Casi todo el tiempo son los primeros en llegar a su lugar de trabajo y los últimos en irse. Hacen más trabajo que sus compañeros, se llevan labores a su casa y van a trabajar los fines de semana, aunque no les corresponda.
Descuidan sus relaciones con su familia, amigos y con sus pasatiempos. Duermen menos horas. Muchos están lejos de percibir que esto es un problema.
La adicción al trabajo , también conocida como ser workaholic, es un mal que no muchos saben ver.
“No es cuestión de cuánto tiempo se le dedique al trabajo, sino de si el trabajo le está restando calidad de vida y tiempo para ver a su familia y amigos. Hay quienes buscan sacar tiempo para trabajar más”, dijo el psiquiatra especialista en adicciones Luis Sandí.
Sin embargo, dos nuevas escalas buscan dar luces de cómo diagnosticar este problema y encontrar ayuda para la persona.
El dúo. La primera, la escala Bergen , fue diseñada por investigadores de Noruega y Reino Unido, y se publicó en la revista Scandinavian Journal of Psychology .
Esta escala mide si la persona tiene un nivel bajo, medio o alto de adición. Para ello, fueron estudiadas 12.135 personas de 25 tipos de trabajo diferentes.
Para determinar cuán adicta es una persona a su ocupación laboral, se trabajó con siete elementos de la adicción: prominencia, modificación del humor, tolerancia, síndrome de abstinencia, conflicto, recaídas y problemas.
La segunda escala , conocida como DUWAS, fue diseñada por investigadores españoles y publicada en la revista Psicothema .
Esta escala hace una diferencia entre trabajar de manera excesiva y trabajar compulsivamente.
“La gente solo será adicta al trabajo si, además de trabajar en exceso, lo hace en forma compulsiva para reducir la ansiedad y el sentimiento de culpa que tienen cuando no están trabajando”, explicó en un comunicado de prensa Mario del Líbano, coordinador del estudio.
Los daños. Como sucede con otras adicciones, la del trabajo no solo perjudica al paciente, sino a sus allegados. “Para el adicto el trabajo es un ritual, se siente esclavo de sí mismo. La persona sufre conflictos de familia, pareja y sociedad. Además, la exigencia del cumplimiento de sus labores puede llevar a depresión, males cardíacos y enfermedades recurrentes”, comentó la psicóloga Sarita Álvarez.
En estas personas también es frecuente el síndrome de burnout o desgaste laboral. Este síndrome se debe principalmente a la exposición prolongada a altos niveles de estrés en el trabajo. Quienes lo viven, experimentan fatiga física, cognitiva e interpersonal.
Otro problema es que en algunas empresas este tipo de trabajadores es más bien alentado, y muchas premian a estos colaboradores, pero especialistas en relaciones laborales advierten del riesgo.
“Las empresas deben vigilar las conductas de sus empleados, para ayudarles a tener un balance en sus vidas, promoviendo entre ellos un concepto de éxito a través de balance en todos los aspectos de la vida de cualquier ser humano”, manifestó Erik López, gerente regional comercial CARD de la reclutadora Manpower.
Los entrevistados coinciden en que los familiares y amigos de estas personas deben hacerles ver que están en un problema que perjudica su salud y la de quienes están a su alrededor, y deben buscar ayuda.