La viruela del mono captó la atención de Europa y Norteamérica desde inicios de mayo. Se trata de un padecimiento infeccioso y altamente contagioso que mantiene en vilo a las autoridades sanitarias del mundo. Conozca cómo se transmite:
Entre humanos, el contagio se puede producir por contacto con fluidos corporales, lesiones cutáneas, objetos contaminados o mucosas de animales infectados. Según la OMS, el comer carne mal cocida y otros productos de animales infectados también es un factor de riesgo.
La cadena de transmisión más larga documentada fue de seis infecciones sucesivas de persona a persona, es decir que una persona logró contagiar a seis indirectamente.
La Agencia de Seguridad de Salud del Reino Unido (Ukhsa) indicó que casos recientes “fueron predominantes en hombres homosexuales, bisexuales u hombres que tienen sexo con otros hombres”, por lo que la autoridad sanitaria aconsejó a las personas de esta comunidad que estén “especialmente alertas a cualquier tipo de erupción o lesión inusual en cualquier parte del cuerpo”.
Por su parte, los los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) aseguraron que la enfermedad se transmite sin importar la orientación sexual. “Se puede transmitir la viruela del mono a través del contacto con fluidos corporales, llagas de viruela del mono u objetos compartidos (como ropa y ropa de cama) que hayan sido contaminados con fluidos o llagas de una persona con viruela del mono”, explicó la agencia estadounidense en un comunicado.
Quienes viven en áreas boscosas o cerca de ellas pueden estar más expuestos a un contagio de viruela de mono, pues pueden entrar en contacto con un animal que esté enfermo. Anteriormente se comprobó que no solo los monos transmiten esta enfermedad, sino también los roedores.
¿Cómo evitar un contagio?
De acuerdo con la OMS, crear conciencia sobre los factores de riesgo y educar a la sociedad sobre las medidas para reducir la transmisión del virus es vital.
La mayoría de infecciones suceden de animal a humano, por lo que debe evitarse el contacto irresponsable con animales salvajes, específicamente con enfermos o muertos. Además, todos los alimentos que provienen de la carne o partes de animales deben cocinarse completamente antes de ser consumidos.
En los brotes entre humanos, quienes están más expuestos son los trabajadores de salud, por lo que es indispensable que al atender pacientes con sospecha o confirmación del virus se utilicen los protocolos necesarios. “Si es posible, se debe seleccionar a personas previamente vacunadas contra la viruela para que atiendan al paciente”, destacó la entidad.
¿Qué es la viruela del mono?
La viruela del mono es una enfermedad zoonótica viral, causada por el virus del mismo nombre. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes de los nuevos brotes, era común en África central y occidental.
Se le llama viruela del mono porque la enfermedad fue descubierta en simios en 1958, entre monos cautivos para investigaciones de los CDC.
Más de una década después, en 1970, se registró el primer caso en humanos, en la República Democrática del Congo (Zaire). Se trató de un niño de 9 años que vivía en una región que no registraba casos de viruela desde 1968. Ese mismo año, 11 países africanos notificaron personas contagiadas.
Se cree que las vacunaciones masivas contra la viruela frenó la propagación de esta enfermedad, de acuerdo con investigadores de Oxford Academic, en un artículo del 2005. Sin embargo, la falta de inmunización en las siguientes generaciones ocasionó un resurgimiento de casos. Según la CDC se reportaron más de 450 casos en Nigeria desde el 2017.
¿Cuáles son sus síntomas?
El periodo de incubación —intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas— puede extenderse de seis a 13 días, en ocasiones de cinco a 21 días. Según explicó la OMS, el periodo de infección se puede dividir en dos periodos:
El primer periodo es el de invasión, que abarca del día cero al día cinco, la persona contagiada puede presentar fiebre, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de espalda, dolor muscular, fatiga y falta de energía.
El segundo periodo es el de erupción, que comienza entre el primer y el tercer día posterior a la fiebre. Estos brotes en la piel suelen concentrarse más en la cara y en las extremidades que en el tronco.
Los síntomas pueden durar de dos a cuatro semanas y los casos graves ocurren con mayor frecuencia entre los niños. Su tasa de letalidad es de cero a 11% en la población general.
¿Existen tratamientos?
Actualmente no existe un tratamiento específico para la viruela de mono, pero varios estudios de observación demostraron que la vacuna contra la viruela vaccinia tiene una eficacia de alrededor del 85% en la prevención de la viruela del mono.
Entretanto, la inmunización previa contra la viruela infantil puede ayudar a que un eventual contagio sea leve.
Por el momento la OMS aseguró que apoya la vigilancia, preparación y respuesta de la viruela de mono en los países afectados.
Los CDC aseguraron trabajar con sus homólogos en otros países para recopilar información que pueda responder a las incógnitas de los nuevos brotes, pues al registrar los primeros contagios, apenas se está en la primera etapa para comprender el alcance y la razón de la propagación.
“Estamos en modo de respuesta en el que tratamos de identificar casos, identificar contactos potenciales, asegurarnos de brindar las recomendaciones correctas para todas esas personas, incluido el personal de atención médica que atiende al paciente”, explicó el doctor de los CDC, Agam Rao, a The Washington Post.
Sin embargo, según los expertos, la prioridad es obtener información sobre los vínculos entre infecciones remotas, es decir, identificar si el virus se propaga desde África occidental y central a otros países de forma independiente, o si los casos se propagan por redes de personas.
Asimismo, obtener la secuencia genética del virus es primordial, pues ayudaría a los científicos a comprobar si se trata de una nueva cepa. A diferencia de la covid-19, los investigadores no observaron muchos cambios en la viruela del simio a lo lardo de los años, según los investigadores, “es importante que siga siendo así”.
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