El uso de plasma de pacientes recuperados de la covid-19 como parte del tratamiento de personas que se encuentran hospitalizadas con la enfermedad es una realidad en Costa Rica y en varios países del mundo.
Es la esperanza para tratar los síntomas más graves de un padecimiento que en este momento no tiene terapia específica y definitiva. Al 3 de agosto, 235 personas habían recibido esta terapia en nuestro país.
En este momento, no hay resultados definitivos ni concluyentes que determinen cuán eficaz es el tratamiento. Existen varios ensayos clínicos que miden los resultados en miles de personas, pero solo son datos preliminares que comienzan a dar sus primeras luces. Por lo tanto, especialistas en infectología piden cautela antes de considerarlo como una solución definitiva.
El uso de esta sustancia tiene como fundamento que los anticuerpos generados por los pacientes ya recuperados (y que se encuentran en el plasma) podrían neutralizar la acción del virus.
Esta no es la primera vez que se utiliza este componente sanguíneo en el tratamiento de otras enfermedades infecciosas. Su uso data desde inicios del siglo XX.
“Los productos de sangre convaleciente se obtienen recolectando toda la sangre o el plasma de un paciente que ha sobrevivido a una infección y ha desarrollado inmunidad contra el patógeno responsable de la enfermedad en cuestión (...) Tiene la capacidad de neutralizar el patógeno y eventualmente lleva a su erradicación de la circulación sanguínea”, cita un artículo en la revista Blood Transfusion.
Sin embargo, con la llegada de un virus desconocido, como el SARS-CoV-2, causante de la covid-19, las posibles opciones de tratamiento han sido sometidas a ensayos clínicos para demostrar su seguridad (que sus efectos secundarios son menores que sus beneficios) y eficacia (que funcionan) antes de considerarse avalado.
Esto es parte del método científico para aprobar una terapia contra cualquier enfermedad: fases de prueba preclínicas (en laboratorio) y luego rondas de ensayos clínicos en seres humanos.
Pero la pandemia llegó y puso a los funcionarios de salud a trabajar en emergencia y sin medicamentos específicos. Como el plasma humano no es un medicamento sintético y ya ha sido probado como seguro para otras enfermedades, comenzó a utilizarse bajo la figura de uso compasivo. Este se da cuando no hay opciones de tratamiento y se emplean terapias que aún no están probadas, pero constituyen una esperanza.
Resultados preliminares esperanzan a unos... y a otros no
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¿Pero qué sucede con la eficacia de la plasma como terapia? ¿Es realmente la salvación para quienes la requieren?
Aunque los estudios siguen en curso, los primeros resultados similares ya se han publicado. El más grande de ellos, desarrollado por la Clínica Mayo en 35.322 pacientes, ya tiene un manuscrito subido en la web MedRxiv. Este es un portal donde se suben las investigaciones antes de haber sido sometidas a revisión por pares.
La revisión por pares es una parte vital del método científico en donde un estudio es sometido a un grupo de expertos en la materia para que garanticen su veracidad, confiabilidad, integridad y consistencia. Por ello, estas investigaciones se consideran preliminares aún.
El estudio de la Clínica Mayo midió la letalidad en dos formas: lo rápido que la persona recibió el plasma y la cantidad que recibió.
Para los pacientes que recibieron la transfusión en los tres primeros días de su diagnóstico de la covid-19, se vio que la letalidad, siete días después de la aplicación de la plasma, fue del 8,7%, pero subió a 11,9% en quienes se transfundieron a los cuatro días o después del diagnóstico.
Un mes después de la transfusión la letalidad era del 21,6% en quienes recibieron plasma en los primeros tres días del diagnóstico y de 26,7% en quienes la recibieron después.
En cuanto a la cantidad de anticuerpos, la letalidad a los siete días fue de 8,9% para quienes recibieron una dosis alta, del 11,6% en quienes recibieron una dosis media y de 13,7% en quienes recibieron una dosis baja.
Pero aún es pronto para llegar a conclusiones. Este miércoles, el periódico estadounidense The New York Times indicó que los resultados aún no eran suficientes como para que la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) la avalaran para uso de emergencia. Ese aval se puso en pausa.
El uso de emergencia es una aprobación rápida y que no pasa por una revisión tan rigurosa que se da cuando es la única opción que tiene una persona para tratar una condición de salud.
La decisión de la FDA también está basada en los resultados de la Clínica Mayo.
De acuerdo con la publicación de The New York Times, esto fue una petición de varios especialistas de alto rango como Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y Anthony Fauci, uno de los infectólogos de mayor rango mundial, y Clifford Lane, director clínico del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
Estos especialistas consideran que los resultados no ameritan la declaratoria de aprobación de emergencia para un uso más masivo.
“Los tres estamos de acuerdo y comprometidos con la importancia de datos robustos generados por ensayos clínicos, y el que estemos en una pandemia no cambia eso”, dijo Lane al periódico estadounidense.
De momento, los habitantes de ese país con la covid-19 tienen acceso al plasma a través de tres formas: la primera es ser participante de un ensayo clínico.
La segunda es el programa de acceso expandido, para quienes tienen una enfermedad grave o que pone en riesgo su vida y no pueden participar de un ensayo clínico, esto se hace en determinados centros de salud.
La tercera es el uso de emergencia para un solo paciente. Se da cuando hay alguien con su vida en riesgo y no puede participar de una de las otras dos opciones.
En Costa Rica
Nuestro país aplicó la primera dosis de plasma convaleciente el pasado 25 de mayo a una mujer de 37 años vecina de Liberia y que estaba hospitalizada en el Centro de Atención Especializada del Covid (Ceaco). Ella fue dada de alta del centro médico el 2 de junio.
Al 3 de agosto se había aplicado a 235 personas.
La Nación consultó sobre la decisión de la FDA a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). La oficina de prensa ya tramitó la consulta y se está a la espera de una respuesta.
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