América Latina vive una de las peores epidemias de dengue en su historia. Hasta el 26 de marzo, se habían registrado este año más de 3,5 millones de casos en todo el continente. Costa Rica también enfrenta una situación complicada con esta enfermedad; las primeras cuatro semanas del 2024 reportaron siete veces la cifra que en ese lapso en el 2023.
Según los datos más recientes del Ministerio de Salud, que registran las 10 primeras semanas del año (que finalizaron el 9 de marzo), para esa fecha se habían acumulado 6.013 casos, 11,2 veces más de los vistos para esa misma época en el 2023, cuando se sumaron 537.
Ante esta situación, países como Brasil y Argentina han comenzado a implementar campañas de vacunación con la vacuna Qdenga, de la casa farmacéutica Takeda. Otros más la están considerando. ¿Cómo podría funcionar esta vacuna? ¿Ayudaría a paliar la situación? ¿Costa Rica podría implementarla?
Este fue uno de los temas discutidos en la última conferencia de prensa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Daniel Salas Peraza, exministro de Salud y quien hoy funge como gerente ejecutivo del Programa Especial de Inmunización Integral de la OPS, habló de los alcances de esta herramienta y cómo podría colaborar en el combate contra el dengue.
“La vacuna que tenemos no va a doblegar la epidemia. Debe usarse en un marco de complementaridad con otras acciones. Lo más importante siguen siendo las acciones de control del vector (el mosquito Aedes aegypti, transmisor de este virus), y de educación. (...) Las campañas deben acompañarse de educación, la población no puede pretender que, ya por vacunarse, no va a enfermar del todo o que el dengue ‘se va a venir para abajo’”, manifestó Salas.
Jarbas Barbosa, director de la OPS, coincidió, y subrayó que este producto no es una herramienta para el control de la enfermedad. Según dijo, hay estudios que demuestran que se requerirían ocho años de campañas para que la vacunación tuviera un impacto importante en la transmisión del dengue. Por eso, la eliminación de los criaderos del mosquito sigue siendo la forma de reducir la población del mosquito y, con esto, del dengue.
Este biológico fue aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) en agosto de 2023. En octubre pasado, este producto recibió el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, las recomendaciones de uso no son tan universales como con otras enfermedades. Aunque la farmacéutica Takeda indica que puede ser utilizada por cualquier persona mayor de cuatro años, y así esté avalado por la EMA, las recomendaciones pueden variar. Por ejemplo, la OMS (y por consiguiente, la OPS) la indica para niños y adolescentes entre los 6 y los 16 años que vivan en zonas donde este virus constituya un problema importante de salud pública.
¿Cómo funciona la vacuna?
Qdenga es una vacuna formada por virus atenuados, es decir, se debilitan los patógenos para que generen una respuesta en el sistema inmunitario de la persona sin causarle la enfermedad. Esta es la base de otras vacunas, como la que se aplica contra la fiebre amarilla.
Es una vacuna tetravalente, que protege contra los cuatro serotipos del virus. Sin embargo, se tomó como base el serotipo 2 y se incluyeron proteínas de los serotipos 1, 3 y 4. El producto consta de dos dosis, que se inyectan con tres meses de diferencia.
En los ensayos clínicos se mostró una eficacia del 80% un año después de la segunda dosis.
Los efectos secundarios más comunes fueron dolor o enrojecimiento en el sitio de la inyección, dolor de cabeza, dolor muscular, malestar general, debilidad, infecciones de nariz o garganta, fiebre, disminución del apetito, irritabilidad y somnolencia.
Barbosa recordó que hay otra vacuna, que se realiza con la farmacéutica MSD y el Instituto Butantan de Brasil. Esta sería de una sola dosis, lo que podría facilitar la administración. Se tiene previsto que en 2025 finalice el ensayo clínico y se busque su aprobación.
¿A quiénes vacunar?
La decisión sobre a quienes vacunar va más allá de las recomendaciones de la OMS del grupo de edad de 6 a 16 años. Esta no es una enfermedad que se transmita de persona a persona, y su impacto puede variar según la época del año o la zona geográfica. A esto se le debe añadir que, de acuerdo con Barbosa, la farmacéutica Takeda tiene una producción todavía limitada para las necesidades de la región.
