Este 5 de mayo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que “con gran esperanza” decretaba el final de la covid-19 como una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés), estatus que mantenía desde el 30 de enero de 2020, semanas antes de ser considerada pandemia.
Justo después recalcó que esto no significa que la enfermedad deje de ser de importancia: “Eso no quiere que covid-19 ya no sea una amenaza global. La semana pasada, covid-19 tomó una vida cada tres minutos, y esas son solo las muertes registradas oficialmente”.
Entonces, ¿qué quiere decir que la emergencia finalizó? ¿Qué medidas deben tomar los sistemas de salud? ¿Las comunidades? ¿Nosotros mismos? Para tener claro el panorama. La Nación revisó los documentos de la OMS, analizó artículos internacionales y conversó con la doctora en virología Eugenia Corrales Aguilar y con la especialista en salud pública, exministra de Salud y expresidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) María del Rocío Sáenz Madrigal.
Paso a paso: ¿qué es una emergencia y qué no?
Una PHEIC es el máximo nivel de alerta de la OMS, es una declaratoria en la que se le pide a todos los países estar pendientes y con protocolos preventivos activados. Esta declaratoria también habilita a la OMS a desplegar apoyos logísticos y técnicos para los países que están siendo afectados por la enfermedad.
Para que una enfermedad se considere PHEIC deben reunirse tres criterios:
- Que sea un evento extraordinario
- Que haya riesgo a la salud pública de otros países para una diseminación global
- Que requiera de una coordinación internacional
En este momento se mantienen como PHEIC la polio y la mpox (conocida anteriormente como viruela del mono).
De acuerdo con el reporte de la OMS, aunque el SARS-CoV-2 (virus causante de la covid-19) ha estado circulando y continuará haciéndolo, ya no es un evento inusual o inesperado. Además, el virus ya está globalmente diseminado y cada país tiene una situación diferente, por lo que corresponderá a cada uno tomar decisiones según la epidemiología presente.
“A estas alturas hay una transmisión bastante estable, no ha desaparecido ni va a desaparecer, siguen y se van a seguir dando casos y algunos de ellos lamentablemente morirán, pero ya no se verán los picos altísimos que se veían en 2020”, manifestó Sáenz.
Para Corrales, lo que queda es resolver asuntos operativos para enfrentar el problema que sigue siendo, aunque ahora de menor gravedad.
La enfermedad hoy
Ambas entrevistadas y los documentos revisados subrayan que la enfermedad ya no es la emergencia que fue, pero sí es necesario mantenerse vigilantes.
“Estamos en un proceso de transición a esa llamada endemia y una situación estable del virus. Debe haber un proceso de ajuste”, subrayó Sáenz.
La IHR dio siete recomendaciones a los sistemas de salud de los países en esta nueva etapa.
- Mantener sistemas de preparación para detectar futuros brotes, no solo de covid-19, también de otras enfermedades. Esto puede permitir actuar más rápido en caso de picos de infecciones.
- Integrar la vacunación contra covid-19 dentro de los esquemas regulares. Esto incluye tener disposición de dosis y la comunicación para acercar las vacunas a la población, especialmente a los grupos prioritarios.
- Tener un sistema de vigilancia de las diferentes enfermedades respiratorias.
- Tener la capacidad para diagnosticar, dar tratamiento y vigilancia de síntomas a largo plazo de las personas.
- Seguir trabajando con las comunidades en campañas de información y educación.
- No tener restricciones de viaje a lo interno del país ni para viajeros del exterior.
- Mantener la investigación del virus y apoyarla.
Las especialistas costarricenses también dan su opinión sobre lo necesario de los sistemas de salud.
Los países, dijo Sáenz, deben estar preparados para la detección y manejo de casos leves, moderados y severos, así como para la vigilancia de la covid-19 prolongada, esos síntomas que muchas veces duran más de seis meses.
“También debemos tener campañas de vacunación claras y de información para las personas y sepan cómo cada grupo, según su exposición y factores de riesgo, deberían tener. Y hay un trabajo muy importante que hacer para recuperar a quienes no han terminado su esquema”, añadió.
