Nueva York
Cuando los investigadores compararon imágenes de exploración cerebral computarizada de mujeres antes y después del embarazo, encontraron algunas diferencias en 11 lugares; también hallaron indicios de que las alteraciones ayudan a las mujeres a prepararse para la maternidad.
Por ejemplo, esos cambios podrían ayudar a una mujer a comprender las necesidades de su infante, explicó vía correo electrónico la investigadora Elseline Hoekzema, quien figuró entre los autores del estudio en la Universidad de Leiden, en Holanda.
A las mujeres se les realizaron además pruebas de memoria, y no mostraron señales de disminución.
La investigación
Hoekzema, neurocientífica, comenzó a trabajar en el estudio cuando estaba en la Universidad Autónoma de Barcelona, en España. Ella y sus colegas presentaron los resultados en un documento publicado el lunes por la revista Nature Neuroscience.
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El estudio incluye datos sobre 25 mujeres españolas a quienes se les realizó exploración cerebral computarizada antes y después de sus embarazos, junto con 20 mujeres que no se embarazaron durante el período del estudio.
Los cambios cerebrales en las mujeres embarazadas fueron detectados mediante las comparaciones de esos dos grupos.
Los resultados fueron uniformes: un programa de cómputo pudo determinar qué mujeres estuvieron embarazadas con solo analizar los resultados de las imágenes por resonancia magnética.
Y los cambios, presentados primero en un promedio de 10 semanas después del parto, seguían mayormente presentes dos años después del nacimiento del bebé. Esto se determinó tras realizar un seguimiento a 11 participantes en el estudio.
Las investigaciones posteriores mostraron que se trata de un asunto exclusivo de la maternidad: no se registraron cambios en los cerebros de padres primerizos.
Con base en descubrimientos de investigaciones previas, los investigadores piensan que los cambios cerebrales ocurrieron durante el embarazo y no después del nacimiento.
¿Qué es lo que ocurre?
Hoekzema y sus colegas piensan que las diferencias son resultado de hormonas sexuales que inundan el cerebro de una mujer embarazada.
En los 11 lugares, los datos de imagen por resonancia magnética indican reducciones en el volumen de la materia gris del cerebro, pero no está claro qué significa eso. Por ejemplo, podría reflejar pérdida de células cerebrales o una disminución de las estructuras de comunicación entre las células cerebrales, llamadas sinapsis.
Perder algunas sinapsis no es necesariamente algo malo. Ocurre durante un aumento hormonal en la adolescencia y produce circuitos cerebrales más especializados y más eficientes. Los investigadores sospechan que eso podría ser lo que ocurre en las mujeres embarazadas.