Los riñones son órganos vitales que muchas veces se ignoran hasta que presentan un daño avanzado. La nefróloga Alejandra Patricia Molano advirtió que cualquier persona puede estar en riesgo debido a enfermedades subyacentes o factores ambientales.
Explicó que mantener la salud renal depende de hábitos cotidianos que resultan claves para prevenir complicaciones mayores.
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La especialista indicó que enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y los problemas cardíacos afectan directamente la función renal.
El consumo de tabaco también influye, al igual que la contaminación o el bajo peso al nacer. Aunque estos riesgos pueden parecer lejanos, tienen un impacto silencioso y progresivo.
Los riñones se ubican en la parte alta del abdomen, cerca de la espalda. Están formados por vasos sanguíneos y glomérulos, que actúan como filtros. Su función principal es limpiar la sangre y producir orina.
Cada riñón tiene cerca de un millón de glomérulos, los cuales no se regeneran. Una vez que se pierden, la función renal se deteriora sin posibilidad de recuperación.
En relación con el alcohol, Molano explicó que no actúa como un tóxico directo sobre los riñones. Sin embargo, el daño que provoca en el hígado o el corazón puede generar consecuencias graves, como el síndrome hepatorrenal.
Aclaró que la creencia de que una cerveza caliente ayuda a expulsar cálculos renales es un mito. Su efecto es meramente diurético y no produce beneficios reales.
Los cálculos renales se originan cuando el organismo no elimina adecuadamente sustancias como el calcio, el oxalato o el ácido úrico. Estas acumulaciones pueden causar bloqueos dolorosos en los conductos urinarios.
En ciertos casos se requiere intervención quirúrgica, aunque a veces se eliminan espontáneamente como pequeñas partículas conocidas como “arenilla”, lo cual también resulta muy doloroso.
Otro factor de alto riesgo es el consumo excesivo de sal. Este hábito eleva la presión arterial, lo que termina dañando las arterias renales. Las personas con enfermedad renal avanzada deben evitar las sales dietéticas, ya que contienen potasio, un elemento peligroso en esa condición.
La especialista insistió en la importancia de prestar atención a señales simples del cuerpo, como las ganas de orinar. Ignorarlas puede comprometer la salud renal.
También recomendó ingerir entre 1 y 1,5 litros de agua al día, cantidad que puede variar según la edad, el estado de salud o el nivel de actividad física.
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Cuando los riñones pierden más del 90 % de su capacidad, la diálisis se vuelve necesaria. Este procedimiento puede realizarse en clínicas o en el hogar. No obstante, la opción más adecuada es el trasplante renal, ya que permite recuperar una vida funcional y estable.
Una persona con menos del 20 % de función renal debería ingresar a una lista de espera para trasplante antes de que la situación se agrave.
Molano también explicó que las enfermedades renales crónicas pueden tener repercusiones en la vida sexual. Los hombres pueden experimentar impotencia, mientras que las mujeres pueden enfrentar dificultades como anorgasmia o problemas de fertilidad.
Finalmente, la especialista hizo un llamado a realizar controles médicos regulares, ya que las enfermedades renales suelen avanzar sin síntomas visibles. Señaló que el único modo de detectar un problema a tiempo es mediante chequeos constantes, incluso si no se sienten molestias.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.