Luz Marina Villalobos tenía un aneurisma, es decir, una protuberancia o ensanchamiento anormal en su arteria abdominal que, si se dejaba sin tratamiento, podía crecer y eventualmente estallar provocándole una hemorragia que derivaría en su muerte.
El aneurisma de esta ramonense de 74 años tenía seis centímetros de diámetro, lo que ya se considera un tamaño grande. Además, su ubicación la hacía muy rara y difícil de tratar: estaba justo debajo de los riñones.
Si se le ponía la solución tradicional, una prótesis o stent regular, este bloquearía el paso de la sangre a los riñones.
"Usualmente uno tiene una porción de arteria sana que le permite a uno colocar y estabilizar el stent para devolverle el fluido normal a la sangre, pero esta vez era imposible", comentó Jorge Chavarría, cirujano vascular periférico que atendió el caso.
Los médicos recurrieron entonces a una solución que permitiera que el paso de la sangre pudiera normalizarse.
"Una compañía ya confecciona prótesis específicas con orificios que permiten el paso de la sangre, se llaman endoprótesis fenestradas, por lo que pensamos en esa opción", relató Chavarría.
Los especialistas del Hospital México diseñaron las especificaciones para la prótesis: tiene cuatro orificios extra que no se ven en los stents convencionales, dos permiten el paso de la sangre hacia cada uno de los riñones, otro para que la circulación fluya por la arteria mesentérica superior (que irriga el intestino delgado) y otro más para el tronco celíaco (que origina las arterias que llevan la circulación al hígado y parte del estómago).
Este diseño preliminar fue enviado a Estados Unidos para que se aprobara y los ingenieros hicieran una propuesta. Una vez que fue corroborada por los especialistas del Hospital México, se mandó a Australia para su elaboración.
El dispositivo fue colocado el pasado 14 de marzo. Villalobos ya se está recuperando y este lunes regresará a su casa en San Ramón de Alajuela.
"Me siento muy bien, los doctores me han tratado muy bien", afirmó Villalobos a La Nación.