"Los argumentos sobre temas de dinero son, por mucho, el factor predictivo más alto de divorcio".
Así lo asegura Sonya Britt, investigadora que llevó a cabo un estudio con datos longitudinales de más de 4.500 parejas.
No son los niños, no es el sexo, no son los suegros o no es cualquier otra cosa. Es el dinero, tanto para hombres como para mujeres", asegura en el sitio de la Universidad de Kansas.
También afirma que las parejas tardan más en recuperarse después de discutir sobre dinero que sobre cualquier otro tema, y que esas discusiones son más intensas porque las parejas a menudo utilizan un lenguaje más duro y suele ser una discusión de largo plazo.
El problema, añade, es que estas discusiones impactan otros ámbitos de la relación: disminuyen la satisfacción de la pareja, si el divorcio no es una posibilidad debido a los bajos ingresos, la situación empeora.
“El aumento del estrés conduce a una disminución en la planificación financiera, lo que empeora aún más la situación”, afirma la investigadora.
Britt aconseja a las nuevas parejas buscar a un planificador financiero como parte de la consejería prematrimonial, obtener informes de crédito de su pareja y hablar sobre la forma en que se manejarán las finanzas al casarse.