Costa Rica confirmó la presencia de otros cinco casos de variantes del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, a las que se les debe prestar atención.
Dos casos son de variantes que fueron detectadas por primera vez en Sudáfrica y otro que corresponde a la variante emergida en Reino Unido.
Estos se suman a otros dos (una de cada variante) que se habían reportado el 23 de febrero pasado.
De las cinco variantes anunciadas la tarde de este jueves, tres constituyen variantes llamadas “de preocupación” (VOC, por sus siglas en inglés) y que la ciencia sigue de cerca porque podrían ser más transmisibles, más letales o eventualmente restar la eficacia a las vacunas.
Otros dos casos son considerados “variantes de interés” (VOI, por sus siglas en inglés). Son aquellas en las que ya hay cambios en el fenotipo, es decir, en los rasgos observables del virus, o en las que hay mutaciones que se sabe o se sospecha que implican un cambio en el fenotipo.
Es posible que una VOI pase a ser una VOC si en algún momento se determina que podría influir en hacer el virus más transmisible, más agresivo o más letal; así como restarle eficacia a vacunas, causar menor efectividad en las pruebas diagnósticas o algún cambio en los síntomas de la enfermedad.
Dichas variantes se descubren porque científicos de diversas instituciones, liderados por el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) realizan el análisis gen por gen de diferentes muestras positivas con el virus, en busca de cambios.
A esto se le conoce como análisis genómico. La búsqueda constante de estos cambios en el tiempo para detectar si hay variantes que preocupen se llama vigilancia genómica.
De momento, los científicos no tienen datos de la evolución clínica de estas cinco personas.
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En Sudáfrica y Reino Unido
Luego de analizar gen por gen las muestras de virus, los investigadores encontraron que dos personas portaban una variante de especial preocupación para la ciencia.
Se trata de la 501Y.V2, del linaje B.1.351, que se reportó por primera vez en Sudáfrica. También se halló un caso de la variante VOC202012/01, del linaje B.1.1.7, que se registró primero en Reino Unido.
Uno de los casos de la variante surgida en Sudáfrica corresponde al mismo grupo de turistas franceses que visitaron Costa Rica en enero pasado (uno de sus compañeros de viaje ya había reportado la variante en febrero).
El otro es un paciente extranjero cuya nacionalidad no se detalla en la información que acompaña a la muestra analizada.
¿Por qué preocupa esta variante? En ella hay una mutación clave, denominada E484K. Este cambio genético es de interés, porque podría alterar la forma de una parte del virus que es crucial para el reconocimiento inmunitario. Esto dificulta que los anticuerpos se adhieran al virus, con esto, la acción de algunas vacunas sería menor.
En otras palabras, esta mutación haría que el virus “se escape”. Al cambiar su forma en una parte clave es como si usara un disfraz, entonces la memoria de nuestras defensas creada con la vacunación no la reconocería de la misma forma.
Hasta el momento, vacunas como la de Pfizer y Moderna han probado ser eficaces con esta variante, pero la de AstraZeneca podría tener una acción disminuida.
Sin embargo, esto no quiere decir que las vacunas no funcionen del todo, simplemente su eficacia no sería tan buena como hasta hoy.
Por su parte, la VOC del linaje B.1.1.7 (visto por primera vez en Reino Unido) se registró en una mujer francesa con antecedente de viaje a Argentina.
Esta es la segunda persona en mostrar esta variante. La primera fue una costarricense de 35 años de edad, que inició síntomas el 27 de enero de 2021 y ya se encuentra recuperada, sin haber requerido hospitalización.
Esta variante preocupa porque se ha demostrado que es de mayor transmisibilidad y su letalidad es potencialmente mayor.
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Las de interés
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El cuarto caso estudiado por el Inciensa corresponde a la VOI B.1.427_452R_CAL.20C, descrita por primera vez en California. Se vio en un hombre de 55 años residente en San José.
