El mecanismo Covax, que busca dotar de vacunas contra la covid-19 a la población con mayor riesgo en el mundo, enfrenta retrasos en la entrega de más de 105 millones de dosis a los diferentes países.
De acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), uno de los organismos que velan por la equidad en la vacunación, el mes podría finalizar con un atraso de 150 millones y a finales de junio se podrían acumular 190 millones.
Para Bruce Ayward, asesor de la Dirección General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la situación pone en riesgo la meta de dotar de vacunas al 20% de la población con más riesgo en el planeta, antes de que acabe el año.
Esto impacta a los 190 países que forman parte de la iniciativa, entre ellos Costa Rica, que suscribió un compromiso para adquirir dos millones de dosis para proteger a un millón de personas.
De momento se han recibido dos envíos con un total de 132.000 (el 6,6%), todos productos de la compañía AstraZeneca. El segundo embarque, que llegó a suelo tico el jueves pasado, registró un atraso de más de dos semanas, pues se esperaba para finales de abril.
Sin embargo, la mayor preocupación es por países que solo dependen de Covax, en muchos de los cuales, las dosis han sido insuficientes incluso para proteger a la gran mayoría de la población médica y de los adultos mayores.
“La dosis número 65 millones se administrará en los próximos días. Deberían haberse administrado ya 170 millones”, recalca un comunicado oficial de Unicef enviado la mañana de este lunes.
“Hemos hecho múltiples advertencias sobre lo que podría ocurrir si bajamos la guardia y no ofrecemos a los países de ingresos bajos y medios un acceso equitativo a las vacunas. (...) Esto tendrá un impacto incalculable en los niños y las familias. Cuanto más tiempo se siga propagando el virus sin control, mayor será el riesgo de que surjan variantes más mortales o contagiosas”, cita el comunicado.
Junto con Unicef, la OMS y la Alianza Global para la Vacunación e Inmunización (Gavi, por sus siglas en inglés), se les pidió a los laboratorios farmacéuticos acelerar la producción para Covax. También se les solicitó a los países desarrollados la donación de vacunas. Algunos países, como Estados Unidos, tienen una cantidad de vacunas mayor al número de habitantes.
Ante esa realidad, el Gobierno estadounidense anunció que para finales de junio donará 60 millones de dosis del producto desarrollado por la farmacéutica AstraZeneca con la Universidad de Oxford. A esto se le sumarán 20 millones de las producidas por Pfizer, Johnson & Johnson y Moderna.
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¿Por qué se dan los atrasos?
Hay dos razones principales razones.
La primera es que Covax depende de que las farmacéuticas aprobadas (Pfizer, AstraZeneca, Moderna y Johnson & Johnson) entreguen las vacunas que se comprometieron a dar.
La segunda es que el mecanismo también sufre porque varios países desarrollados adquirieron muchas vacunas más de las necesarias y esto dejó a Covax y a los países más pobres sin existencias disponibles.
“Hay una enorme brecha”, lamentó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
El jerarca agradeció que AstraZeneca sí ha aumentado la cantidad de productos entregados. No obstante, eso no sucede con otros laboratorios.
Pfizer se comprometió a brindar 40 millones de dosis este año, pero serán en el segundo semestre.
“Las necesitamos ahora. Les pedimos que aceleren las entregas lo máximo posible”, subrayó Adhanom.
Por su parte, Johnson & Johnson anunció que no sabe cuándo podrá despachar las vacunas prometidas.
Y Moderna, que prometió 500 millones de dosis, las proporcionará en su mayoría en 2022.
“Las necesitamos en 2021, que es el momento agudo de la pandemia”, puntualizó el jerarca.
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Las disparidades
Para los especialistas, el mayor problema se da en los países más pobres y menos desarrollados, donde apenas comienza la vacunación de las personas con más riesgo de infección y quienes están en más riesgo de enfermar y morir.
“Hay personas que no habrían comenzado a vacunar del todo de no ser por Covax, pero aún no es suficiente”, señaló Ayward.
Mientras tanto, otras naciones, que tenían dinero para hacer tratos comerciales por varios millones de dosis, ahora vacunan poblaciones que están fuera de riesgo.
“En algunos países se vacuna a adolescentes y personas sin riesgo, mientras en otros no se tienen cubiertos a muchos trabajadores sanitarios. La brecha se ha hecho enorme y puede crecer aún más”, se lamentó el especialista.
Kate O’Brien, jefa de la División de Vacunas e Inmunizaciones de la OMS, es de la misma opinión: “La vacunación en adolescentes y niños sí abre una vía para proteger a los menores con enfermedades. Pero esta población tiene un riesgo muy bajo, y está más abajo en la lista de prioridades que otras poblaciones con un riesgo muy alto”.
“El mensaje principal es que ahora es el momento de compartir las dosis. No es poner freno a las campañas de los países desarrollados, es que estos puedan compartir algunas de sus dosis para así proteger a las personas de más riesgo en otras naciones”, concluyó la profesional.
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