“Me parece que el Gobierno está esperando a ver cómo evoluciona el virus en los próximos días antes de poner otro tipo de medidas. Es la explicación que le veo. Pero son posiciones riesgosas. Podría ser tarde para prevenir.
“Yo esperaba medidas más concretas y que también abarcaran otros puntos”, aseguró el médico y epidemiólogo Ronald Evans, al referirse a las medidas que las autoridades sanitarias implementaron para tratar de controlar el impacto de la variante ómicron en Costa Rica.
Dentro de estas disposiciones figuran que la restricción vehicular sanitaria tendrá dos horas más en las noches y comenzará a las 10 p. m., hora hasta la cual podrán operar los comercios. Además, se suspenden eventos masivos hasta el 23 de enero, inclusive.
Sin embargo, cines, teatros, actividades académicas y espacios de culto se mantienen en funcionamiento con aplicación de protocolos sanitarios. Se anunció además, que la Fuerza Pública estaría más vigilante de este cumplimiento.
“No tiene sentido que se anunciara que a los estadios no podía entrar público, cuando son espacios abiertos, en donde fluye el aire y hay mucho viento, y se permita la entrada a los cines, donde los espacios son cerrados”, recalcó.
Pero Evans no es el único que reclama medidas más efectivas. Por ejemplo, la viróloga Eugenia Corrales Aguilar también ha criticado que en nuestro país no se pida una prueba PCR negativa al ingresar, condición que se aplica en muchos países y que, aunque no garantiza que no vayan a entrar personas infectadas, sí bajaría el riesgo y retrasaría el ingreso de eventuales nuevas variantes.
También son críticos Tomás de Camino Beck, director de la Escuela de Sistemas Inteligentes de la Universidad Cenfotec y experto en modelos epidemiológicos, y Santiago Núñez Corrales, investigador en sistemas complejos de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, en Estados Unidos.
Ambos consideran que la restricción vehicular no viene al caso en este momento y que más bien se dejan de lado medidas que sí serían necesarias, como un examen negativo o pedir prueba de vacunación para entrar al país.
También sugieren dar mayores incentivos al teletrabajo, dotar a la población de mejores mascarillas (y educarla en su buen uso), aumentar la capacidad de testeo (y realizar campañas masivas o educar en el uso de autopruebas) y monitorear la concentración de dióxido de carbono en los espacios cerrados.
Para Núñez, ómicron, al ser una variante menos agresiva y letal, pero más transmisible tendrá otro tipo de impacto que irá más hacia las incapacidades que a las hospitalizaciones y, por ello, obliga a otro tipo de medidas de las que motivaba delta, menos transmisible, pero más virulenta.
“La restricción vehicular es una medida simplista que no está en proporción con la magnitud del reto de ómicron”, puntualizó.
De Camino coincide: “la restricción vehicular perdió la efectividad. Algo funciona, pero es ineficiente, es un costo muy alto para el impacto que tiene. Es inaceptable prender y apagar switches. No es mover dos horas la restricción para aliviarnos de ómicron”.
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También hay medidas que podrían ayudar a las personas a protegerse del contagio de una variante a la que le es más fácil pasar de una persona a otra.
“Si hay personas altamente móviles que no pueden quedarse en casa a trabajar dese ahí, deberían tener mecanismos sencillos para acceder a las mejores mascarillas posibles”, aseveró Núñez.
De Camino añade: “el tipo de mascarilla que usemos ahora sí tiene peso. No es lo mismo usar la tela de una camisa, por más bien ajustada que esté. Eso me pudo servir al inicio; ahora no me va a filtrar lo que necesito que me filtre. La población debe acceder a mejores mascarillas y a una educación sobre cómo utilizarlas”.
¿A cuáles mascarillas se refieren los especialistas? Principalmente a las KN95 o versiones similares como la FFP2 o FFP3, que tienen mayor capacidad de filtrar las partículas virales y que, aun cuando no impiden del todo el contagio, sí minimizan el riesgo.
Sin embargo, con el uso de este tipo de cubrebocas también deben seguir las mismas reglas de cubrir nariz, boca y mentón y estar bien ajustado a nuestra cara, sin que haya “huecos” que permitan el paso de aire.
Otro punto importante consiste en educar a las personas en el uso de las autopruebas para que sepan cómo utilizarlas, en qué condiciones y las decisiones que deben tomarse en caso de un resultado positivo o negativo.
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Ajustar condiciones
Los especialistas indican que, aunque el gobierno sí fue claro en que se recomendaba que las empresas enviaran a laborar desde casa a todas las personas con puestos teletrabajables, no todos cuentan con las condiciones de conectividad necesarias en el hogar.
“Entre quienes sí pueden teletrabajar deberían tener calidad de servicio de Internet al nivel que sea necesario y más incentivos digitales. Las operadoras y el gobierno podrían entrar en acuerdos para mejorar el servicio de estas personas”, apuntó Núñez.
Otras adaptaciones podrían ser incentivos de algún tipo para las empresas que tienen a la mayoría de su planilla laborando desde el hogar o que realicen adaptaciones para mejorar la ventilación y, además, instalen medidores de dióxido de carbono en sus edificios.
Los especialistas consultados coinciden en que los altos niveles de vacunación en Costa Rica y el tener un terreno avanzado en cuanto a la dosis de refuerzo hacen que los impactos sobre hospitalización sean todavía más bajos.
No obstante, debe hacerse un mayor trabajo para bajar el ritmo de transmisión, y esto podría lograrse con medidas como las mencionadas por los profesionales consultados.
“Esto no es un ‘catarrito nada más’. No podemos ser tan simplistas. Para alguna gente lo será, para otra podría ser mucho más grave y, por eso mismo, es que las medidas deberían estar a la altura de las circunstancias”, concluyó Evans.
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