Dormir no es una pérdida de tiempo. Es una actividad intensiva que el cerebro necesita para consolidar y afianzar el aprendizaje diario, asegura Masako Tamaki, investigador posdoctoral en la Universidad de Brown.
Es así precisamente porque es cuando se duerme que este órgano puede usar la energía disponible para “digerir” y “almacenar” el conocimiento, sin interferencia del sinnúmero de distracciones cotidianas a las que estamos expuestos mientras estamos despiertos.
Aunque esto se sabía, un nuevo estudio hecho en Estados Unidos destaca nueva evidencia de que esto es especialmente favorecedor en el aprendizaje y ejecución de tareas motoras. “Intentamos averiguar cuál parte de sueño hace qué mientras se duerme, independientemente de lo que haga mientras la persona está despierta. Tratamos de ver los roles específicos del sueño”, añadió Yuka Sasaki, quien también participó del estudio.
Metodología. La investigación, publicada en la revista Journal of Neuroscience , utilizó tecnologías de imágenes para detectar cambios en el cerebro durante el sueño: la llamada magnetoencefalografía (MEG) que mide las oscilaciones cerebrales con una sincronización exacta, las polisomnografías (PSG), equipo capaz de monitorear la fase del sueño.
Primero se reclutó a 15 voluntarios para que se expusieran durante cinco noches a “escaneos” cerebrales en un laboratorio.
Durante la primera noche, todos los sujetos durmieron a la hora que quisieron mientras su actividad cerebral era monitoreada.
Sin embargo, la cuarta noche, se les enseñó una tarea que requería el uso de los dedos. Para esa tarea los voluntarios debían utilizar la mano con la que no escribían cotidianamente (con el fin de que la tarea fuera más retadora para ellos).
Luego, nueve de esos voluntarios se fueron a dormir y los seis restantes se mantuvieron despiertos. Al cabo de tres horas, los investigadores despertaron a quienes dormían.
Una hora después, se les pidió a todos repetir la tarea que habían practicado anteriormente y así observaron como quienes durmieron se desempeñaron mucho mejor realizando la tarea que quienes no durmieron.
Incluso, al quinto día se vio que quienes descansaron registraban más actividad en una zona específica del cerebro llamada el área motora suplementaria (AMS).
Esta es una región encargada de la planificación y coordinación de movimientos complejos, como, por ejemplo, aquellos que requieren el uso de ambas manos, como tocar piano o violín. Además, registraron que la mayor actividad de las ondas se daba en un periodo de sueño llamado fase de onda lenta.