Agosto, 2009. Una tradición que en aquel entonces llevaba 227 años por primera vez no se realizó: la tradicional romería a la basílica de los Ángeles, en Cartago. La razón: la pandemia de la influenza AH1N1.
“Si tan solo el 1% de los caminantes contrae la enfermedad, tendríamos 20.000 personas enfermas en un lapso de 72 horas a siete días después de la romería”, recalcó al momento de anunciar la decisión, el 21 de julio de 2009, la entonces jerarca de Salud, María Luisa Ávila.
No obstante, esta fue la medida más fuerte que se tomó frente a aquella pandemia. También se extendieron las vacaciones de medio año.
Pero no hubo cierre de bares o discotecas, los restaurantes no tuvieron orden de estar al 50%, no se suspendieron las funciones de cine o teatro un fin de semana. Las misas y cultos siguieron de forma regular. No se nos dio la recomendación de quedarnos en casa.
¿Qué marca la diferencia en las directrices? El resumen sería “a pandemias diferentes, medidas diferentes”. La situación es muy distinta, y la respuesta ahora es mucho más compleja.
La Nación conversó con las dos mujeres a cargo de llevarle el paso a paso a la pandemia de 2009-2010 y la toma de decisiones: la infectóloga pediatra María Luisa Ávila y la médico epidemióloga Ana Cecilia Morice, en ese entonces ministra y viceministra de Salud, respectivamente.
Ellas indican que las medidas de hoy contra covid-19 sí están justificadas y dan diez razones por las que el manejo es más estricto.
1- En 2009 ya se sabía que venía una pandemia
“Hace 11 años se llevaba rato de decir que podría haber una pandemia, posiblemente de una influenza. Ya se decía: el reloj de la pandemia hace tic-tac, pero no marca la hora. No sabíamos cuándo iba llegar, en qué fecha, pero llevábamos años de estarnos preparando y eso nos daba ventaja. Este virus de este año, en cambio, no se vio venir de esa forma”, recalcó Ávila.
Morice agregó: “También era más fácil, porque AH1N1 se comportaba más como otro tipo de influenzas, este virus nuevo no se comporta similar a los coronavirus ya endémicos (es decir a los que llevan años de vivir entre nosotros y nos provocan resfríos), ni a otros coronavirus como SARS y MERS que, tal vez eran más graves, pero mucho menos contagiosos y jamás abarcaron tantos países”.
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2- Cercanía con México
Aunque la cercanía geográfica con México aumentaba el riesgo de que la enfermedad llegara, también facilitaba las comunicaciones con dicho país.
“Teníamos una muy buena relación con Jose Ángel Córdova, el secretario de salud de México de aquel entonces, no teníamos la barrera del idioma, podíamos hablar de qué estaba ocurriendo, cómo estaban haciendo ellos, cómo prepararnos nosotros para la llegada. También teníamos el mismo huso horario. Todo eso facilitaba", dijo Ávila.
Morice agrega: “el que, para lo que vemos hoy, China estuviera tan lejos, con otro idioma, con otro horario, todo eso atrasa la llegada de información. Siempre llega la información, siempre se traduce, pero el tiempo es más lento”.
Este factor hizo que se debiera actuar de forma más rigurosa este año.
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3- Este virus nadie se lo estaba esperando
Este es derivado del punto 1; sin embargo, en este caso que vivimos hoy, no solo no estaba prevista una pandemia, no estaba previsto que saliera de un coronavirus, es la primera pandemia como conocemos que es provocada por un virus de este tipo. Las otras pandemias que recordamos eran producidas por virus tipo influenza.
A lo contagioso que es el virus, se le suma que su período de incubación es más lento.
“Las características específicas de este virus también lo hacen difícil de contener a nivel epidemiológico y se prestan para un cerco fuerte. Un período de incubación tan largo (hasta de 14 días) no es lo mismo que algo que se incuba en dos días”, dijo Morice.
Además, se da la posibilidad de que las personas puedan infectar cuando aún no desarrollan los síntomas y ni sospechan que tienen el virus.
Ávila indicó también que la forma en la que evoluciona el virus en algunas poblaciones (como adultos mayores o personas con enfermedades crónicas o el sistema inmunitario más bajo) hace que se tomen medidas para evitar que estos adquieran la enfermedad.
4- Enfermedades distintas
Esta es una de las razones clave. Son virus distintos, de distintas familias que interactúan diferente con el ser humano.
“Con influenza AH1H1 lo sabíamos. Era una enfermedad de alta mortalidad, pero de una baja tasa de transmisibilidad. Con este virus estamos viendo que podrá no ser muy mortal, pero es sumamente contagioso, por lo mismo debemos evitar que se expanda lo más posible y por eso las medidas son más estrictas”, indicó Ávila.
Morice agrega que, cuanto más poder de transmisión tenga el virus, mayores deben ser las medidas que se apliquen.