La viróloga indicó que convendría mantener la vigilancia genómica de las variantes circulantes del SARS-CoV-2 en Costa Rica para determinar si hay eventuales cambios “más fuertes”, así como vigilar de todas las infecciones respiratorias para ver si hay cambios en la variedad e intensidad de los síntomas.
“Me preocupa que las reinfecciones del virus, a las cuales todos estamos expuestos, aumenten el riesgo de síntomas y secuelas a largo plazo, como la covid-19 prolongada o la aparición de enfermedades autoinmunes. Ese riesgo es real, la probabilidad de riesgos a largo plazo debe tomarse en cuenta. Nos pudo ir muy bien en una infección y no tan bien en la siguientes, no podemos saber si hay umbral de infecciones en las que ya no nos vaya tan bien”, evidenció.
¿Qué podemos hacer nosotros? Estos son los consejos de Sáenz y Corrales:
- No ir al trabajo o a centros de estudio si se está enfermo o con síntomas de cualquier enfermedad. Aprovechar el valor del teletrabajo. “Antes era muy normal ir enfermo al trabajo, eso nunca debió ser”, especificó Corrales.
- Si en su hogar hay alguien con covid-19, que mantenga el aislamiento de 5 a 7 días, para evitar transmitir a quienes vivan ahí.
- Mantener el esquema de vacunación al día. “Esto incluye estar atento a futuras recomendaciones de eventuales nuevas vacunas y seguirlas”, destacó Sáenz.
- Mantener el lavado de manos. No solo contra covid-19, también contra otras enfermedades, esto también evita diarreas y otras enfermedades del tracto respiratorio.
- Buscar lugares abiertos y ventilados, procurar que los sitios cerrados tengan puertas y ventanas, para que fluya el aire. Tener protocolos de limpieza y filtros de aire acondicionado.
- Protocolo del estornudo. “Retoma un peso mucho más importante ahora que las mascarillas no son tan frecuentes”, dijo Sáenz.
- Buena alimentación, buena hidratación, ejercicios al aire libre.
- Valorar y ser conscientes de nuestro riesgo personal de complicaciones en caso de infectarnos.
- Cuidar a las personas más vulnerables.
- Mantener las mascarillas en centros de salud y en caso de tener síntomas y no poder evitar salir de casa.
- No subestime ningún síntoma, hágase la prueba en caso de dudas.
A futuro
¿Qué pasará a futuro? La vigilancia sigue siendo clave. Sáenz hizo una comparación con enfermedades que en Costa Rica ya no se ven, pero siguen vigilándose, como polio y sarampión. Estas enfermedades ya no se ven, pero el sistema debe estar preparado en vigilancia por si llegan casos importados para poderlos atender y evitar la diseminación.
En este caso, la vigilancia debe ser a estar pendientes de posibles brotes y de las variantes circulantes.
“Lo clave aquí es ver si el virus va a tener la misma capacidad de infección que tiene hoy o si va a cambiar. Tampoco sabremos si será un virus estacional que aumente en épocas de lluvia o si será estable todo el año; es un virus que solo tiene tres años en la humanidad”, especificó Sáenz.
Corrales recordó que a la influenza tienen muchos años de conocerla y saben cómo se comporta, pero el SARS-CoV-2 está un poco más complicado porque no se tiene la idea de hasta dónde se llegará con el surgimiento de nuevas variantes.
“Los modelos matemáticos dicen que hay un 20% de riesgo de que de ómicron salgan nuevas variantes”, advirtió.
¿Qué lecciones nos dejó la etapa de emergencia?
Dentro de las lecciones que nos dejó esta etapa de emergencia las especialistas destacan:
- Se vio el valor del teletrabajo o el estudio desde casa cuando la persona tiene un virus, pero se siente lo suficientemente bien como para trabajar o estudiar.
- Se comprobó la importancia del lavado de manos contra muchas enfermedades.
- Se vio el valor de la buena ventilación en los espacios cerrados.
- Se comprobó la importancia de las vacunas para evitar complicaciones.
- Se evidenció la necesidad de investigación interdisciplinaria y transfronteriza.
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