Cuando en agosto del año pasado Luis Guillermo Guevara Rivas se enteró de que el Ministerio de Salud prohibía el etiquetado frontal de los alimentos recordó una frase de un profesor que tuvo en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae): “La persona que piensa y no actúa que mejor no piense”.
El etiquetado frontal advierte a los consumidores si un producto es alto en calorías o en otros nutrientes que pueden ser perjudiciales, como grasas, azúcares o sodio.
Con aquella frase de su profesor presente, este profesional en Contaduría Pública actuó. En su mente giraba la preocupación de todo lo que podía afectar la salud de sus ocho nietos, que hoy tienen entre 5 y 16 años.
“La idea fue pensando en lo que consumen mis nietos y mis nietas, la familia tiene derecho a saber qué están comiendo“, dijo a La Nación el turrialbeño, que recién cumplió 67 años.
“Cuando leí la noticia dije ‘esto no puede ser, de ninguna manera. Esto es arbitrario, es ilegal. Es un absurdo, una ocurrencia’. Hasta me dio vergüenza ajena que profesionales en salud dijeran eso”, recordó.
Se sentó frente a la computadora y redactó el recurso de amparo. Lo terminó, lo leyó y viajó desde su casa, en Turrialba, hasta San José, para presentarlo ante la Sala Constitucional. No quiso retrasarlo más.
“Ahora que estoy jubilado voy a San José casi que solo amarrado, pero esto lo hacía necesario. Este es un tema que trasciende, estamos hablando de la salud. Lo hice pensando también en todos los niños. En este país tenemos serios problemas de obesidad y el gobierno, nada más y nada menos que el Ministerio de Salud permitiendo el ocultamiento de información. En mi caso, como abuelo, no podía tener claridad de qué comían mis nietos”, enfatizó.
Acercar la información a la gente
Don Luis Guillermo se considera uno de los muchos costarricenses que no entiende lo que viene en la información nutricional de los empaques y requiere de advertencias más gráficas para tomar decisiones sobre qué consumir y qué no.
“A veces tengo que tomarle una foto al cuadro con la información para poder agrandarla. Eso no puede ser. La gente que nos vende alimentos debería de ser más clara para que la persona decida a conciencia qué come y qué no”, afirmó.
Por eso utilizó la herramienta que como costarricense sabe que tiene acceso. Y este 23 de abril se enteró del fallo a su favor, en el que la Sala Constitucional eliminaba esa directriz del Ministerio de Salud.
“¡Estoy eufórico! Yo mido que esto es de gran impacto, de gran beneficio para toda la ciudadanía. Y recuerde, el que piensa y no actúa que mejor no piense”, resumió.