No es algo nuevo. Desde el 2010 el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) viene diciendo que los ticos ingerimos demasiada sal.
Sin embargo, lo que sí es nuevo y aún preocupa a las autoridades es que, a pesar de las advertencias de que eso atenta contra el corazón y los riñones, su consumo no ha descendido ni una pizca.
En el 2011, la ingestión promedio de los ticos no bajaba de siete gramos (cerca de cucharadita y media) por día. Conociendo esta situación, meses después las autoridades lanzaron una campaña con un mensaje claro: consumir un máximo de una cucharadita de sal diarias.
Esta cucharadita incluye no solo las de la sal que uno le echa con “salero” a los alimentos, sino también las que se emplean al cocinar y el sodio que ya traen consigo los alimentos.
Sin embargo, el mensaje no pareció calar del todo. Un estudio en Cartago y Capellades, en el 2012, reveló que las personas que comen demasiada sal, desconocían los riesgos de su consumo.
Hoy esa situación no ha cambiado. Aunque el exceso de sal no es el único culpable, la hipertensión pasó de un 26,5% en el 2002 a un 31,5% en el 2011.
¿Por qué la sal causa hipertensión? Según Adriana Blanco, coordinadora del programa de reducción del consumo de sal y sodio del Inciensa, el abusar de la sal hace que el cuerpo ingiera exceso de sodio, y esto retiene agua en el cuerpo, genera presión en las paredes de los vasos sanguíneos y en los riñones.
Otros especialistas señalan también como consecuencias una mayor acidez en el estómago, sobrecarga en el cuerpo y envejecimiento de los vasos sanguíneos.
Blanco explicó que el 30% de las enfermedades cardiovasculares tienen como causa la hipertensión. Aclara, que la presión arterial alta no solo se debe al alto consumo de sal, pero sí es un factor de riesgo.
“El problema es que la gente no cree que el comer demasiada sal sea un riesgo y no se sienten en riesgo”, aseguró Blanco.
Sodio ‘oculto’. Para la nutricionista Silvia Quesada, el problema no solo radica en la cantidad de sal visible en los alimentos, sino en el sodio “oculto” en algunos de ellos.
“Casi todos los enlatados contienen sal como preservante. Además, cosas dulces que no parecieran contener sal como las galletas dulces o los queques también tienen sal, y de esto debemos cuidarnos”, manifestó la especialista.
“En este caso es importante revisar las etiquetas de los alimentos que nos vamos a comer, muchas dicen que tienen sodio”, agregó.
Quesada recalcó que alimentos como los embutidos tienen sodio y que su abuso descontrolado contribuye a subir la tensión arterial.
Los productos congelados también son de cuidado. Un estudio del Inciensa publicado a finales del 2012 en la Revista Panamericana de Salud Pública señaló que “la mayoría de las pizzas comerciales en venta en el mercado local tienen un elevado contenido de sodio (mayor a 480 mg por porción), y una de ellas declaró el mayor contenido de sodio en el mercado”.
¿Qué hacer? Si usted tiene problemas de hipertensión, es posible que deba consumir un máximo de 3,8 gramos de sal por día (poco más de media cucharadita). Lo recomendable es que consulte a su médico.
Si no tiene problemas, la mejor forma de controlar la sal que se ingiere es medir con cucharitas la sal que le pone a las comidas, y eliminar el salero de la mesa.
Si sale a comer a algún restaurante, lo más recomendable es pedir los aderezos por separado, y alimentos a la parrilla, a la plancha o al horno, en lugar de fritos. Además, solicite que le pongan menos sal a la comida.
Otras medidas son moderar el consumo de condimentos empacados y de salsas picantes.
“Tampoco se trata de satanizar la sal: no es eliminarla del todo, es consumirla adecuadamente”, señaló Quesada.
Nota: Se precisó la información, 03/18/2013, 8:15 a. m.