No existen recetas mágicas para tener una relación de pareja feliz. Seríamos ilusos si lo pensáramos. No hay tampoco una ecuación para determinar cuánto peso tienen las relaciones sexuales en cada una de esas parejas, pues cada una es un equipo que “juega bajo sus propias reglas”, asegura la psicóloga Amanda Gutiérrez.
Sin embargo, entendiendo que hay variables personales y culturales muy diferentes en todos los casos, un nuevo estudio canadiense sorprendió recientemente diciendo que un encuentro semanal es suficiente para el bienestar de una relación amorosa estable. Sí, leyeron bien: una relación sexual a la semana. ¿Extrañados?
El reporte fue dado a conocer esta semana por la revista Social Psychological and Personality Science y revistas y periódicos de todo el orbe lo difundieron con rapidez.
Según su autora principal, Amy Muise, practicar sexo con mayor frecuencia no ofrece una mayor satisfacción.
Tome en cuenta que este estudio se hizo con parejas que mantienen una relación estable y no especifica las características de esos encuentros sexuales.
Objetivo del trabajo. El estudio fue hecho por investigadores de la Universidad de Toronto, Canadá. Su meta era medir científicamente los alcances del sexo para mejorar la relación de pareja. Los autores de la investigación entrevistaron a unas 30.000 personas, a quienes les consultaron por la frecuencia de sus encuentros íntimos y por su percepción de felicidad en la relación.
Fue así como detectaron que, ciertamente, la práctica sexual eleva los buenos sentimientos entre las parejas y hasta el bienestar físico de cada uno de ellos, pero que hay un “tope” en los beneficios que produce y ese límite está en una sesión por semana. A partir de ese número, la felicidad “deja de crecer”, revelan los datos.
Esto significa, aducen los investigadores canadienses, que no existe evidencia de que tener más relaciones sexuales a la semana mejore los índices de felicidad en las parejas.
Esto no es del todo nuevo. Otro experimento, hecho también este año, por científicos de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, EE.UU., pidió a un grupo de parejas que duplicaran su frecuencia sexual.
Al final, detectaron que el alza en los encuentros íntimos no mejoró en ningún aspecto su satisfacción, ni siquiera cuando se les comparaba con otro grupo de amantes que siguieron con su ritmo habitual.
Reacciones. Las reacciones a estas conclusiones no se han hecho esperar: bromas, ofensas e inquietudes, pero médicos y psicólogos no se sorprenden con lo que sugiere este nuevo hallazgo.
“En la actualidad, tenemos la idea errónea de que necesitamos mucho de todo para ser felices: también creemos que requerimos siempre más sexo. Lo cierto es que no. La ciencia ha demostrado que las cosas buenas de la vida brindan más felicidad cuando se hacen con moderación”, asegura la psicóloga Juliana Medina.
Para ella, evaluar si una relación a la semana “es poco o es mucho” es muy relativo y hasta irrespetuoso. De hecho, asegura que especialistas de familia, como ella, reciben en sus consultas a muchas parejas con grandes responsabilidades laborales, niños pequeños o niveles de estrés tales, que la presión para tener sexo frecuentemente puede resultar más bien agobiante y hasta echar a perder los beneficios de una práctica placentera.
Como ya había determinado un reporte previo de la Universidad de Yale (EE. UU.), aunque la felicidad está relacionada con una mejor salud o mejores relaciones sociales, perseguir experiencias felices de forma obsesiva puede ser perjudicial.
“Dar recetas puede traer más perjuicios que beneficios. He escuchado a especialistas decir que debe haber una frecuencia sexual diaria y eso puede preocupar a quienes no lo logran”, añade la sexóloga Ana María Mora.
Según ella, para parejas de muchos años hay que establecer acuerdos según los diferentes momentos. “No es lo mismo si hay una enfermedad, un cambio de trabajo, un bebé. Cada pareja tiene necesidades distintas”.
“Hay otros estudios que hablan de tres veces por semana como máximo, pero tampoco puede juzgarse a quienes tienen menos de dos encuentros a la semana. Incluso las parejas tienden a tener picos; hay épocas en los que la frecuencia baja. Es como una montaña rusa”, agrega Mora, quien pide tomarse con cuidado estos estudios, pues “hay parejas que están bien como están y si oyen a alguien decir que debe ser más o menos seguido, van a creer que algo pasa con ellos”.
Factores culturales, presión económica, súbitos aumentos de responsabilidades y cambios en la disponibilidad de tiempo, también influyen.