etapas de la enfermedad puede hacerse una prueba de reacción en cadena de polimerasa (PCR) para detectarla, en las más avanzadas, se buscan anticuerpos a través de pruebas llamadas Elisa.
No hay un tratamiento específico y se concentra en atender los síntomas de cada paciente. Muchas personas podrán pasarla en casa, con reposo e hidratación, mientras que otras necesitarán de un hospital.