La Municipalidad de Jiménez, en Cartago, dio un giro a la recolección de residuos sólidos. En Santa Cruz, Guanacaste, un proyecto del gobierno local permite gestionar los desechos de toda la provincia y zonas aledañas, mientras que el cantón de Cartago aprovecha bacterias para el tratamiento de los residuos orgánicos.
Estos son solo tres casos de cómo comunidades y gobiernos locales se alían para bajar la presión sobre los rellenos sanitarios en momentos en que el país entra en apuros por el agotamiento de las instalaciones actuales.
Datos del Ministerio de Salud, por ejemplo, señalan que ya el relleno Los Pinos, en Cartago, llegó a su límite, mientras que el Uruka, en La Carpio, lo alcanzaría en 7 meses.
Aunque también hay rellenos a los que les quedan muchos años de vida útil, el tiempo podría reducirse cuando se recarguen con los desechos de aquellos que van cerrando. Además, en el corto plazo no se vislumbra la entrada en operación de nuevas instalaciones.
Bajo estas circunstancias, son aún más necesarios los esfuerzos de hogares, comunidades, empresas y ayuntamientos por reducir y dar mejor gestión a los desechos sólidos.
“La gente solo lo ve que ‘genero un desecho, pasa un camión y se lo lleva a algún lado y luego se dispone finalmente de él, pero va mucho más allá”, declaró Freddy Bolaños Céspedes, vocero del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) y especialista en Ingeniería Ambiental.
Sin embargo, implica una serie de actividades, como señaló el especialista:
- La generacioń de residuos: la que, como humanos, realizamos en viviendas, industrias, centros de salud y de trabajo, comercios y actividades agrícolas.
- El acopio in situ: la separación de los desechos y los basureros que se tienen en los diferentes espacios que generan residuos.
- La recolección: cuando los camiones repartidores llevan los residuos a diferentes centros especializados.
- El acopio y la transferencia: se da en centros intermedios que revalorizan los residuos y hacen una separación más fina.
- El procesamiento y la transformación, donde se le da nueva vida útil a los residuos valorizables.
- La disposición final, en muchos casos, en un parque de tecnología ambiental.
Jiménez: más allá del compostaje
Desde 2006, esta comunidad quiso dejar de enviar todo a rellenos sanitarios para aprovechar el máximo posible en compostaje, la descomposición de los residuos orgánicos para crear fertilizantes. Cuatro años más tarde, con la ayuda de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica (UCR), buscaron ir más allá y mejorar el proceso con nuevas tecnologías.
Eylin Pérez Martínez, encargada de la gestión ambiental del gobierno local, señaló que hoy, 18 años después de esos primeros pasos, utilizan los desechos orgánicos de 7.084 personas de los distritos de Juan Viñas y La Victoria.
En la actualidad se procesan, aproximadamente, 43,3 toneladas por mes y obtienen 13 toneladas de composta. Este fertilizante es utilizado en las fincas agrícolas del liceo local y ayuda en la labor de los estudiantes, a quienes se les dan 50 sacos. Además, se dona a quienes lo necesitan y también se vende para generar ingresos.
En Jiménez también se realizan campañas de recolección de residuos electrónicos. Entre 2017 y 2020 se recolectaron 2.646 kilos de este tipo de desechos para darles su debido procesamiento y disposición. Cada año, dice la municipalidad, la recolección se aumenta en un 15%.
Para los pobladores, esta es una forma de reducir el desperdicio así como la cantidad de desechos que son enviados a rellenos sanitarios.
Para la región Chorotega
Una iniciativa de la Municipalidad de Santa Cruz se plasmó en el centro de revalorización de los desechos generados por la provincia de Guanacaste y por los distritos puntarenenses de Cóbano, Lepanto y Paquera.
William Aráuz Bran, director de Gestión Ambiental del ayuntamiento santacruceño, comentó que el parque tecnológico ambiental se aprobó en 2015, entró a licitación en 2016 y en construcción y operación en 2017. Este parque incluye un relleno sanitario, un centro de recuperación de residuos revalorizables y un aula de educación ambiental. Además, hay una planta de compostaje en diseño, un sendero, un mariposario y un vivero con especies forestales.
