La tarde del viernes 6 de marzo de 2020 se convocó a una conferencia de prensa. Quien fuera el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, acompañado del entonces presidente Carlos Alvarado Quesada, anunciaron que la covid-19 había llegado al país: una pareja de turistas estadounidenses eran los primeros casos confirmados.
Cuatro años después, se estima que la enfermedad ha afectado a casi toda la población y se contabilizan 9.610 fallecidos producto de las complicaciones del virus (con corte a la octava semana de 2024, que finalizó el 24 de febrero).
¿Qué se ha aprendido del virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que causa? La Organización Panamericana de la Salud (OPS), enumeró el conocimiento adquirido y las lecciones aprendidas.
“La pandemia ha dejado un impacto profundo a niveles globales, regionales y nacionales; todavía estamos en proceso de entender las dimensiones”, reconoció el documento.
Virus hábil
Una de las lecciones más claras es que el virus se adapta velozmente a las poblaciones y puede cambiar rápido, por lo que sigue siendo necesario monitorear su evolución y explorar las consecuencias.
La OPS también destaca que aunque las vacunas siguen siendo efectivas, se debe estar alerta ante cualquier cambio en el patógeno y “seguir aprendiendo de él todos los días para proteger la salud pública”.
El reporte señala que, aunque el microorganismo ha seguido evolucionando, no se han visto variantes con cambios significativos en la agresividad de síntomas o letalidad. Incluso, la subvariante de ómicron JN.1 (la única que ha aparecido en los análisis genómicos realizados en Costa Rica en las últimas semanas) fue declarada como “de interés”, por su rápida diseminación, pero no por una mayor gravedad en la enfermedad que produce.
Más allá de una simple gripe
La OPS recordó que los virus de transmisión respiratoria tienen la capacidad de causar daños serios, especialmente en poblaciones vulnerables, como los adultos mayores y las personas con problemas inmunitarios. Covid-19 no es la excepción, pero va más allá.
“No podemos subestimar la gravedad de esta enfermedad y asumir que es solo un resfrío. Todavía necesitamos protegernos y permanecer vigilantes; es crucial. Un brote significativo podría saturar nuevamente los sistemas de salud”, anunció.
Sin embargo, la organización recalca que en este momento se conoce más de la enfermedad, se sabe cómo tratarla y se cuenta con vacunas para prevenir las complicaciones. Todo esto hace que el escenario sea de menos incertidumbre y las situaciones pueden ser más llevaderas.
Investigaciones en suelo nacional
Desde el 2020, instituciones como la Universidad de Costa Rica (UCR), la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la Asociación Costarricense de Investigaciones Biomédicas (ACIB) investigan la dinámica de la enfermedad en el país.
Han determinado, por ejemplo, que las infecciones en 2020 y 2021 habrían cuadruplicado los números oficiales. Las pesquisas, cuyos resultados fueron publicados en octubre en la revista The Lancet Regional Health, estimaron que el 47% de la población tuvo covid-19 antes de la llegada de la variante ómicron. Y para mediados de 2023, la gran mayoría de la población ya ha sido infectada al menos una vez.
También se exploró por qué algunas personas no enfermaron cuando covid-19 llegó a su hogar y había uno o varios miembros con síntomas en la misma vivienda. En dicho documento, publicado en la revista Nature Communications Medicine, se vio que si se implementan medidas, como el uso de mascarilla y dormir en habitaciones separadas, se previene el contagio.
En noviembre pasado, también se publicó otra investigación que indicó que la pandemia también tuvo repercusiones en la cantidad de muertes que se hubieran esperado para Costa Rica en 2020 y 2021. Los resultados fueron publicados en la revista The Lancet Regional Health - Americas.
Se encontró que, para todo el periodo analizado, la covid-19 fue la causante del 15% de los fallecimientos (y primera causa de mortalidad para esos años, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, INEC). El exceso de muertes en todo el lapso fue de 6.833, un 15%; es decir, la pandemia tuvo un exceso de mortalidad del 15% durante 2020 y 2021.
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