La covid-19 habría hecho que la población costarricense perdiera, entre el 29 de enero y el 30 de junio de este año, 60.170 años de vida.
¿Cómo es esto posible y qué significa?
Esta variable se llama años de vida perdidos y es una de las formas de evaluar el impacto de la mortalidad de una enfermedad o condición en determinada población o lugar.
En otras palabras, si nos basáramos únicamente en la edad de las personas (y no en otros factores de salud) ¿cuánto tiempo más habría vivido cada uno de los fallecidos?
Este componente de la mortalidad indica cuántos años se perdieron en función de las muertes prematuras.
La Universidad Hispanoamericana (UH) realizó un análisis sobre esta variable en esas fechas y así llegó a esta conclusión, como país, la pérdida es de 60.170 años.
Los investigadores aseguran que este dato es vital, ya que es una forma de calcular el impacto de la mortalidad, que no solo se basa en decir cuántas personas murieron a causa de una enfermedad.
¿Cómo hacer el corte de cuándo una muerte es prematura y cuándo no? Los investigadores de la UH tomaron en cuenta las ocurridas antes de que se llegara al promedio de esperanza de vida al nacer para nuestro país, que es de 80 años.
“Desafortunadamente, conforme vaya aumentando el número de fallecidos este dato se irá acrecentando a niveles preocupantes, pues a largo plazo, sin duda, esto impactará la dinámica del país, especialmente por la población dentro del mercado laboral”, señaló el médico y epidemiólogo Ronald Evans, coordinador del informe.
Este aumento ya se ve. Según el análisis, para el 29 de enero, las defunciones acumularon 25.240 años de vida perdidos desde la llegada de la enfermedad al país.
Al llegar a marzo tuvo un incremento del 18,17 %.
Al finalizar el primer semestre, había aumentado un 138,39%, desde el 30 de enero.
¿Quiénes han sufrido más esta pérdida de años?
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Los analistas dividieron a los menores de 80 años en grupos quinquenales de edad y analizaron dónde estaban la mayor cantidad de años de vida perdidos.
En esto se unen dos factores, por un lado lo lejos que está cada grupo de edad de los 80 (pues cuanto más lejos, cada fallecido acumula más años perdidos) y la cantidad de defunciones en cada grupo de edad, que más bien es mayor conforme mayores son las personas.
El grupo de 55 a 59 años obtuvo el primer lugar, con 9.534 años. Le siguieron los de 60 a 64 años, con 8.332.
El tercer grupo son los de 50 a 54 años, con 8.086 años.
Sin embargo, también hay diferencias en los grupos jóvenes cuando se ve la evolución en el tiempo. Los años de vida perdidos en las personas entre 35 y 39 años subieron un 188% en el último trimestre.
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Muertes y letalidad
Para comprender mejor el impacto de los años de vida perdidos, es bueno revisar los datos más básicos.
Hasta este jueves 22 de julio, el país contabilizaba 4.933 muertes relacionadas con la covid-19.
Estas personas representan el 1,24% de los contagios registrados en Costa Rica. A esto se le conoce como letalidad.
La letalidad también varía según los grupos etarios. Si se toman los datos desde el inicio de la pandemia, los adultos mayores acumulan la mayor letalidad, con 11,91%; en los adultos es del 0,62% y en los menores de edad esta es del 0,003%.
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