¿Cuál debería ser el tipo de anticoncepción para los adolescentes que están próximos a iniciar o que ya iniciaron su vida sexual?
Especialistas en ginecología y obstetricia coinciden en que los métodos de larga duración (LARC, por sus siglas en inglés) son los más adecuados.
Estos tienen diferentes formas de trabajo (dos de ellos funcionan con hormonas y uno sin ellas) y podrían dar protección por entre tres y diez años. Entre dichas opciones, destacan los llamados dispositivos intrauterinos y los implantes subdérmicos.
Esas fueron las conclusiones de dos ponencias presentadas en el Congreso Nacional de Adolescencia y Juventud, celebrado la semana pasada en la Universidad Latina, en San Pedro de Montes de Oca.
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"No podemos pensar que los jóvenes se van mantener castos siempre, los datos nos dicen todo lo contrario, y, si ya están teniendo actividad sexual, necesitan un método anticonceptivo", aseveró Rita Peralta, jefa de la Clínica del Adolescente del Hospital Calderón Guardia.
La II Encuesta de Salud Sexual y Reproductiva, presentada en diciembre del año pasado, reveló que el 69,4% de los hombres y el 53,2% de las mujeres ya habían tenido relaciones sexuales al cumplir 18 años. La edad de inicio de la actividad sexual se sitúa (en promedio) en 16 años para la población masculina y 17 para ellas.
"La Organización Mundial de la Salud (OMS) da recomendaciones específicas para esta población. Según la OMS, la mayoría de las adolescentes son personas sanas, cuyo cuerpo podría recibir bien la anticoncepción. Su consejo es que sean medicamentos que no sean de uso diario, para evitar olvidos, que el precio no sea una barrera y que las jóvenes no deban preocuparse por renovarlo cada poco tiempo", explicó Peralta.
Según ella, en las adolescentes se ha visto que hay un porcentaje alto de descontinuación de métodos orales, es decir, es fácil que dejen de tomarse las pastillas. "Asimismo, su patrón de relaciones sexuales es esporádico, por lo que es más difícil estar pendiente de adoptar un método de control diario cuando no tienen un patrón tan estable", añadió.
Sin embargo, la especialista aclaró que hay casos en los que los métodos diarios sí podrían ser de gran utilidad, pero todo depende del tipo de paciente y de las parejas.
"Hay chicos muy responsables que llevan como un asunto de pareja el que ella tome pastillas todos los días, o que se pongan la inyección cada uno o tres meses. Por eso es que cada caso debe verse de forma individual, pero es definitivo que estos no son tan comunes", aseveró.
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Diferentes métodos, un mismo fin
De acuerdo con Peralta, la anticoncepción de larga duración se divide en tres tipos principales.
Por un lado, está el dispositivo intrauternio o DIU (popularmente conocido como "t de cobre"), que tiene una duración aproximada de 10 años.
Este sistema no produce hormonas, es un plástico en forma de T que contiene un alambre de cobre y libera iones de cobre en el organismo para evitar los embarazos. Se debe acudir al especialista tanto para colocarlo dentro del útero, como para sustituirlo cuando vence su vida útil y eliminarlo si la persona desea un embarazo.
Este dispositivo es el que menos se utiliza en las jóvenes, pues algunas podrían querer ser madres en menos de diez años, por lo que es mejor optar por métodos de menor duración.
Uno de estos métodos que tiene una duración menor es el llamado sistema intrauterino, el cual, como su nombre lo indica, también se coloca dentro del útero.
En este caso, el sistema libera progesterona (un tipo de hormona sexual), que impide que se dé un embarazo. También debe ser colocado por un médico y su duración es de hasta cinco años.
Finalmente, está el implante subdérmico. Consiste en un tubo de plástico que se inyecta con una aguja especial debajo de la piel del brazo de las pacientes. El "chip" –como muchas jóvenes lo llaman– contiene hormonas que se liberan para prevenir la concepción.
Este método también debe ser colocado por un doctor y su duración es de tres años. Es uno de los favoritos de las muchachas, pues su implantación resulta menos invasiva para muchas de ellas.
Buena aceptación entre jóvenes
El Proyecto de Salud Mesoamérica trabaja en educación y consejería en salud sexual y reproductiva en adolescentes.
Esta iniciativa se concentra en Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá, y busca evitar los embarazos en adolescentes, especialmente en zonas de bajos recursos o de riesgo, en donde se tiene menos acceso a sistemas de salud sexual y reproductiva.
En nuestro país, el proyecto se concentra en las zonas Brunca y Caribe. Junto con los Ebáis, se busca que los jóvenes tengan información para tomar decisiones con fundamento, adecuadas a cada caso en específico.
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"Un adolescente con vida sexual es un adolescente que necesita anticonceptivos. Hay que acompañarlo, dialogar con él o ella, darle asesoría de cómo es mejor. El hablarles a los jóvenes y darles anticoncepción no solo evita embarazos, también el inicio de relaciones sexuales", manifestó Angélica Vargas, del proyecto Mesoamérica, durante su ponencia en el Congreso.
Según destacó, en estas zonas los métodos de larga duración tienen buena aceptación dentro de las muchachas.
A las adolescentes que quedan embarazadas también se les acompaña y se les da consejería sobre crianza y anticoncepción para evitar un segundo embarazo.
Más allá de los embarazos
Los sistemas LARC son ideales para evitar el embarazo en la adolescencia, pero los médicos son conscientes de que esto no es lo único, pues este método anticonceptivo no previene del VIH ni de otras infecciones de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea, clamidia y el Virus del Papiloma Humano (VPH).
En este sentido, los especialistas recalcan que es necesario no solo el uso del condón. También se les debe dar acompañamiento y educación, que conozcan las implicaciones de tener relaciones sexuales y por qué deben ser responsables de su salud. Deben estar al tanto de las enfermedades, pero también saber cómo prevenirlas.
Según los expertos, los adolescentes tienen que saber acerca de los riesgos de, por ejemplo, tener múltiples parejas sexuales o de saltar muy rápido de una pareja sexual a otra. Además, deben saber no solo acerca de la importancia del condón, si no de cómo colocarlo correctamente.
"No solo es vender la idea de la abstinencia. Sería lo ideal, que se abstuvieran y retrasaran ese inicio de relaciones sexuales unos cuantos años, pero debemos ser realistas: los jóvenes ya están teniendo relaciones sexuales, los números lo dicen, no podemos tapar el sol con un dedo.
"Claro que podemos reforzar la idea de la abstinencia en quienes no han comenzado su vida sexual y quieren mantenerse así, o en quienes piensan empezar su vida sexual a futuro, es bueno reforzarles esa idea; pero no es algo que les funcione a todos, quienes ya empezaron vida sexual deben ser acompañados y tener un método para protegerse", recalcó el ginecólogo Jorge Soto.
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