Hasta hace unos cinco meses, Digna Matamoros volvió a dormir en paz y profundamente. Para lograr ese sueño reparador tuvo que pagar un precio muy alto: dejar de dormir con el amor de su vida, su esposo desde hace 30 años, Marvin Delgado. No están enojados, ni tienen problemas de pareja.
Digna y Marvin dejaron de dormir juntos por indicación médica.
Él ronca, pero ronca en serio: por culpa de sus ronquidos, su esposa no pudo conciliar el sueño de manera correcta durante tres décadas. No hubo codazos, ni almohadas duras que dieran resultado. No funcionaba despertarlo para que cambiara de posición. Ni siquiera una corrección del tabique nasal mejoró el problema. Al final, el doctor les dijo en febrero de este año que la única solución para dormir tranquilos era que lo hicieran no solo en camas separadas, sino en habitaciones diferentes.
“Nadie se ha quejado, solo los vecinos”, bromeó este chofer de profesión. Pero su situación no es algo de bromas o de vacilón, aunque los ronquidos siempre provoquen uno que otro chiste cruel. Durante la noche, además de no dejar dormir a su esposa, él tampoco descansa correctamente. Es tanta la potencia de sus ronquidos que él mismo se despierta varias veces por la noche; al principio se asustaba, pero dice que ya está acostumbrado. “Nada más me vuelvo para el otro lado y sigue la fiesta”, contó.
“Todo el mundo huye de mí. Cuando estamos en algún paseo familiar, busco la manera de apartarme para que los demás puedan dormir. Es muy incómodo”, agregó este hombre de 51 años. Y es que además de problemas de salud y médicos, los ronquidos provocan también afectación social.
Don Marvin ronca desde que tiene memoria. Pese a las bromas que él mismo hace al respecto, ser una persona roncadora, no ha sido nada fácil: a menudo se siente cansado durante el día y se queda dormido, por ejemplo, en actividades sociales.
Más sobre la salud del sueño
La situación personal y también la que ha vivido con su esposa lo llevó a buscar ayuda profesional. Visitó un doctor que le recomendó una operación del tabique nasal, porque le dijo que lo tenía desviado. Sin embargo, el procedimiento médico que se aplicó hace 15 años no dio los resultados esperados.
Este hombre narró que trata de acostarse temprano, ya que por su trabajo tiene que madrugar, pero igual no duerme bien. La situación se complicó más después de que se contagió de covid-19, hace dos años.
Al otro lado de la historia está doña Digna. “Me hace mucha falta tenerlo en el rinconcito. Hago lo posible por estar con él por las noches, pero no puedo. Tengo que irme con las cobijas al otro cuarto porque aunque me da mucha lástima él y me hace falta, no puedo quedarme en el mismo cuarto”, dijo la esposa.
“Digna es mi huesito, me hace falta”, agregó don Marvin.
Los ronquidos son algo común en las personas. Todos en algún momento hemos roncado; lo que no es normal es cuando se vuelve habitual, según explicaron los doctores Ariel Miremberg y Lilliana Estrada, ambos especialistas en medicina del sueño.
En varios hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social, como en el San Juan de Dios y el Calderón Guardia, hay clínicas del sueño.
Si una persona tiene problemas derivados de dormir mal, puede acudir a una consulta en los servicios médicos de la Caja.
Si está interesado en consultar por privado, puede hacerlo en la clínica Sleep Med de la doctora Lilliana Estrada al teléfono 2208-8855. O al consultorio del doctor Ariel Miremberg al teléfono 2208-1607.
“El ronquido es el sonido que emite el aire al pasar por una vía aérea que está parcialmente cerrada o colapsada. Respiramos normal durante el sueño, pero hay una relajación de todos los músculos del cuerpo, incluyendo la vía aérea superior, la lengua, la faringe y el paladar blando, que sufren una relajación típica del sueño. Cuando el aire trata de pasar en la respiración por la vía que está relajada, emite un sonido producto de la vibración del paso del aire”, explicó Estrada, directora médica de la clínica del sueño Sleep Med.
De acuerdo con el doctor Miremberg, cuya clínica del sueño está ubicada en el hospital Cima, roncar se considera normal cuando estamos resfriados, cenamos mucho antes de dormir, estamos extremadamente cansados o incluso cuando se toma licor. Pero cuando el ronquido es habitual se sale de esos parámetros.
“Empieza a ser preocupante cuando su pareja nota que usted ronca de manera habitual, si siente que no descansa mientras duerme, si su propio ronquido lo despierta o si entre ronquido y ronquido tiene la impresión de que se está ahogando”, afirmó el especialista.
La dinámica del sueño
Mariana y Andrés, nombres ficticios de una pareja que también sufre por los ronquidos, encontraron una dinámica para poder dormir, aunque también implica la separación.