Mientras, el quinto caso es un hombre de 40 años que vive en la provincia de San José y a quien se le detectó la variante B.1.525_484K.V3_20A/S, originalmente descrita en Reino Unido y Nigeria en diciembre 2020.
En ninguno de estos casos se detalló si las personas contagiadas habían salido del país o tenido contacto con quienes lo hubieran hecho.
A la fecha, el sistema de vigilancia genómica ha producido más de 330 genomas de SARS-CoV-2.
Tales análisis también permitieron dar con la llamada “variante tica”, que no reporta ningún tipo de cambio en la manifestación de la enfermedad, pero sí se comenzó volvió común en los análisis.
¿Qué es una variante y por qué algunas preocupan?
Para entender qué es una variante (y qué no) primero debemos entender la naturaleza de los virus y los mecanismos que estos utilizan para mantenerse vigentes y así transmitirse de una persona a otra.
Un virus, a diferencia de lo que sucede con otros microbios, no puede reproducirse. En su lugar se replica, o crea copias de sí mismo. Y para ello necesita estar dentro de una célula viva.
El virus SARS-CoV-2 entra a la célula y pone a una parte de esta, llamada citoplasma, a trabajar para él. El citoplasma es el encargado de crear proteínas; en este caso, el virus lo pone a crear las proteínas necesarias para replicarse.
No obstante, cada vez que se replica, el virus comete “errores”, es decir, las copias no salen idénticas, sino que hay cambios. A estos cambios se le llaman mutaciones.
Conforme se van dando mutaciones, estas se van agrupando en diferentes clasificaciones.
La mutación es un cambio en la genética del virus. Eso lo hace el virus todo el tiempo, cada vez que se replica. Es parte de sus estrategias adaptativas para subsistir y seguirse transmitiendo.
En tanto, la variante es un conjunto de mutaciones que se acumulan al grado de constituir una “familia aparte”. Es decir, es una clasificación de virus que comparten varias mutaciones.
Diferentes variantes pueden tener las mismas mutaciones. Por ejemplo, la variante surgida en Reino Unido y la de Sudáfrica son diferentes, pero comparten mutaciones.
La gran mayoría de las variantes no tienen ninguna implicación ni diferencias ni para su transmisión, ni para su agresividad ni para su letalidad.
Entre más se transmita y se disemine un virus, y mayor sea su presencia en una comunidad, mayor será la oportunidad de generar nuevas.
Sin embargo, de vez en cuando surgen algunas que sí pueden presentar cambios clave. Por sus características, podrían permanecer más tiempo entre nosotros.
Por ejemplo, una variante puede volverse más infecciosa porque se le hace más fácil “engancharse” a las células de las personas.
Otra, tal vez, podría hacerlo porque hace que el virus se replique más rápido y, con eso, la carga viral (número de copias del virus) en una persona sería mayor y, en una sola gota de saliva, viajaría más cantidad de virus y sería más fácil de infectar.
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No importa la variante, los cuidados son los mismos
La viróloga Eugenia Corrales Aguilar, lo mismo que el director del Laboratorio de Análisis Genómico del Inciensa, Francisco Duarte, son enfáticos: más allá de las variantes, de si son más contagiosas o no, debemos hacer lo que está a nuestro alcance para evitar contagiarnos.
Las formas de prevención no han cambiado: lavado de manos, distancia física, mascarilla en sitios cerrados y evitar espacios pequeños, aglomerados y con poca ventilación.
“El autocuidado es la forma más efectiva de evitar el aumento en el número de contagios y evitar mutaciones”, recalcó Duarte.
“La vacunación puede causar presión sobre el virus pero no es la única herramienta. Si le damos espacio al virus de transmitirse, este va a mutar.
“Estamos agotados, hartos, pero debemos seguir cuidándonos un poco más, ya hay luz al final del túnel, pero no hemos llegado a ese final”, concluyó Corrales.