En los últimos días, Reino Unido y otros países comenzaron a reportar una mayor cantidad de contagios, lo que se ha asociado con una “subvariante” de la variante delta del SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19. Su nombre científico es AY4.2, pero se le bautizó popularmente como “delta plus”.
Esta “subvariante” también se ha visto en Estados Unidos, Dinamarca, Israel y Rusia y se estudia de cerca para ver su impacto. Se investiga si es más transmisible o si eventualmente pudiera tener algún efecto para minimizar la efectividad de las vacunas, sin que aún se tengan resultados preliminares.
Lo particular, según el microbiólogo y especialista en bioinformática José Molina, es que se observan mutaciones en la proteína espícula, o espiga, también llamada Spike o S, en inglés. Esta proteína es particular porque es la “puerta de entrada del virus” al cuerpo humano.
Sin embargo, no todas las mutaciones en esta proteína son iguales ni pueden afectar tanto la transmisión del virus o la acción de las vacunas sobre este. Por ello, es que no todas las mutaciones que se vayan dando en una variante son sinónimo de preocupación, aunque sí deben estudiarse.
“Esto es parte de la evolución normal del virus. Estos no dejan de mutar. Ya son una variante, sí, pero las variantes siguen mutando, y hay nuevas variaciones dentro de cada variante. Se monitorea para ver si alguno de esos subgrupos cambia el comportamiento”, explicó Molina, quien es investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR) y miembro del equipo que realiza los análisis genómicos del SARS-CoV-2 en nuestro país.
No obstante, él no considera que esta subclasificación, por las mutaciones que presenta, vaya a tener mayor diferencia en el virus. Sin embargo, recuerda que, independientemente de variantes o no, este virus ya es muy contagioso.
Para el especialista, el fenómeno de estudiar a fondo los cambios es normal, pero en la gran mayoría de los casos, el tiempo mismo va diciendo que estos cambios no son tan determinantes en el virus. Prueba de ello es, por ejemplo, que ya hay variantes que en su momento fueron de interés y se les daba mayor seguimiento y ya no lo son, como eta e iota.
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Las mutaciones en estudio
Delta plus tiene en particular dos mutaciones en la proteína espícula, denominadas Y145H y A222V. Esto podría darle ciertas ventajas, pero no necesariamente muy altas.
Molina explicó que lo más importante es no solo analizar cambios en la proteína espiga, más bien en qué parte de esta se encuentra, porque no todas las partes de esta molécula son igual de trascendentales en el comportamiento del virus. Las más decisivas, según el especialista, se encuentran en la llamada “dominio de unión al receptor”, o RBD, por sus siglas en inglés.
“Las mutaciones en esta región tendrían una mayor relevancia en cuanto a transmisión o efectividad de vacunas o de anticuerpos”, expresó. Sin embargo, el experto subrayó que las mutaciones observadas en “delta plus” no están en ese rango.
Francois Balloux, director del Instituto de Genética del University College de Londres, señaló a la prensa británica que “delta plus” es “potencial y ligeramente más infecciosa”.
“No se compara para nada con lo que vimos con alfa y delta, que eran entre un 50 y 60% más transmisibles. Por lo tanto, aquí estamos hablando de algo bastante sutil y que actualmente está bajo investigación. Es probable que esta nueva subclasificación sea hasta un 10% más transmisible”.
Balloux no considera que esta subvariante o sublinaje sea responsable del aumento de casos en Reino Unido. Incluso, el aumento de casos también tiene otras variables, como el comportamiento de la población, y el que haya mayores actividades o desplazamientos. Molina, es de la misma opinión y añade que la AY4.2 solo se ha visto en el 6% de los casos en dicha región en una semana muy específica.
“Todavía estamos en pañales con esta ‘subvariante’. Es algo muy nuevo, se le debe dar seguimiento a ver qué va sucediendo, pero no creo que esto sea de mayor importancia, hay otras variantes y otras mutaciones que podrían ser más exitosas”, afirmó Molina.
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¿Llegará a Costa Rica?
En nuestro país la variante delta se detectó en julio y ya para el análisis de la última semana de setiembre, constituía el 96% de las muestras analizadas. No obstante, Molina ve muy difícil, aunque no imposible, que “delta plus” llegue pronto a Costa Rica, dado que su presencia en Reino Unido es todavía baja: “tendría que venir alguien de allá y tener cierto tipo de actividades y desplazamiento”, resumió.
“Probablemente se den mutaciones más puntuales que en la región RBD tendrían más probabilidad de volverse exitosas y llegar allá”, aseveró el especialista.
Para el microbiólogo, es probable que en lugares más cercanos a nosotros puedan darse mutaciones con características que las haga llegar a Costa Rica más rápido y mantenerse de forma más eficiente en nuestro territorio. Esto cambia constantemente, pero eso es lo bueno, a su criterio, de seguirle la pista a los cambios en la genética viral.
El experto recuerda que las formas de prevenir al virus siguen siendo las mismas, dado que su forma de transmitirse no ha cambiado: vacunación, preferir sitios abiertos y bien ventilados, usar mascarilla de forma rigurosa en lugares cerrados o en donde no sea posible guardar distancia y un buen lavado de manos frecuentemente.
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‘Subvariante’ dentro de la variante
Molina explicó que, al derivarse de delta, la “delta plus” no puede considerarse una variante en sí misma, es parte de una misma familia.
“Cuando somos parte de una familia llevamos el apellido que, para cuando nacemos, ya lleva varias generaciones. Mi apellido Molina no me lo puedo borrar, tres generaciones arriba ahí estaba, desde mucho antes. Yo pertenezco a ese grupo sí o sí”, explicó.
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