Usted probablemente ha escuchado esa frase que se ha vuelto muy popular este año, con la rápida propagación de la variante ómicron, mucho más contagiosa, pero con síntomas más leves que las anteriores: “estamos pasando de pandemia a endemia”.
El mismo Daniel Salas, ministro de Salud, dijo a mediados de enero que ómicron podría ser el fin de la pandemia. Otros especialistas consultados por La Nación, como el microbiólogo y salubrista Darner Mora Alvarado, pronostican que ómicron llevará a la humanidad de la pandemia a la endemia, al final del año.
¿Qué significa esto? Pues NO quiere decir que el virus acabará, tampoco que dejaremos de ver gente fallecer o de llegar a los hospitales. Tampoco quiere decir que está a la vuelta de la esquina como quisiéramos y que podamos volver de un solo a nuestra vida de 2019. Tampoco que debamos resignarnos a que los más débiles morirán. Ese popularmente llamado “vivir con el virus” tiene una concepción diferente para cada persona, y por eso mismo este término epidemiológico ha sido tan manoseado y fácilmente se presta a confusión.
Por ello, hay quienes lo ven como algo bueno, quienes lo ven como todo lo contrario. Hay quienes la usan como sinónimo de una vuelta a la normalidad y quienes se lamentan con esa certeza de tener el virus en nuestro entorno, como si fuera una suerte de “sálvese quién pueda”.
“La definición no es tan clara cuando uno analiza las enfermedades. Las enfermedades no son tan definibles, no son blanco o negro y por eso decir que hay endemia no es tan fácil. Las enfermedades dependen del patógeno y cuánto mute, de las poblaciones, de la inmunidad, de cuántos susceptibles hay”, cuestionó la epidemióloga y exviceministra de Salud Ana Cecilia Morice.
Yonatan Grad, infectólogo de la Universidad de Harvard también lo resumió en declaraciones a la revista The Atlantic: “Hay cero garantías de cómo llegaremos a la endemia, o de si llegaremos del todo a ella”.
Para Morice, de antemano se sabía que este virus no podría erradicarse y desaparecer del planeta, o eliminarse en determinadas regiones, pero el escenario intermedio entre eso y la pandemia no está claro.
“Esto no es como las películas de enfermedades pandémicas en las que una vez acabado todo es mágico. Nos encantaría que fuera así, pero no lo es. Y hay muchas cosas que no sabemos: ¿a partir de qué momento se marca una línea entre pandemia y endemia? Es que no hay un número definido ni de casos, ni de brotes, ni de comportamiento. Lo cierto es que seguimos en pandemia, saldremos de ella, vamos en ruta, pero no sabría decir cuándo”, dijo la epidemióloga.
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Inmunidad y evolución
Esta confusión no solo es semántica, también es fruto de la novedad de un virus que no sabemos cómo eventualmente nos pueda sorprender y de una inmunidad que, además de imperfecta, no es infinita. Tanto la protección generada por la vacuna como por la infección natural no son eternas y se degradan poco a poco con el tiempo y esto hace que las poblaciones se vayan volviendo susceptibles a enfermar de nuevo.
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“No desaparecen de golpe, como si fuera un interruptor, es decir, no vas a acostarte por la noche un día al 100% de inmunidad y levantarte con 0% al día siguiente. Más bien se diluye lentamente y de forma irregular, como un dimmer. El asunto es que el dimmer no funciona por igual en todas las personas y aún desconocemos cuando se apaga”, expresó el inmunólogo Juan Mora Bayone.
El inmunólogo agrega que las vacunas hacen un excelente trabajo para prevenir complicaciones y muertes, pero es un hecho que cada vez serán más comunes las infecciones y esto mantiene viva la enfermedad. Si el virus muta mucho, las vacunas deberán migrar hacia proteger más contra las variantes. Un ejemplo es que en este momento se prueban vacunas contra la variante ómicron.
Y a esto se le une otra confusión: la política y así lo reconoce Raywat Deonandan, epidemiólogo de la Universidad de Otawa en Canadá. “Hay quienes lo ven como: ‘hicimos todo lo que pudimos, ya no se puede más, pasemos la página’. Y esto añade a la confusión”, afirmó en declaraciones a la cadena CBC.
