Inducir o adelantar el parto utilizando fármacos podría incidir en el riesgo de que un bebé desarrolle autismo posteriormente, especialmente si este es hombre.
Así lo sugiere un estudio conjunto de la Universidad de Duke, Carolina del Norte y la de Míchigan, ambas en Estados Unidos.
Este reporte, publicado en la revista JAMA Pediatrics , advierte que no se puede hablar aún de una causa y efecto porque el autismo es un padecimiento de origen multifactorial.
Estudio. Los investigadores revisaron los expedientes de nacimiento y registros escolares de 625.000 pequeños de ocho años.
Tras los análisis, se vio que el 1,3% de los niños y el 0,4% de las niñas eran autistas, condición que se caracteriza por poca comunicación verbal, escasa socialización y actividades repetitivas.
Tras estudiar la forma en la que esos niños llegaron al mundo, se vio que, en los varones, había un 35% más de coincidencia entre el autismo y los que nacieron por partos inducidos. En el caso de las niñas no se encontró esta asociación.
Lo que sigue. Los investigadores advierten que aún hace falta mayor investigación para determinar esto como algo definitivo.
“Aunque estos resultados son interesantes, se necesita más investigación para diferenciar entre una asociación directa y otras posibles explicaciones, como las condiciones del embarazo que requirieron esta inducción y los tratamientos utilizados”, cita el texto.
Por esta razón, los científicos no recomiendan dejar de adelantar las labores de parto cuando estas son necesarias, sin embargo, debe analizarse cada caso.
La inducción del parto ocurre en situaciones muy específicas, como cuando el bebé supera las 42 semanas de gestación, una labor de parto de más de ocho horas o condiciones en las que la salud de la madre lo requiera.