Ellos tienen 20 años de casados y tres hijas. Mariana contó que ambos roncan. Ella cree que se convirtió en roncadora habitual después de sus embarazos.
“Aprendí a aguantarme los ronquidos de mi esposo, pero si yo me duermo primero, él no aguanta. Me corre, me cambia de posición y cuando ya no puede más, va al cuarto de alguna de las niñas y cambia con ellas. Con las niñas no hay problemas, ellas sí pueden dormir conmigo”, dijo esta mujer de 45 años.
Mariana nunca ha consultado a un profesional en la salud sobre su situación. Sabe que no es algo normal, pero no había pensado que podría provocar otras afectaciones. Sin embargo, contó que se ha despertado con sus propios ronquidos, pero se levanta, hace ejercicios de respiración y relajación y se vuelve a dormir.
Ha tratado con otras opciones para dejar de roncar: acomodar la almohada de manera diferente o usar una que no sea tan suave para que la posición de su cabeza no interfiera en su respiración; pero nada más.
La dinámica que han adoptado Mariana y Andrés no solo los afecta a ellos cuando deben de separarse al dormir, sino que también sus hijas se ven involucradas cuando tienen que cambiar de cama con el papá. A menudo las noches de todos son interrumpidas, lo que incide en la buena higiene familiar del sueño, que es de suma importancia para la salud de las personas.
El doctor Miremberg, quien también es especialista en otorrinolaringología, explicó que roncar afecta de dos maneras al paciente. La primera de ellas es socialmente porque “nadie quiere dormir con una persona que está roncando”. Agregó que en muchas parejas el vínculo se deteriora a partir de las separaciones del lugar en el que duermen.
La otra afectación es en la salud, ya que quien ronca tiene cuatro veces más la posibilidad de parar de respirar, lo que se conoce como apnea del sueño. “Esto favorece a la presión alta, a los infartos y las arritmias, a los problemas vasculares, la fatiga, la irritabilidad, la depresión y el envejecimiento”, afirmó.
Hay diferentes tipos de apneas del sueño, pero la más común es la apnea obstructiva, que ocurre cuando las vías respiratorias superiores se bloquean. Eso reduce o detiene por completo el flujo de aire que entra al cuerpo.
Roncar no es solo roncar, porque cuando se produce, habitualmente interrumpe las funciones que realiza el cuerpo durante el sueño. Los ronquidos son uno de los muchos trastornos del sueño, que también incluyen insomnio, parálisis del sueño, sonambulismo, despertar confusional, pesadillas, síndrome de piernas inquietas, calambres nocturnos, bruxismo y hablar dormidos, entre otros.
“Cuando uno duerme debería de estar descansando y reposando, pero cuando se ronca, los sistemas metabólico, hormonal, circulatorio y cardiaco están trabajando. Esto interrumpe las funciones que el cuerpo debería de estar haciendo durante el sueño, se pierde todo el equilibrio”
— Doctor Ariel Miremberg, especialista en medicina del sueño
Dormir bien es de suma importancia. En niños lo recomendable es que duerman mínimo ocho horas, en adultos se sugiere que sean seis. Sin embargo, lo adecuado es que estas horas sean seguidas: sin despertarse, sin apneas, sin ir al baño, para que el cuerpo realice de manera correcta las fases fisiológicas necesarias como la limpieza del estómago, la recuperación neuronal o la limpieza de sustancias tóxicas en el cerebro.
“Cuando uno duerme debería de estar descansando y reposando, pero cuando se ronca, los sistemas metabólico, hormonal, circulatorio y cardíaco están trabajando. Esto interrumpe las funciones que el cuerpo debería de estar haciendo durante el sueño, se pierde todo el equilibrio. Quienes roncan mucho se sienten cansados y fatigados porque paran de respirar entre los ronquidos”, comentó el doctor Miremberg.
La doctora Estrada agregó que entre más intenso y frecuente sea el ronquido a lo largo de la noche, es más peligroso. Cuando respiramos de manera normal entra una cantidad de oxígeno necesaria al cuerpo, pero cuando hay un ronquido y se da un bloqueo parcial en las respiraciones, baja la oxigenación, lo que a la larga puede provocar aumento en la presión arterial y riesgo de arritmias cardiacas mientras dormimos.
No solo se trata de no dejar dormir a quien tenemos a la par. Muchas veces el roncador se despierta durante la noche y no se da cuenta: cuando pasa esto la persona se queda en un sueño superficial, no avanza a las fases del sueño más profundas, por lo tanto, no descansa.
“La gente se acostumbra a tolerar el cansancio, a convivir con una somnolencia, aunque esto no debería de ser. Muchas personas no se dan cuenta de qué tan cansadas están”, aseveró la especialista.
Este cansancio acumulado por la deuda del sueño provoca también sobrepeso: cuando se duerme mal o pocas horas por la noche, hay un incremento en la ingesta de calorías hasta de un 300%, dado que el cuerpo busca la manera de recuperar la energía de alguna manera.