En Brasil y Argentina puede comprarse en el mercado privado sin restricción de edad. En este último país, el precio es de unos 52.000 pesos argentinos, aproximadamente $60. También se impulsan campañas públicas en las zonas más afectadas y personas más vulnerables a complicaciones. En Argentina hay campañas con adultos de 20 a 40 años o de 25 a 39. Brasil sí se apegó a la recomendación de 6 a 16 años.
Además, no se recomienda en personas con problemas inmunitarios o embarazadas.
Algunos países consideran la posibilidad de priorizar a quienes ya tuvieron una infección previa de dengue. Salas manifestó que los resultados de los estudios fase III ―los últimos previos a la aprobación del fármaco, cuando se evalúan eficacia y seguridad en un gran número de personas― arrojaron que la eficacia era mayor en personas que ya habían tenido una infección previa de dengue.
Cuando una persona ya enfermó de dengue obtiene inmunidad contra el serotipo que le enfermó, pero no contra los otros tres. Si llegara a exponerse a otro serotipo del virus este no solo podría infectarlo, sino que la enfermedad podría ser más grave y las probabilidades de complicaciones, hospitalización y muerte son mayores. En este sentido, tiene lógica destinar este biológico a quienes ya han presentado una infección.
Sin embargo, a esto se le debe hacer una salvedad: la vacuna es desbalanceada, es decir, no tiene la misma eficacia contra los cuatro serotipos del virus. La vacuna, precisó el exministro, es muy “fuerte” contra el serotipo 2 (el de mayor circulación en Brasil) y protegería en mayor medida contra este. Pero si la persona se infectó por primera vez con dicho serotipo, ya tendría la inmunidad generada por la misma infección, por lo que la protección contra los otros tipos no sería tan grande en comparación si se hubiera infectado con otro de los tres serotipos.
Salas reconoció que a nivel de salud pública es muy difícil hacer pruebas para determinar cuál serotipo infectó a cada persona, pero como la vacuna se ha visto más potente en atacar segundas infecciones o posteriores, es normal que algunos países busquen destinar los esfuerzos a dicha población. Esto también puede tornarse difícil, porque existe un gran grupo de personas (entre un 30% y un 40%) que no tienen síntomas del todo, y otro grupo en los que transcurre de forma débil y no sospechan de tener este virus.
La recomendación de la OPS tampoco apunta a una vacunación masiva. Idealmente, estas campañas deberían ser en ambientes más controlados, que permitan un estudio fase IV (una etapa posterior al ensayo clínico, donde se estudia una vacuna ya aprobada en situaciones de vida real). Esto ayudaría a completar el perfil de eficacia y seguridad en quienes no han tenido dengue o en quienes tuvieron dengue 3 y 4. También deben tenerse sistemas fuertes de vigilancia de eventos adversos para notificarlos de forma oportuna, se investigue y se determine la causalidad.
No obstante, Salas indicó que se respeta el uso que cada país quiera hacer de esta vacuna, según sus objetivos nacionales de salud pública.
En Costa Rica
La Nación consultó con el Ministerio de Salud para conocer si la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE), ente encargado de regular la vacunación en Costa Rica, ha considerado incluirla, pero no es así.
“La CNVE no ha decidido algún acuerdo al respecto. En ese sentido en caso de tomar alguna decisión, será informada de manera oportuna”, señaló Salud.
También se consultó si ya se tiene registro sanitario (lo cual facultaría su venta en el sector privado) o si está en trámite, pero no se ha recibido la respuesta.
Otro factor que debe tomarse en cuenta es que el serotipo 2, para el cual la vacuna es más fuerte, es el menos común en Costa Rica, de acuerdo con la vigilancia genómica realizada por el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa). Corresponde al 4,91% de los casos analizados.
En 2016 hubo una vacuna contra dengue que se comercializó en las farmacias privadas: Dengvaxia, de la casa farmacéutica Sanofi Pasteur, empresa que luego retiró su registro, según confirmó el Ministerio de Salud a La Nación.