Costa Rica estudia la posibilidad de suministrar una dosis más baja de fármacos contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a personas que tienen un riesgo más alto de padecer esta infección de transmisión sexual (ITS).
De acuerdo con ONUSIDA, estas poblaciones incluyen a personas cuya pareja sí porta el virus así como a trabajadores del sexo, mujeres embarazadas seropositivas, poblaciones carcelarias e individuos que iniciaron su vida sexual a muy temprana edad.
Este método se conoce como profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés). Su uso comenzó en Estados Unidos en el 2012 y, en este momento, se emplea en más de 70 países de todo el mundo. Estudios científicos indican que este tratamiento, tomado a diario, baja en cerca de un 99% las posibilidades de esta infección de transmisión sexual.
De acuerdo con la viceministra de Salud, Alejandra Acuña, existe una coordinación para comenzar un programa piloto con el fin de ver si es posible implementarlo en el país. El plan involucra a varias instituciones: Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la organización Hivos, y los colegios profesionales de Médicos y Farmacéuticos. Se trabaja de la mano con Casa Presidencial.
“Ya está definida la hoja de ruta de este pilotaje que se implementará en el primer semestre del 2021 con financiamiento del Fondo Mundial (de lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis)", manifestó.
Según Acuña, la OPS brindará asistencia técnica, en la que se incluye la metodología para realizar dicho estudio de factibilidad y el plan piloto.
Este proceso permitirá ver el costo-efectividad del tratamiento, así como la adherencia de las personas, es decir, la capacidad de ellas para mantenerse en él y no abandonarlo.
“Ya la adherencia cuesta con, por ejemplo, la pastilla anticonceptiva o con un tratamiento con antibióticos, no sabemos cómo será con esto”, expresó Acuña.
Los resultados del pilotaje definirían cómo se implementaría el PrEP tanto a nivel público (CCSS) como privado.
Esta sería una de las medidas con la que Costa Rica buscaría atender una enfermedad que en 2017 (año más reciente para el cual hay datos disponibles) infectó a 1.100 personas –en su mayoría entre los 20 y los 34 años–, según el Ministerio de Salud.
El VIH en Costa Rica
Estos son los números más recientes de cómo se encuentra esta infección de transmisión sexual en nuestro país.
FUENTE: MINISTERIO DE SALUD Y ONUSIDA w. s. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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Una pastilla, una vez al día
¿En qué consiste la PrEP? La forma más común es la pastilla Truvada, del laboratorio Gilead Sciences Inc. Este fármaco combina dos antirretrovirales utilizados en pacientes con VIH: Emtriva (cuyo componente activo es la emtricitabina) y Viread (cuyo nombre genérico es tenofovir disoproxil fumarato).
En octubre pasado, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), por sus siglas en inglés, aprobó un segundo fármaco con esta indicación. Se trata de Descovy, de la misma casa farmacéutica que patentó la Truvada. Está compuesto por otros dos compuestos utilizados desde hace años contra el VIH y la Hepatitis B: emtricitabina y tenofovir alafenamida. Este producto había sido aprobado en el 2016 para la infección con VIH.
Eso sí, para que se mantenga la protección, las personas en alto riesgo de infección deben tomar el tratamiento a diario.
La Truvada en este momento está disponible en farmacias privadas por un precio aproximado de ¢86.000 por frasco. Este frasco contiene las pastillas para un mes, pero el usuario debe ser constante en su tratamiento y tomarlo solo todos los días.
La Nación conversó con un usuario de este método.
“La primera vez que la usé fue porque era parte de una pareja serodiscordante (su pareja tenía VIH, él no). Ahora (ya años después) mi pareja y yo lo usamos de forma preventiva. Por más que confiés en la otra persona, también está en vos cuidarte”, aseguró.
“Esto también hay que normarlo. A nivel privado nos hemos enterado de gente que compra esto para fiestas en donde puede tener encuentros sexuales casuales y no sabemos el uso que le dan, como cualquier medicamento, este debe ir recetado y acompañado por un médico”, manifestó Acuña.
