Diversos estudios han hablado de la importancia de la naturaleza para sentirse mejor.
Esta vez, investigadores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, se dieron a la tarea de ver si el contacto con espacios verdes (con gran cantidad de árboles y plantas) y azules (donde hay fuentes de agua) ayudaba a los adultos mayores a mejorar su calidad de vida.
La respuesta, publicada en la revista Health and Place , fue un sí definitivo. Estos espacios naturales constituyen una terapia que alimenta la salud mental y emocional de las personas de la tercera edad.
Los investigadores vieron que estos lugares provocaban sensaciones de renovación y conexión espiritual, además de que constituyeron un espacio para reunirse y compartir con sus familias o con otras personas de su edad.
“Nos introdujimos en la vida cotidiana de personas entre los 65 y los 86 años. Descubrimos cómo una experiencia como escuchar el sonido de un río o ver una abeja entre las flores pueden tener un impacto tan tremendo en la salud integral”, dijo en un comunicado de prensa Jessica Finlay, autora del informe.
“El tener ese contacto diario con espacios verdes y azules les anima a salir de casa. Además, esto los motiva a mantenerse activos física, espiritual y socialmente, lo que puede bajar el riesgo de enfermedades crónicas, discapacidades y abandono”, añadió.
Para llegar a estas conclusiones, Finlay y su equipo compartieron con diferentes grupos de adultos mayores sus visitas a lugares al aire libre. En total, estuvieron con más de 300 personas.
Se pudo notar que este tipo de espacios al aire libre benefician más de lo que lo hacen las actividades bajo techo.
“Las generaciones más jóvenes usan la naturaleza para escapar de las presiones laborales, pero nuestros participantes las usaron más para mantenerse activos física, espiritual y socialmente en la vida”, concluyó Finlay.