Un reportaje del diario estadounidense The New York Times generó polémica sobre un supuesto complot entre las compañías de sustitutos de lactancia materna y el gobierno estadounidense para "alivianar" una resolución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la importancia de la leche materna como alimento insustituible los primeros seis meses de vida.
De acuerdo con la publicación del Times, Estados Unidos no solo habría votado para "suavizar" este acuerdo, discutido en mayo pasado en Ginebra, Suiza, si no que amenazó a varios países, especialmente a Ecuador, para que hicieran lo mismo.
Según el reportaje, escrito por el periodista Andrew Jacobs, los representantes estadounidenses "abrazaron" los intereses de las compañías de fórmulas de lactancia y de otro tipo de productos alimentarios para los bebés.
La resolución de la OMS, basada en años de investigación científica, buscaba recalcar las bondades de la lactancia materna y que "los países deberían tomar medidas para limitar las campañas de mercadeo de las compañías de fórmulas o sustitutos de la leche que fuera inexactas o que pretendían engañar a los consumidores".
Las recomendaciones de la OMS hablan de que un bebé debería recibir como único alimento la leche materna los primeros seis meses de vida. Y posteriormente, durante los siguientes 18 meses, recibirlo como complemento con otros alimentos.
Los especialistas aseguran que nada nutre y protege a los menores de enfermedades como este líquido. Además, hay evidencia científica de que ayuda en el desarrollo cognitivo del niño y fomenta el apego con la madre, entre muchos otros beneficios.
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Retirar ayuda militar
Según el reportaje del diario estadounidense, el gobierno de Donald Trump, abogó durante esa reunión en Ginebra, para cambiar la redacción del texto que indicaba "proteger, promover y apoyar el amamantamiento", así como "suavizar" los párrafos donde se pedía a los tomadores de decisiones de políticas de salud pública restringir la publicidad de los productos que buscan sustituir la lactancia.
No obstante, la resolución sí encontró los suficientes votos a favor y fue publicada con todas las especificaciones del caso.
La amenaza para Ecuador, con el fin de que no aprobara dicha resolución, cita la nota periodística, era clara: "si Ecuador se negaba a votar en contra de la resolución, Washington desataría sanciones comerciales y retiraría ayuda militar clave. El gobierno ecuatoriano accedió rápidamente".
Sin embargo, la tarde de este lunes, el gobierno de Ecuador reafirmó su compromiso con la lactancia.
"A lo largo de los años de defensa a los intereses de la salud pública nos hemos enfrentado a posiciones antagónicas que defienden intereses comerciales, corporativos y económicos, que han buscado derrumbar estos esfuerzos y no hemos sucumbido jamás a los intereses particulares o comerciales, ni a ningún tipo de presión", afirmó la ministra de Salud de ese país, Verónica Espinosa en su cuenta de Twitter.
En un comunicado posterior, el Ministerio de Salud Pública (MSP) indicó que el país "jamás ha aceptado presiones para cambiar su política de lactancia materna, ni aceptaría su vinculación con temas comerciales o de seguridad pública".
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Amenazas a otros países
Según indica Jacobs en su trabajo periodístico, Ecuador no fue la única nación que recibió este tipo de amenaza para votar en contra de la resolución o para "suavizar" el texto.
Otros países –al menos una docena–, especialmente de las zonas más pobres de Asia y África, también las habrían recibido y votaron contra la medida. Sus representantes declinaron dar sus nombres, procedencias y ofrecer declaraciones más amplias, ya que temían represalias del gobierno norteamericano, citó el Times.
De acuerdo con el artículo, durante la discusión de la resolución, algunos representantes estadounidenses habrían dado a entender que el gobierno norteamericano podría recortar la ayuda financiera que le da a la OMS.
EE. UU. es el principal benefactor de la OMS, pues casi el 15% del presupuesto de este organismo proviene de las donaciones de ese país norteamericano.
"Lo que sucedió fue equivalente a un chantaje, Estados Unidos pretendió retener al mundo como rehén y así intentó anular casi 40 años de consenso sobre la mejor manera de proteger la salud de bebés y niños pequeños", dijo a The New York Times Patti Rundall, directora de políticas de Baby Milk Action, grupo de activistas prolactancia que asiste a las reuniones de la OMS desde finales de la década de 1980.
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Rundall y otros activistas insistieron en que esta es una marcada diferencia a lo observado durante la administración del expresidente estadounidense Barack Obama, cuando más bien se apoyó la lactancia.
El Times aseguró que representantes de la industria alimentaria para bebés sí estuvieron presentes en las afueras de las negociaciones en Ginebra, aunque los activistas indican que no tienen cómo probar una ingerencia directa de estas compañías sobre las tácticas utilizadas por Washington.
El artículo también señala que "la confrontación por la lactancia materna es el ejemplo más reciente de cómo la administración de Donald Trump se pone del lado de intereses comerciales en numerosos asuntos relacionados con la salud pública y el medio ambiente".