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¿Cómo luciría una covid endémica?
Responder a esta pregunta nos lleva a la pregunta inicial ¿entonces qué es endemia? El especialista en genoma y evolución de la Universidad de Oxford, Aris Katzourakis, describió en la revista Nature que la endemia ocurre cuando la replicación natural del virus se balancea con la inmunidad de la población y esto lleva a un número de casos estable sin subidas y bajadas dramáticas.
“Una enfermedad puede ser endémica y de todas formas ser muy transmisible y mortal. También puede haber brotes que hagan pico en algunos lugares de vez en cuando”, resumió.
Con covid-19, la novedad impide saber a ciencia cierta y predecir cómo evolucionará, pero se tienen ciertas pistas. Al ser un virus respiratorio que se transmite por aire y no uno que dependa de vectores (como el dengue) o de una transmisión sexual (como el VIH), el que se mantenga entre nosotros será más fácil.
“Los virus siempre encuentran al susceptible, aunque sean poquitos, porque es su forma de subsistir. Encontrarán a los no vacunados, o a quienes no hayan montado una buena respuesta inmune, o a los que están mucho más expuestos”, confirmó Morice.
“Con covid, seguimos en pandemia, y probablemente después vamos a seguir viendo picos”, agregó.
Catherine Bennett, epidemióloga de la Universidad de Deakin en Australia, escribió en The Conversation que el camino hacia la endemia estará lleno de baches y huecos que lo harán tormentoso, y que no podemos descartar que haya virajes en U.
Raina MacIntyre, profesora de salud global de la Universidad de Sidney, manifestó a la cadena CNBC que este virus nunca será endémico y seguiremos en estado epidémico en los diferentes países, especialmente donde hay más población.
“Covid no se transformará en una infección endémica como la malaria donde los niveles se mantienen constantes por periodos largos. Seguirá causando olas epidémicas, movidas por inmunidad que va disipándose, nuevas variantes que se escapen de las vacunas, individuos sin vacunar, nacimientos y migración”, apuntó.
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Las otras enfermedades ‘endémicas’
Hay otras enfermedades que caen según algunas definiciones dentro del gran saco de endemia: la influenza, el catarro, los rotavirus y otros virus digestivos, la malaria, el dengue, el VIH.
“La gente opone la pandemia con la endemia, pero la malaria endémica mata a cientos de miles de personas, el VIH es endémico, la violencia es endémica en nuestras ciudades”, dijo Michael Ryan, jefe de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un coloquio organizado por el Foro Económico Mundial.
Pero también en estos padecimientos hay matices. Por ejemplo, Morice describió al dengue como “endo-epidémico”: “se tienen casos nuevos más o menos dentro de un canal, pero hace picos y vuelve al canal, cuando está en pico ya no es endémico, pero regresa al canal y regresa a endemia”.
Por otro lado, están enfermedades endémicas con comportamientos estacionales, como la influenza, donde hay picos en determinadas épocas del año como cuando hay lluvias.
La tosferina tiene un comportamiento un poco diferente, es cíclica, en donde se ven picos de cada tres a cinco años, que cada vez se han ido haciendo menos frecuentes.
La malaria sí cabe más dentro de la definición más estricta de endemia. En nuestro país se ven brotes puntuales de vez en cuando en sitios como la zona Norte y el Caribe y logran preverse el número de casos en el año. Incluso nuestro país está en ruta a la eliminación de la malaria.
¿Llegará covid-19 a alguna de estas categorías? Los especialistas consultados indican que esta es una enfermedad muy diferente de las anteriores y aún es pronto para saberlo. Todavía se sigue en pandemia. Posteriormente, tal vez no se verán las olas grandes y saturaciones hospitalarias, pero sí será una enfermedad que subirá y bajará con brotes donde hay personas susceptibles y pequeñas olas en algunos momentos.
Más a largo plazo las características podrían ser muy diferentes, pero seguirán dependiendo de las características de tres componentes en la danza de covid-19: el virus (con sus posibles mutaciones y variantes), las personas (cada una con su genética y estado de salud) y el ambiente (que hará más fácil o difícil su transmisión).
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