Un niño que nazca en este momento en Costa Rica tiene la esperanza de llegar a vivir 80,7 años. ¿Cuánto más podrá extenderse esta posibilidad entre los ticos?
De acuerdo con un análisis realizado por el Instituto de Métrica y Evaluación en Salud (IHME, por sus siglas en inglés) que tomó en cuenta 195 naciones, las proyecciones indican que, para 2040, por ejemplo, los costarricenses tendrán 2,1 años más a su favor, para ubicarnos en 82,8 años.
El reporte de esta entidad internacional, publicado en la revista The Lancet, ubica a Costa Rica como el país número 29 con mayor esperanza de vida, por debajo de Japón (83,7 años), Suiza (83,3 años) y Singapur (83,3 años).
Para el 2040 se prevé que nuestro país baje un escalón y se ubique en el puesto 30. En términos estadísticos esto no es llamativo. Otros países sufrirán ajustes mayores. Por ejemplo, España sería la nación con mayor esperanza de vida al nacer, con 85,8 años, seguido por Japón, con 85,7 y por Singapur con 85,4.
¿Qué quiere decir esto? La esperanza de vida al nacer de Costa Rica se mantendrá estable, ya que las variaciones no implican mayores cambios en nuestros estándares de vida.
De acuerdo con analistas consultados por La Nación, no es lo mismo aumentar dos años la esperanza de vida cuando se está por encima de los 75 años, a los países en donde si acaso las personas alcanzan a vivir seis décadas.
“Hay países en los que se prevé un ‘salto muy alto' de aquí al 2040. El informe dice que República Central de África va a aumentar ocho años su esperanza de vida, pero es porque ellos, en este momento, están en 50 años y pasarán a 58, o China, que aumentará 5,6 años y va a pasar del puesto 68 con más expectativa al 39. Pero si nos damos cuenta, en China subirá de 76 a 81 años. Los países que desde ya tienen una esperanza de vida mayores a 80 años vemos más difícil un aumento tan grande, porque están cerca de los límites máximos (de lo que se puede vivir)”, explicó Kyle Foreman, uno de los investigadores.
¿Solo dos años más?
En Costa Rica, el que esta expectativa solo aumente dos años no es algo de extrañar para los especialistas. Un sistema fuerte de salud que llega a todo el territorio nacional y cubre a casi toda la población, y el acceso al agua potable y al saneamiento a lo largo y ancho del país, hacen que esta nación se coloque siempre entre los 30 países con mayor esperanza de vida. Sin embargo, también tenemos factores en contra.
“Nuestra proyección es que llegue un momento en el que el crecimiento de la esperanza de vida se estanque o incluso baje. Los estilos de vida ahora están provocando que aparezcan enfermedades crónicas en personas cada vez más jóvenes y eso es preocupante. Por otro lado también tenemos accidentes de tránsito y homicidios que matan a la juventud, especialmente a hombres”, manifestó en una entrevista anterior Olga Araya, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).
Este no es el único informe en señalar algo similar. En febrero pasado, un reporte analizó el aumento en general en la esperanza de vida al nacer en el mundo, y encontró que, aunque sí crece año con año, lo hace a un ritmo cada vez menor: mientras que entre 1950 y 1959 la esperanza de vida aumentó 9,68 años, para la década de 2000 a 2009 el crecimiento fue de 1,89 años.
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Causas de muerte serán muy similares
El análisis también exploró las causas de muerte y las causas de muerte prematuras (antes de los 70 años). Para nuestro país estas variables no cambian mucho. Las enfermedades cardiovasculares, especialmente el infarto al miocardio, principales motivos de fallecimientos entre ticos desde 1970, mantendrán ese mismo lugar para el 2040.
Esta es una buena y una mala noticia al mismo tiempo. Por un lado implica que nuestro país tiene condiciones de salud pública que llevan a las personas a no morir mayoritariamente de enfermedades infecciosas como diarreas o virus respiratorios –como sí sucede en otra naciones–.
No obstante, también los males del corazón son la principal causa de muertes prematuras. En estas edades, la mayoría de los decesos podría prevenirse o retrasarse si se dejase de fumar, no se abusara del licor, se hiciese actividad física y se comiera con menos grasas y azúcares.
“Es urgente que la población cambie sus hábitos de vida. Que coma sano, que no fume, y que haga ejercicio. Las enfermedades del corazón están matando a la gente, hay cosas que no pueden cambiarse, como la edad o la herencia, pero otras cosas que sí podemos cambiar, como lo que comemos y el ejercicio que hacemos”, señaló Hannia Campos, doctora en salud pública e investigadora asociada de la Universidad de Harvard quien durante años ha estudiado la salud y características del corazón de los costarricenses.
En segundo lugar, tanto hoy, como para el 2040 están las demencias y el alzhéimer. ¿Son estas una causa de muerte como tal o es más bien una condición que tienen las personas al morir pero que, en sí misma, no las mata? Aún no hay consenso en la comunidad científica y médica sobre este tema.
No obstante, el informe sí toma en cuenta la demencia como una causa específica de muerte. La razón más importante es la misma que otros especialistas han señalado: la demencia mata neuronas y eso se traduce en otras complicaciones. En la etapa más avanzada de este trastorno las personas pierden la capacidad de tragar, lo que conduce a una nutrición deficiente y un alto riesgo de aspiración, es decir, que la comida “baje por el tubo equivocado”.
En cuanto a muertes prematuras en este momento, el segundo lugar lo ocupan los accidentes de tránsito, que arrebatan la vida de personas jóvenes, especialmente hombres. Empero, para el 2040 este campo será tomado por la enfermedad renal crónica, que ataca especialmente a trabajadores agrícolas del Pacífico Norte de nuestro país. Se trata de un mal que documenta fallecimientos en personas menores de 50 años.
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Vida y muerte en el mundo
Las esperanzas de vida al nacer y las causas de muerte en el planeta revelan las disparidades históricas que afectan a distintas poblaciones. Mientras que hay países –especialmente en África– en los que un niño que nace puede aspirar apenas a un poco más de medio siglo de vida, hay otros –principalmente en Europa– en donde una persona puede vivir tres décadas más.
Lo mismo sucede con las causas de los fallecimientos. En países donde no hay acceso universal a la salud, el agua potable es más escasa y el dinero para políticas públicas es menor, las personas mueren de males infecciosos como diarreas o de otros fácilmente prevenibles por vacunación como infecciones respiratorias o influenza. En los países con más recursos, la gente fallece por males crónicos como cáncer o alzhéimer y demencias.
“La brecha puede estrecharse, pero continúa. En muchas naciones muchísimas personas seguirán ganando muy poco dinero, seguirán con una educación pobre y morirán prematuramente. Los países deberían ayudarse entre sí con mejores políticas públicas, especialmente las que están relacionadas con la salud”, concluyó Christopher Murray, director del IHME.
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