El farmacéutico Roger Cartín, quien sí tiene la Truvada en sus farmacias y trabaja de la mano con médicos infectólogos, señaló que hace falta más información a nivel nacional.
“No es solo despachar un medicamento y ya. Es acompañar, el profesional hace la diferencia. Sí, muchas personas llegan a la farmacia referidos por el médico, pero también llegan con dudas. Está en uno el acompañarlos, el hablarles del fármaco en sí. Por eso se necesita mayor información para la población y también buscar esa accesibilidad, no todos pueden pagar esto, debe darse esa coordinación entre mercado privado y público”, indicó.
Y agregó: “a veces por más estable que sea una relación de pareja, hay para quienes el sexo (con otra persona) está en cuestión de dos clics, por eso hay quienes buscan tomarlo de forma regulada”.
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Implementación en seguridad social
Gloria Elena Terwes, coordinadora de Prevención y Control de VIH/Sida e Infecciones de Transmisión Sexual de la CCSS, indicó que no cualquier persona calificaría para un eventual programa de PrEP en la institución.
“Se comenzaría con parejas serodiscordantes, pero se necesitaría saber también que hay una garantía de una relación estable entre ellos. No es al libre albedrío, se requiere de toda una estrategia y de acompañamiento, PrEP es parte de un programa, pero no lo único que usaría una persona”, destacó la especialista.
“No es un tratamiento inocuo, tiene sus efectos secundarios también, por eso se debe normar bien. Esto debe estar bien regulado, tanto para el esquema público como para el privado”, agregó.
Terwes señaló que no se trata de “pedir pastillas y ya”, que se necesita un estudio de factilidad para el uso en el sistema público, un tema en el que ya se trabaja.
Por esta razón, la CCSS no tiene de momento un número estimado de cuántas personas tendrían acceso a este programa en un futuro, primero debe analizarse el número de parejas serodiscordantes y de otras poblaciones que podrían verse beneficiadas, como los trabajadores del sexo o personas con múltiples parejas sexuales.
Otra de los aspectos que deben “vigilarse con lupa”, según Terwes, es la adherencia al medicamento, es decir, el que las personas que se enrolen en este programa no lo dejen.
“Hay otro aspecto que nos preocupa: el que inicien el tratamiento no quiere decir que haya continuidad. Por esta razón debemos estar más vigilantes. Si se deja de tomar el tratamiento se pierde la eficacia y esto no podemos permitirlo”, enfatizó Terwes.
A nivel mundial son pocos los estudios que se han hecho sobre este tema. Un estudio presentado en 2018 en el Congreso de Investigación para la Prevención del VIH (HIVR4P, por sus siglas en inglés) señaló que el 61% de las personas logró adherencia al tratamiento durante el primer mes completo, y bajó al 56% al concluir el tercer mes.
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Precaución: no evita otras ITS
Tomar solo la pastilla no es garantía de librarse de las otras ITS. Tomar este tratamiento previene específicamente contra VIH, pero no así contra gonorrea, sífilis hepatitis o virus del papiloma humano (VPH). Tampoco previene embarazos.
Lo recomendable, según los entrevistados, es que estas personas mantengan otras prácticas de sexo seguro como la fidelidad, utilizar el condón en toda relación coital y hacerse la prueba del VIH una vez al año o una vez cada dos años, recalcan los expertos.
“Esto es parte de un engranaje, de todo un programa de salud sexual y reproductiva. De nada nos vale solo el medicamento si las pesonas no utilizan el condón o no tienen otras prácticas para cuidar su salud sexual y reproductiva”, asevero Terwes.
¿Para cuándo se tendría un eventual programa de PrEP? Eso depende mucho de lo que arroje el pilotaje. Según Acuña se implementará en el primer semestre del 2021, pero se tendría que esperar un tiempo para ver los resultados.
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