Por su comodidad, los audífonos inalámbricos cada vez cuelgan de más orejas en el planeta.
Aunque no fueron los primeros ni son los únicos, los AirPods de Apple se convirtieron en un ícono desde su lanzamiento a fines de 2016 -en estos días anunció una nueva generación con cargador inalámbrico, que saldrá a la venta próximamente-, y compañías como Samsung también ya han dado a conocer nuevos modelos de sus dispositivos Icon X y Buds.
Pero toda esta tendencia está haciendo ruido: hace algunos días comenzó a circular por redes sociales una petición que 250 científicos de 40 países hicieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que regulara el uso de estos dispositivos, por los potenciales riesgos asociados a la radiación que generan.
Aunque el documento original es del 2015, se trataría de una actualización lanzada en enero por los mismos firmantes.
La preocupación de algunos expertos se fundamenta en estudios que sugieren que los campos electromagnéticos que emiten los audífonos inalámbricos -al igual que celulares y otros equipos electrónicos- pueden producir alteraciones a nivel cerebral e incluso cáncer.
En uno de esos trabajos, realizado en ratas de laboratorio expuestas a niveles de radiación durante nueve horas diarias durante dos años, se vio que había “evidencia clara” de que la radiación causaba tumores en el corazón de estos animales, y “algo de evidencia” de que podía generar tumores cerebrales.
Sin embargo, para otros investigadores, no existe evidencia contundente al respecto, aunque tampoco hay estudios que refuten por completo estos riesgos a largo plazo.
“La radiación electromagnética asociada al bluetooth es de baja potencia”, precisó Matías Zañartu, académico y director del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) de la Universidad Técnica Federico Santa María.
De hecho, agregó, estos dispositivos emiten dosis de radiación mucho menores que las ondas que emiten teléfonos inteligentes. “No existe evidencia suficiente para demostrar que generan algún problema, pero tampoco se ha visto si estos niveles bajos de radiación, en exposiciones prolongadas en el tiempo, tengan algún efecto”.
Por eso, es bueno no abusar de estos dispositivos, sobre todo, “por los riesgos a nivel acústico”, recomiendó el académico. “No hay dudas sobre el efecto de la exposición al ruido”. Opinión con la que concuerda el doctor Agustín Martínez, de la Universidad de Valparaíso e investigador del Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV).
“El ruido excesivo y prolongado produce la muerte de las células del oído interno, generando una pérdida auditiva. Esto se ha vuelto un problema de salud pública importante”, dijo.
Este daño es mayor al utilizar audífonos que van dentro del pabellón auditivo, como varios modelos inalámbricos. Por eso, los especialistas recomiendan usar aquellos audífonos que cubren toda la oreja, que se ha comprobado producen un menor daño y para los cuales también existen versiones sin cable. GDA/El Mercurio/Chile