La idea comenzó a gestarse en 2006, cuando el contexto era otro, y el servicio de recolección no cubría ni el 40% del cantón, tampoco había un relleno sanitario en toda la provincia y, menos aún, educación ambiental.
Hoy la situación es otra. En este cantón de 1.312 kilómetros cuadrados y con 70.000 habitantes, ya la recolección tiene un 95% de cobertura y alcanza zonas vecinas. De hecho, el 41% de lo que llega al relleno proviene de Liberia.
En Santa Cruz, el gran reto es la dispersión de los hogares, pues los camiones deben recorrer hasta 120 kilómetros al día para recoger los desechos.
Aráuz reconoció que el relleno nunca podrá dejar de usarse del todo porque siempre habrá residuos con los que no se puede proceder de otra forma, pero la esperanza es que cada día el relleno sea menos necesario.
“Es una tristeza tener que enterrar residuos valorizables”, comentó.
El equipo comenzó atendiendo el problema de la recolección porque era el más necesario en ese momento. Ahora, dijo, ya es momento de educar en la separación de residuos, revalorización, reutilización, reciclaje, para que desde cada hogar sea menos lo que salga como “basura”, y que lo que salga, esté separado.
Con ese propósito, el gobierno local tocó la puerta del Ministerio de Educación Pública para impartir formación ambiental; ahora el aprendizaje se da en 70 centros educativos, con el fin de que niños y jóvenes lo lleven a sus familias. Incluso, se pensó en que las bolsas de basura sean transparentes, para ver lo que descarta cada una.
El centro de reciclaje, además, genera ingresos y fuentes de trabajo para la comunidad más cercana al relleno.
Aráuz aclaró que este tipo de planes ambientales solo pueden ser posibles con el trabajo de un equipo, pues las oficinas de gestión ambiental unipersonales no podrían ejecutar todas las tareas que un plan de estos conlleva. Santa Cruz cuenta con una dirección de gestión ambiental con tres departamentos.
Cartago: bacterias para el procesamiento de desechos
De acuerdo con Freddy Bolaños, no toda tecnología de gestión de residuos exitosa en otros países funcionaría en las condiciones de temperatura y humedad de Costa Rica, pero hay algunas que sí.
Por ejemplo, la pirólisis o incineración no sería apta para el terreno nacional, pero en cambio, el uso de bacterias anaerobias sí podría prestarse.
Los microorganismos anaeróbicos no utilizan oxígeno, explicó, y todas las moléculas de desechos orgánicos son descompuestos por estas bacterias. Además, tienen la particularidad de que el 90% de esa materia se convierte en gas, lo que tiene una gran ventaja:
“Yo no limpio nada sin ensuciar algo. Es una máxima de la ingeniería sanitaria, pero al convertir gran porcentaje en gas, hay una posibilidad importante de tener menor impacto. Si manejo ese gas bien, me sirve para generar energía”, manifestó.
La iniciativa de la provincia de Cartago va justamente en ese sentido. La Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL) informó de que está realizando los estudios finales para la implementación de una planta separadora de residuos a gran escala para la provincia de Cartago y con posibilidades para otros cantones de San José.
Además de la planta, la iniciativa incluye un biodigestor anaerobio y una planta para transformar residuos con potencial calórico en material combustible para coprocesamiento (RDF).
El sistema valorizaría el 48% de residuos, con posibilidad de aumentar a un 88%, si se suman los residuos orgánicos para un proyecto mejorador de suelos a partir del digestato tratado.
Esta planta tendría capacidad de procesar entre 600 y 750 toneladas de residuos sólidos diarios.
Bolaños indicó que uno de los problemas es que esos microorganismos producen un olor muy fuerte y desagradable. En ese sentido, es necesario pensar en el control de olores.
Este 5 de abril, el Ministerio de Salud indicó que se trabaja en un reglamento que establezca mecanismos de control de olores en la gestión de residuos sólidos.
Los impulsores de estas ideas aseguran que estos avances no solventarán por completo los problemas de todo el país, pero sí serán posibilidades para que la presión ejercida en los rellenos actuales no aumente.