Abandonar el hábito del fumado no solo ayuda a reducir el peligro de cáncer de pulmón o de garganta y a tener una mejor condición física: también mejora los niveles de colesterol en la sangre.
Un estudio realizado por la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos, señaló que renunciar al fumado baja los niveles del colesterol LDL (comúnmente conocido como “colesterol malo”) en la sangre, y más bien sube los del colesterol HDL (conocido como colesterol “bueno”).
Esta condición reduce el riesgo de sufrir males cardíacos como infartos y derrames cerebrales.
Según el estudio, publicado en la revista
Cada uno de los participantes en el estudio fumaba en promedio 21 cigarrillos diarios antes de iniciar la investigación.
Luego de un año, el 36% de los participantes (334 fumadores) logró vencer el vicio; al analizarse los niveles de colesterol en la sangre, se encontró que el nivel de colesterol LDL bajó en un 4%, y el colesterol HDL aumentó en un 5%.
Además, la cantidad de partículas grandes de HDL aumentó en quienes ya no fumaban. Según los investigadores, esa condición “protege” el organismo contra enfermedades del corazón.
Ahora, estos beneficios se notaron aún más en mujeres.
No obstante, el aumento de peso que tienen muchas personas al dejar de fumar también puede frenar estos beneficios, ya que el aumento de peso favorece a más niveles de colesterol “malo”.
“Es importante aconsejar a los pacientes sobre el aumento de peso y la necesidad de que adopten una dieta saludable y hagan ejercicio durante el período en el que dejan el tabaco”, dijo Gepner en un comunicado de prensa.