El paso de la escuela al colegio y la adolescencia, son momentos en que las emociones están a flor de piel en el ser humano, por lo que la depresión es un trastorno común durante estas etapas.
Además de todo el cariño, comprensión y, de ser necesaria, terapia psicológica o psiquiátrica, realizar una rutina de ejercicio físico puede ser un arma extra para luchar contra este padecimiento.
Un estudio presentado en la Convención Anual de la Asociación Estadounidense de Psicología, señaló que la actividad física, especialmente el ejercicio cardiovascular, ayuda a que los jóvenes manejen mejor sus emociones.
De acuerdo con los especialistas, una de las razones es que durante la actividad física se liberan endorfinas, hormonas que motivan el bienestar y el ánimo en las personas y reducen sus niveles de estrés.
Por otro lado, la condición física que se adquiere cuando se lleva bastante tiempo de desarrollar estos ejercicios, estabiliza las emociones, aunque en una semana aislada una persona lleve a cabo menos actividad física o no la desarrolla del todo.
“El nivel de ejercicio de un estudiante puede variar de una semana a otra, pero la condición física es el resultado de un programa más prolongado de actividad”, manifestó en un comunicado de prensa el coordinador del estudio, Camilo Ruggero.
“Controlar el índice de masa corporal (relación entre peso y estatura), hacer exámenes de condición física, y ver cómo están los sentimientos de los adolescentes, nos permitirá ayudarlos mejor”, agregó el experto.
La evidencia. Los investigadores encuestaron a 437 estudiantes (55% mujeres) en seis centros educativos en Estados Unidos.
Todos ellos contestaron preguntas acerca de su actividad física y sus emociones.
También se les pesó y se les hizo una prueba de condición física en la que debieron correr en una banda estacionaria.
El 28% de las mujeres en sexto grado y el 29% de las que están en sétimo año tenían niveles elevados de depresión. Entre los hombres, el 22% de los de sexto grado y el 19% de los que estaban en sétimo presentaron estos síntomas.
Cuando se analizó el nivel físico de los alumnos, se observó que las mujeres que hacían ejercicio tenían un 15% menos de riesgo de depresión, mientras que la reducción de riesgo entre los hombres era de un 9%. Para los científicos esto es importante, pues los jóvenes depresivos tienden a tener calificaciones más bajas y pocos espacios para socializar.
Diferencias vitales. La adolescencia es una época en la que las emociones son más volubles y la aflicción es algo común, pero los especialistas señalan que la depresión es un trastorno que ya debe tomarse con más seriedad.
Esta enfermedad incluye tristeza y llanto al menos dos veces por semana durante al menos dos semanas, irritabilidad o aislamiento, disminución del disfrute de las cosas que antes causaban placer, falta de concentración, dormir más de lo común o casi no dormir, disminución de la energía, deseos de morir o intentos suicidas durante las mismas dos semanas.
Para los autores del estudio, la depresión debe atenderse desde sus inicios, por más joven que sea la persona. “La depresión que comienza en esta etapa de la vida puede llevar a depresión crónica o recurrente en la vida adulta”, comentó Ruggero.
“Es ahí donde los programas de actividad física son una forma de prevenir la depresión en los colegiales, pero dichos colegios también deben utilizar otras medidas, como terapia psicológica que ayude a referir a un médico cuando sea necesario”, agregó.
Los especialistas concluyen que hay otros factores determinantes para tratar episodios de depresión o tristeza extrema en estas personas, como lo son el apoyo de familiares y amigos, la realización de actividades extracurriculares y el que el joven tenga su propio espacio para desarrollar sus talentos y personalidad.