Para esto se toma en cuenta el llamado número reproducción básico o R0, esto indica a cuántas personas podría infectar un enfermo. El caso de la AH1N1 estaba entre 1,6 y 1,9 es decir, un paciente solo lograba contagiar (en promedio) a una o, lo más, dos personas. Pero en el caso del nuevo coronavirus cada persona infectaría a dos o tres.
También está el hecho de que el fenómeno de superdiseminación (el que un solo individuo contagie al doble, triple o más del promedio) es más común en covid-19 que en AH1N1.
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5- Mayores posibilidades de conseguir pronto vacuna
Aunque en su momento AH1N1 era un virus completamente nuevo, al ser una influenza era más fácil llegar a una vacuna.
AH1N1 comenzó en México en marzo de 2009, la vacuna comenzó a probarse en mayo. En setiembre ya estaba aprobada por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). En cuatro meses estuvo lista.
En enero del año siguiente ya se estaba aplicando en Costa Rica.
Con el covid-19, en cambio, los primeros ensayos clínicos en seres humanos recién acaban de comenzar, pero, para probar eficacia (que la vacuna sí protege) y seguridad (que los efectos secundarios son menores al beneficio), aún faltan, como mínimo, 17 meses.
“Con AH1N1 no había una vacuna específica, pero ya teníamos la tecnología para desarrollarla, entonces fue más rápido, con esta estamos comenzando de cero”, especificó Ávila.
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6- Viajes son más expeditos hoy
Aunque hace 11 años sí era muy frecuente viajar alrededor del mundo, no se lograba con la celeridad que hoy se logra. Hay más vuelos, más compañías aéreas y más rutas. Las personas viajan más, a mayores distancias. Esto hace que el virus se mueva mucho más rápido por el mundo y se obligue a medidas más fuertes para quienes están dentro de cada país.
“Las enfermedades pueden viajar por el mundo en cuestión de 36 horas”, dijo Morice.
Ávila complementa: “Con polio se hizo el ejercicio y vio que puede llegar al continente americano en 17 horas”.
Además, los aeropuertos, sitios donde confluye gran cantidad de gente, han tenido su papel.
“Los aeropuertos han tenido un rol fundamental en la exposición y diseminación del nuevo coronavirus y en llevarlo a otros lugares", subrayó Morice.
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7- Más población
En 2009, el mundo tenía 6.800 millones de habitantes, según el Banco Mundial. Hoy esa misma fuente reporta cerca de 7.600 millones, la diferencia no es tanta, pero sí implica cambios.
Cuanta más población haya, más gente se contagiará, por ende, habrá más personas que puedan contagiar a otras.
En Costa Rica, esa no es la excepción, en 2009, éramos poco menos de 4,5 millones de personas. El crecimiento poblacional no es mucho comparado con los 5 millones de hoy, pero sí es de tomarse en cuenta a la hora de dictar medidas contra una pandemia.
8- Población más envejecida
Con los avances médicos y tecnológicos la esperanza de vida ha aumentado, la población registra una población cada vez con más adultos mayores.
En Costa Rica, datos del Instituto de Estadística y Censos (INEC) indican que, para 2018, el 8,2% de la población costarricense tenía 65 años o más.
La edad (específicamente después de los 60 años), que reúne a una de las poblaciones de más riesgo de complicaciones y de muerte por esta enfermedad.
Por esta razón, una de las medidas es pedirle quedarse en casa a las personas de todas las edades, para así evitar que estas se infecten y que estas infecten a otras personas de riesgo.
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9- Proliferación de noticias falsas
Para 2009, Facebook apenas daba sus primeros pasos y no existía WhatsApp.
Hoy, muchas de las fuentes de información que buscan las personas y que las llevan a tomar decisiones no acertadas provienen de estas dos plataformas. Textos, audios, videos trucados se convirtieron en la principal fuente de información de algunos grupos de población.
“Las noticias falsas existían, sí, pero jamás a niveles como los de ahora”, recalcó Ávila.
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10- Política
El covid-19 no solo ha sido un tema de salud pública. De acuerdo con Ávila, en muchos países se ha politizado el asunto sin utlizarse el conocimiento técnico de los especialistas, lo que también ha visto un giro de las medidas impuestas a nivel mundial en general.
“Lo vimos con (Donald) Trump (en EE.UU), con (Nayib) Bukele (en El Salvador), con (Jair) Bolsonaro (en Brasil), entre otros, se convirtieron en la cara de la enfermedad en sus países. Hay guerra política entre EE. UU. y China. Todo esto también impacta en lo que vemos de medidas alrededor nuestro”, resumió Ávila.
Aunque esta última no impacta directamente en las medidas en Costa Rica, sí en lo que tenemos alrededor, y en un mundo globalizado la decisión de un país impacta en otros.