Hace 13 años, a Jan Scheuermann, de 39 años, se le diagnosticó una enfermedad neurodegenerativa que afectó su capacidad de movimiento y la dejó paralizada del cuello para abajo.
Sin embargo, las cosas cambiaron para Scheuermann, hoy de 52 años, quien puede realizar movimientos con solo enviar “órdenes” con su pensamiento.
¿Cómo? Científicos de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, crearon el primer brazo robótico que se controla totalmente con el cerebro y que da resultados en el 91,6% de las ocasiones.
Para ello, se colocaron dos sensores en la corteza cerebral de la paciente y los conectaron al brazo robótico. Estos sensores tienen 96 distintos canales para coordinar los movimientos, y están controlados por un programa informático que imita las órdenes que el cerebro le da al cuerpo para que emprenda sus distintas acciones.
Los científicos dieron 34 sesiones de entrenamiento a la mujer para que aprendiera cómo manejar su nuevo brazo.
La paciente demoró 14 semanas en dominar completamente el uso del brazo, pero el estudio –publicado ayer en la revista médica The Lancet – señala que desde el segundo día de entrenamiento la paciente podía utilizar el brazo sin la ayuda de una computadora.
“Uno de los mayores retos al hacer dispositivos controlados por el cerebro es cómo ‘traducir’ las señales del cerebro a un lenguaje de computadora para que esta pueda ordenar que se haga un movimiento. Normalmente se han utilizado algoritmos que trabajan con una ‘biblioteca’ muy compleja de conexiones”, dijo en un comunicado de prensa Andrew Schwartz, coordinador del estudio.
“Sin embargo, esta vez hicimos un avance completamente diferente. Utilizamos un algoritmo por computadora que imita muy de cerca las órdenes que el cerebro da para el movimiento de los miembros. El resultado es una prótesis que puede moverse de una forma mucho más natural que las construidas anteriormente”, añadió.
¿Qué sigue? Los científicos tienen la esperanza de crear más prótesis de este tipo que permitan a personas con parálisis cerebral, o que tengan impedimento de moverse, poder controlar estas prótesis y así realizar actividades cotidianas.
El reporte señala que el próximo paso consiste en incorporar elementos que den impulsos sensoriales al paciente, de manera que pueda distinguir entre el calor y el frío, y entre lo suave y lo áspero.
Otro de los retos es hacer que la tecnología no requiera cables que conecten la cabeza del paciente con el dispositivo.
“Los resultados indican que, rápidamente, se le devolvió a esta mujer parte del desarrollo motor perdido. Esto muestra el potencial de restaurar funciones en individuos con tetraplejia o amputaciones para que interactúen normalmente con el mundo”, cita el estudio.