La emergencia global por covid-19 terminó y, gracias a las vacunas y a los anticuerpos generados por infecciones previas, está lejos de recuperar la gravedad que se tuvo en un momento. No obstante, convivir con el virus también lleva a la ciencia y a las instituciones de salud pública internacional a seguirle la pista al SARS-CoV-2, virus causante de esta enfermedad.
La mañana de este 9 de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la existencia de una nueva “variante de interés”, denominada EG.5. Esta es una subvariante “hija”, por así decirlo, de la variante ómicron, única circulante (con múltiples subvariantes) en el mundo desde inicios de 2022.
Una variante de interés (VOI, por sus siglas en inglés), es aquella que a nivel genético arroja sospechas de que los virus tienen “habilidades especiales”, pero no hay pruebas fehacientes a nivel epidemiológico ni de salud pública. Sin embargo, las VOI sí pueden estar relacionadas con brotes o mayor transmisión comunitaria en los países donde se encuentran.
Esta variante se reportó por primera vez el pasado 17 de febrero y comenzó a estudiarse de cerca (como variante bajo monitoreo, VUM, por sus siglas en inglés) el 19 de junio.
“No hay duda de que el riesgo de covid-19 severa y de muertes es vastamente menor que hace un año, tenemos más vacunación, más detección temprana y mejor atención clínica. Pese a estas mejoras, la OMS continúa declarando el riesgo de covid-19 para la salud pública mundial como alto”, dijo en conferencia de prensa, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Adhanom recordó que el virus continúa circulando en todos los países, continúa matando y continúa cambiando, por lo que el riesgo de una variante que pueda causar mayores casos y muertes sigue vigente.
Sin embargo, lo que se sabe hasta ahora de esta nueva variante no parece indicar que sea ni más grave ni más letal; todo parece indicar lo contrario, pues no se han visto aumentos de internamientos en cuidados intensivos ni de decesos en los países donde está presente.
Maria van Kerkhove, jefa técnica de covid-19 de la OMS, señaló que, para analizar si se consideraba esta subvariante como una VOI, se tomaron en cuenta tres parámetros: transmisibilidad, severidad y escape inmune. Este último término se refiere a la habilidad de una variante para escapar de la protección conferida por vacunación o una infección previa, burlar a las defensas, y enfermar a las personas.
Se mostró que no hay severidad ni letalidad aumentada, pero sí transmisión aumentada y escape inmune.
A fondo
De acuerdo con el documento de la OMS, que haya un aumento de casos de la subvariante sugiere mayor transmisibilidad, y, adicionado a esto, escape inmune, ya la cataloga como VOI.
“Dada las ventajas que tiene para un mayor crecimiento y sus características de escape inmune, EG.5 puede causar un aumento de incidencia y pasar a ser dominante en algunos países o incluso globalmente”, cita el documento.
Si se compara con las subvariantes anteriores, la EG.5 tiene una mutación adicional en la proteína espiga (también conocida como spike, o S en inglés), esta proteína es clave, porque es la puerta de entrada del virus al organismo humano. Un sublinaje de esta subvariante, el EG.5.1, tiene otra mutación adicional en este sitio. Este sublinaje es el dominante en este momento, el 88% de las muestras secuenciadas de EG.5 corresponden a EG.5.1.
Hasta este lunes 7 de agosto, 51 países habían reportado la presencia de esta VOI. Dentro de ellos se encuentran China, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Canadá, Australia, Singapur, Reino Unido, Francia, Portugal y España.
Una de las razones por las cuales se declaró VOI es por su crecimiento en las últimas semanas. En la semana 25 del año, que transcurrió del 19 al 25 de junio, esta subvariante correspondía al 7,6% de las variantes registradas. Cuatro semanas después, en la 29, que fue del 17 al 23 de julio, la prevalencia en los registros se había incrementado al 17,4%.
Van Kerkhove señaló que los países donde se han visto mayores reportes de EG.5 también advierten de aumentos en detección de casos. A esto se le une, según el reporte de la OMS, la situación de países como Japón o Corea del Sur, donde también han aumentado las hospitalizaciones. Este aumento no se debe a una mayor severidad, pero no debe perderse de vista que, al haber más casos, los hospitales deben estar preparados para recibir más internamientos, especialmente de personas vulnerables.
Otras VOI
La EG.5 no es la única variante de interés que estudia la OMS; otras dos, descendientes de ómicron, también son monitoreadas en esta característica. Una de ellas es la XBB.1.5 y la XBB.1.6. La primera es dominante en el continente americano (en cuenta, Costa Rica), la segunda en el sureste asiático. Van Kerkhove aseguró que en este momento no existe una única dominante a nivel mundial, cada región tiene la suya.
La mejor forma de saber cómo está la situación es que los países hagan análisis genómicos frecuentes y los publiquen en las bases de datos internacionales, porque de esta forma se tendrá un monitoreo más claro de la situación y se podrá dar seguimiento a las variantes y a los cambios que eventualmente deban hacerse en las vacunas o tratamientos (de momento, eso último no ha sido necesario).
Además, se les pide a los gobiernos que no abandonen las pruebas diagnósticas, especialmente en las poblaciones más vulnerables y con más factores de riesgo, porque así se les podrá dar la mejor atención.
“El número de países que reportan datos a la OMS ha decrecido de forma significativa. El mes pasado, solo el 25% de los países y territorios reportaron las muertes relacionadas con covid-19 a la OMS, y solo el 11% han reportado hospitalizaciones e ingresos a cuidados intensivos. Esto no quiere decir que los países no tengan muertes ni hospitalizaciones, quiere decir que no las han reportado a la OMS”, indicó Adhanom Ghebreyesus.
Tener los datos lo más certeros posibles es necesario para que los pacientes reciban una mejor atención, pero también para tomar decisiones más acertadas en términos de salud pública.
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