“Estamos en un aumento franco de la pandemia en Costa Rica, ocasionado, entre otras cosas, por una conducta ciudadana inadecuada durante el mes de diciembre”.
Así, Ronald Evans, médico y epidemiólogo que coordina la Unidad de Investigación de la Universidad Hispanoamericana, resumió las conclusiones de su último informe sobre la tasa de contagio de la covid-19 en nuestro país.
“Muchos lo advertimos, pero resultó sumamente difícil la contención y prevención en un mes caracterizado por el ambiente festivo navideño, el acercamiento familiar, amistoso y la ruptura de algunas normas que habían sido acatadas en semanas anteriores”, señaló el investigador.
La tasa de contagio, también llamada tasa R, representa la velocidad con la que este virus se esparce en el país e indica, en promedio, cuántas personas contagiaría cada portador del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19.
Para esta semana el índice se ubica en 1,12. Un aumento de un 5% desde la semana anterior. Este indicador pasó de 0,92 hace dos semanas, a 1,06 la anterior y a 1,12 en esta.
Si la tasa de contagio es igual a 1, cada persona infectará, en promedio, a otra más, y esto mantendrá la transmisión constante. Si está en 2, en promedio, cada persona infectará a dos más y la velocidad de transmisión se duplicará.
Lo ideal es que R sea inferior a 1, lo cual es señal de que el ritmo de casos nuevos va hacia la baja. Si el índice es superior a 1 la evolución de la enfermedad tendrá mayor velocidad.
Con una tasa en 1 la infección se mantendría constante.
Una tasa de 1,12 significa que cada portador del virus contagiaría a 1,12, o, en otras palabras, una generación de 100 personas con el patógeno se lo transmitiría a 112. Hace dos semanas esas 100 personas habrían dado origen a una generación de 92 contagios.
Este índice es muy volátil y puede cambiar en poco tiempo, porque depende, entre otras cosas, del comportamiento humano.
La tasa R no tiene que ver con la cantidad de casos, sino con la velocidad de transmisión o la velocidad con la que se propaga el virus.
Tampoco mide cuán agresivo es, sino cómo es su movimiento y evolución en determinado lugar.
Según el informe, este mayor aumento y la forma en la que se ha comportado en las últimas tres semanas llama a endurecer las medidas.
“Ahora solo nos queda insistir en la vuelta a la aplicación de las medidas de mitigación, que aunque repetitivas, cansonas, molestas y nocivas para la economía del país, es lo único de que disponemos en la actualidad para paliar el aumento de la pandemia”, cita el informe.
“La vacunación, por cualquiera de los productos disponibles, tardará más tiempo en surtir efecto, del que todo desearíamos”, añade el documento.
Provincia por provincia
Todas las provincias registraron una tasa R superior a 1, sobre lo que llamó la atención el investigador, pues esto no sucedía desde hace más de tres meses.
“En la semana a del 3 al 10 de octubre todos los R de las provincias estaban por encima de 1 pero con valores más bajos que los de ahora″, subrayó Evans a La Nación.
La provincia con mayor índice es Puntarenas, con 1,18. Esta también la que tiene mayor crecimiento de este índice, pues hace una semana estaba en 0,9.
Le sigue la provincia de Cartago, con 1,15, Alajuela y Heredia con 1,14 cada una, y San José, con 1,09.
Por su parte, Guanacaste y Limón registran el R más bajo, con 1,06.
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A lo interno de cantones
Evans, junto con los investigadores Roger Bonilla y Roberto Salvatierra, llaman la atención sobre 18 cantones en los que la cantidad de casos según su población, hace que haya más personas que pueden contagiar. Allí hay más de 250 casos por millón de habitantes.
Hace una semana había 10 cantones en esta lista, hoy hay 18.
En San José: Coronado y Curridabat.
En Alajuela: Zarcero, Orotina, Naranjo, Grecia y Guatuso.
En Cartago: Oreamuno, El Guarco y Cartago.
En Puntarenas: Quepos, Corredores, Osa y Golfito.
En Limón: Matina, Pococí, Limón y Guácimo.
Ni Heredia ni Guanacaste presentan cantones en este grupo de alto riesgo, según el informe.
Por otra parte, hay cantones donde la condición más bien parece estar más bajo control, lo cual no quiere decir que las medidas deban reducirse, pues, según los analistas, un descuido puede cambiar la situación.
En San José: Turrubares, León Cortés, Dota y Puriscal.
En Alajuela: San Ramón y Upala.
En Cartago: Alvarado.
En Heredia: San Pablo.
En Guanacaste: Abangares, Nandayure, Carrillo, Bagaces, Cañas, Tilarán y Hojancha.
Este riesgo bajo no se ven en cantones de Puntarenas ni en Limón.
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