“Si tengo deuda de sueño, tiendo a comer más calorías para reservarlas. La energía no consumida se convierte en grasa”, afirmó la doctora.
En Costa Rica, los problemas relacionados con la higiene del sueño provocan incluso que los ticos que no duermen bien, se incapaciten. De acuerdo con información brindada por la Comisión Central Evaluadora de Licencias e Incapacidades, en el 2022 la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) otorgó 1193 incapacidades por diagnósticos de insomnio y trastornos del sueño; en lo que va del 2023 la cantidad ya va por 808.
Las causas
Un ronquido habitual puede ser provocado por múltiples factores internos y externos. Todos roncamos, pero los hombres lo hacen más. En las mujeres, el ronquido puede aumentar después de la menopausia debido a que pierden un factor protector hormonal. Los niños y jóvenes también lo hacen, pero cuando se da con regularidad se debe de consultar a un médico.
Durante un sueño correcto el cuerpo realiza diferentes funciones importantes como la limpieza del estómago, la recuperación neuronal o la limpieza de sustancias tóxicas en el cerebro.
Si hablamos de factores internos, el ronquido puede ser producto, por ejemplo, de las estructuras anatómicas: un tabique desviado, unos cornetes o una lengua muy grandes. También puede ser que el paladar sea muy grande y blando o que la úvula sea muy larga. Además, se consideran aspectos como el tamaño o la forma de la mandíbula, así como del arco de los dientes.
Entre los factores externos destacan dormir boca arriba, lo que provoca que la lengua, por la gravedad se vaya para atrás, consumir licor o comer mucho antes de dormir, tomar medicamentos para dormir o para enfermedades psiquiátricas. La ingesta de relajantes musculares y el tabaquismo se suman a esta lista. El sobrepeso también es un punto muy importante a tomar en cuenta, ya que un paciente que aumente de peso va a experimentar cambios en la intensidad y la frecuencia del ronquido.
Si usted duerme solo y no tiene a alguien que le notifique (o reclame) por sus ronquidos, darse cuenta de que es un roncador puede ser sencillo. Los doctores explicaron que hay señales que pueden tomarse en cuenta para saber si está roncando, entre ellas: despertarse con la boca seca o con dolor de garganta, sudar mucho durante la noche, despertarse con dolor de cabeza o fatigado y babear la almohada.
Además, estar somnoliento durante el día, sentirse con la energía baja o deprimido. Incluso, si tiene necesidades imperiosas de hacer una siesta o si se queda dormido viendo televisión o durante una reunión. Hay personas que también se despiertan con sensación de susto, con falta de aire o palpitaciones.
Si usted ha notado algunas de estas señales de manera frecuente, lo recomendable es que consulte con un médico.
Tratamientos
El doctor Miremberg fue enfático en aclarar que no hay una pastilla para curar el ronquido; sin embargo, un análisis integral de la situación, podría ayudarle a encontrar soluciones.
Entre lo que cada persona puede hacer para disminuir los ronquidos, los especialistas recomiendan bajar de peso, no dormir boca arriba, hacer ejercicio y no comer copiosamente antes de acostarse.
Si está resfriado o padece de alguna enfermedad como la rinitis, busque tratamiento. No tome licor antes de dormir, y si es fumador, suspenda el tabaquismo (que de todos modos es un hábito muy perjudicial para su salud).
“Hay que entender que el tema es multifactorial y que el manejo es integral. En las clínicas del sueño buscamos hacer un diagnóstico para definir los factores que detonan el ronquido, si es algo anatómico o externo”, explicó la doctora Estrada.
Los estudios que se realizan incluyen una exploración de la historia clínica. También se pueden hacer estudios del sueño, como la Polisomnografía, en la cual se registran diversas funciones corporales a medida que uno duerme o trata de dormir. En algunas ocasiones, los pacientes deben dormir en las clínicas para que se realicen estos exámenes.
“Es de suma importancia recomendarles a los pacientes que busquen especialistas en medicina del sueño. Los estudios del sueño son herramientas que hay que interpretar para brindar un diagnóstico correcto. En el Colegio de Médicos se puede consultar quiénes son los especialistas en el país”, dijo la doctora Estrada.
Después de la evaluación, cada doctor hará las recomendaciones necesarias para el tratamiento de los ronquidos, como el uso de dispositivos de venta libre que pueden ayudar (clips y las vendas nasales), así como almohadas especiales para trabajar la postura del cuello o dispositivos de avance mandibular. El especialista recomendará, después del análisis, si esto ayudará o si es necesario un procedimiento quirúrgico para corregir algún aspecto anatómico.
“Lo importante es que con una adecuada valoración, sepamos qué es lo que le funciona mejor al paciente y que no ande dando tumbos”, finalizó la doctora.