Costa Rica inició conversaciones con cinco casas farmacéuticas antes de seleccionar dos: el desarrollo de Pfizer y BioNTech y el de AstraZeneca con la Universidad de Oxford.
¿Qué características llevaron al país a decantarse por estas dos en específico? La Nación conversó con Pedro González, viceministro de Salud, quien indicó los lineamientos con los que se guió la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE).
Dicha comisión está formada por funcionarios de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social y la Asociación Costarricense de Pediatría (ACPE) con especialidad en temas de vacunas e inmunología y son quienes toman las decisiones de inmunizaciones en el país.
Esta vez, la CNVE se encontraba frente a una particularidad: no existe una vacuna contra el virus y todas están en fase de prueba, por lo que había que adaptar los protocolos usuales.
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Los primeros pasos
Costa Rica contaba con tres vías para adquirir estos inyectables.
1- Negociar directamente con uno o más laboratorios farmacéuticos.
2- Incorporarse a Covax, una iniciativa auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Mundial para la Vacunación (GAVI) que busca dotar de vacunas al 20% de las personas de mayor riesgo de los países que se inscriban. Los dirigentes de Covax están en conversaciones con 18 empresas que tienen vacunas en estudio.
3- Esperar que las vacunas estuvieran listas y comprarlas directamente.
“Esta última opción se descartó desde el principio porque nuestra prioridad era tener la vacuna pronto. Y se definió que mejor, para bajar el riesgo, íbamos a utilizar los primeros dos mecanismos”, señaló el jerarca.
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Requerimientos para seleccionar el producto
Una vez decidida la forma de adquisición, el país debía negociar con varias casas farmacéuticas y ver lo que ofrecían, pero también debían cumplir ciertos requisitos.
1- Estar en la fase III y final de ensayos clínicos en seres humanos.
2- Que sus desarrolladores publicaran sus resultados de las fases I y II en revistas científicas de peso.
3- Que tuvieran buena respuesta inmunitaria en la generación de anticuerpos y células de defensa.
4- Que los desarrolladores buscaran el aval y respaldo de agencias reguladoras como la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
5- Que las fechas previstas de entrega no fueran “muy lejanas”.
6- Que su precio fuera accesible.
Cada vacuna candidata fue sometida a estos requisitos y se le asignaba un puntaje en cada rubro. De esta forma se seleccionaron la de Pfizer y BioNTech y la de AstraZeneca (3 millones de dosis para 1,5 millones de personas) y la Universidad de Oxford (1 millón de dosis para 500.000 personas).
Sin embargo, el país aún no se cierra a otras posibles negociaciones con otras casas farmacéuticas en un futuro.
En cuanto a la iniciativa Covax, aún no ha trascendido cuáles serían las vacunas que estarían incorporadas.
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Las diferencias
Las vacunas persiguen la misma meta: evitar que quien las reciba se infecte con el virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19.
No obstante, las que se aplicarían en Costa Rica tienen caminos muy diferentes para lograr su cometido.
Este es un cuadro comparativo que ejemplifica las diferencias entre una y otra.
Estas no son las únicas vacunas en desarrollo. En este momento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 212 en estudios: 164 en fase preclínica y 48 en ensayos clínicos en seres humanos. En este último grupo, 11 están en su tercera y última fase de pruebas.
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