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Rusia: país clave para la aprobación
Según el reportaje, la acción de Rusia fue vital para que la resolución sobre la leche materna sí se aprobara, pues sus representantes hablaron en favor de la leche materna.
"No estamos tratando de jugar de héroes, pero sentimos que está mal cuando un país grande trata de manipular a los países más pequeños, especialmente en un asunto que es realmente importante para el resto del mundo", afirmó a The New York Times un delegado ruso que pidió no ser identificado porque no está autorizado para hablar con la prensa.
Tomando como base el trabajo periodístico, los rusos fueron los principales activistas para que la medida pasara casi sin cambios en el texto.
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Trump responde
Aunque ningún representante del gobierno estadounidense aceptó responder las preguntas de The New York Times para la elaboración de la nota periodística, el presidente Trump se manifestó la mañana de este lunes, informó la agencia AP.
"Estados Unidos apoya fuertemente la lactancia materna pero nosotros no creemos que a las mujeres se les debe de negar el acceso a leche de fórmula. Muchas mujeres necesitan esta alternativa debido a malnutrición y pobreza", señaló el gobernante, al tiempo que criticó la publicación del diario.
Minutos antes, a través de su cuenta en Twitter, el mandatario arremetió contra el reportaje: "La desafortunada historia del NY Times es Fake News sobre la lactancia, debe ser retirada", expresó Trump.
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Además, a través de un comunicado de prensa, Caitlin Oakley, vocera de los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) señaló que: "Los temas debatidos (en la reunión) no se trataban del apoyo a la lactancia. Estados Unidos luchaba para proteger las capacidades de las mujeres de tomar las mejores decisiones para la nutrición de sus bebés. Muchas mujeres no pueden amamantar por una variedad de razones, estas mujeres no deben ser estigmatizadas, deben ser igualmente respaldadas con información y acceso a alternativas para la salud de ellas y sus bebés".
El New York Times dedicó precisamente su editorial de este lunes a responder el tuit de Trump y las declaraciones de Oakley.
"El tuit del presidente Trump de este lunes, que indica que las mujeres necesitan de 'la fórmula' debido a la malnutrición desafía tanto a la ciencia como al sentido común: toda la evidencia científica nos dice que la leche materna es, por mucho, la mejor opción nutricional para los bebés. Entre otros beneficios, tiene el potencial de prevenir diarreas y males respiratorios, ambos muy comunes en países pobres".
El editorial prosigue: "prácticas antiéticas de mercadeo por parte de las empresas de las fórmulas es un problema que ha contribuido a la baja en el amamantamiento en países de ingreso bajo. En 2015, menos del 40% de los bebés menores de seis meses recibían leche materna en los países en desarrollo. Aumentar al doble estos números pudo salvar cientos de miles de vidas".
"Claro, para algunas familias la fórmula puede ser esencial, pero también es nutricionalmente inferior que la leche materna en todas las formas posibles. Entre otras cosas, no contiene ninguno de los anticuerpos que sí tiene la leche de una madre", concluye el documento.
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Otros 'bloqueos' de EE. UU.
La publicación de este domingo en The New York Times asegura que los delegados estadounidenses fueron más allá de instigar contra la resolución del amamantamiento.
Por ejemplo, según el artículo, la delegación de ese país sí logró exitosamente remover textos que apoyaban impuestos mayores a las bebidas carbonatadas. Al parecer, estas palabras se eliminaron de una comunicación oficial que buscaba aconsejar a los países con tasas de obesidad más crecientes.
Otra de la lucha de los representantes del país norteamericano fue tirar por la borda una iniciativa que busca ayudar a los países pobres a obtener acceso a medicamentos vitales para salvar vidas, denunció también The New York Times.
"Washington, apoyando a la industria farmacéutica, se ha resistido a modificar las leyes de patentes. Esto evita la disposición de fármacos en los países en desarrollo. Los activistas por la salud dicen que la administración Trump ha incrementado su oposición a dichos esfuerzos", sentenció Jacobs en su trabajo periodístico.
No obstante, Trump respondió a través de Twitter: "Pfizer y otras (compañías farmacéuticas) deberían estar avergonzadas de haber subido los precios de los medicamentos sin razón alguna. Ellos (las farmacéuticas) solamente están aprovechándose de los pobres y de otros que no pueden defenderse, mientras le dan precios de oferta a países europeos. ¡Nosotros responderemos!".
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El trabajo en el diario neoyorquino también cita a Ilona Kickbusch, directora del Centro de Salud Global en el Instituto de Estudios Internacionales del Desarrollo en Ginebra. Ella señala que existe un miedo creciente a que la administración Trump le cause un daño irreparable a instituciones internacionales de salud como la OMS. Esto podría ser crucial para contener epidemias que van desde virus como el ébola hasta enfermedades crónicas como la diabetes o los males cardiovasculares.
Trump no se manifestó contra estas declaraciones, ni a través de redes sociales ni de comunicados oficiales.
El Times sí respondió en su editorial: "si las autoridades estadounidenses continúan por este camino, el resultado es fácil de adivinar: habrá personas que sufran, pero las ganancias de la industria no lo harán".