Los datos existentes sobre los casos de cáncer son insuficientes para tener un panorama claro de la dimensión real de esta enfermedad en Costa Rica.
Hace falta información trascendental como el distrito en el que vive cada persona a la que diagnosticaron cáncer para mapear mejor cada tipo de tumor y las zonas más vulnerables a este, explicó Warner Alpízar Alpízar, especialista en Biología y Bioquímica de cáncer e investigador de la UCR.
También es determinante saber, a nivel nacional, el estadiaje de cada uno de los pacientes, es decir, saber si cada tumor se detectó en los inicios, cuán avanzado está y si hay metástasis. Esto permitirá conocer con más certeza cuán rápido se está llegando a la detección.
Esa información es de suma importancia porque una “llegada tardía” al diagnóstico de un cáncer retrasa las posibilidades de un mejor tratamiento, con menos eventos adversos y aumenta las probabilidades de complicaciones y de fallecimientos.
También debe saberse la localización específica de un tumor dentro de un órgano. Según Alpízar, las características y el comportamiento de un tumor pueden ser diferentes dependiendo de la parte del órgano donde se localiza y esa información no se ve en las estadísticas actuales.
Un gran avance
Costa Rica ya dio pasos importantes con la actualización, en diciembre pasado, del Registro Nacional de Tumores con datos a 2022, pues anteriormente se tenían a 2016, lo que no permitía tener una idea del panorama del cáncer en este momento.
“Para tomar decisiones se necesitan datos y se necesita información. A finales del año pasado se lograron actualizar datos, en noviembre todavía no podíamos tomar esos datos, porque datos con más de cinco años nos iban a dar errores al trazar proyecciones. Así no se podía”, manifestó Jose Pablo Villalobos Cascante, coordinador del Consejo Oncológico Nacional durante un conversatorio realizado en la Universidad de Costa Rica (UCR) este 21 de febrero.
Con base en las cifras actualizadas en diciembre se sabe que, en 2022, 4.286 hombres y 5.129 mujeres recibieron la noticia de tener un tumor maligno, para un total de 9.415 personas. Se conoce cuáles son los tipos más comunes según sexo, grupo de edad y cantón del país. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) también arroja cifras de la mortalidad según el tipo de tumor, los sexos y edades.
Warner Alpízar resaltó que las cifras de hoy sirven al país para planificar y ver cómo podría abordarse la enfermedad en unos 10, 20 o 30 años, considerando que el cáncer es una enfermedad que tarda décadas en aparecer.
Para Alpízar, saber cuáles son los casos de mayor incidencia en cada distrito o área de salud permitirá realizar campañas más específicas y detalladas de tamizaje y de acompañamiento a los pacientes, y podrían asignarse recursos según las necesidades de cada zona. Optimizaría mejor los recursos humanos, logísticos y económicos. Esto al final beneficiaría al paciente con una detección más oportuna y un acceso más temprano al tratamiento.
No obstante, para el experto también es trascendental el estadiaje. Incluso, en los mismos registros a lo interno de un hospital algunos médicos lo reportan y otros no, “ni siquiera hay uniformidad”, lamentó el investigador.
Alpízar citó como ejemplo el cáncer de mama, y dijo que, si el país detectara muchos tumores, pero todos fueran en estadio temprano eso no sería un problema mayor. El “punto de dolor”, afirmó, son los tumores en donde los datos arrojan que la detección es más tardía, porque ahí es donde está la mayor probabilidad de pérdida de vidas.
“Todo parte de una correcta sistematización de los datos y que ocurra en tiempo real. Cada una de estas características puede decir mucho no solo de la situación país, también de cómo enfrentarla, con qué tipo de abordajes o tratamientos médicos, pero la actualización constante es clave”, manifestó en entrevista con La Nación.
Gonzalo Azúa Córdova, director del Proyecto Fortalecimiento de la Atención Integral del Cáncer de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ratificó la importancia de datos actualizados para tomar decisiones e incluso dio un ejemplo de cómo esto le llevó a levantar sospechas.
“La sorpresa que nos hemos llevado es que se han reportado menos casos de los que teníamos proyectados. Está pendiente estudiar a qué se debe o si dentro de un tiempo nos va a venir una ola de pacientes no diagnosticados durante la pandemia”, manifestó durante el conversatorio.
Depuración de datos
Villalobos coincidió en la necesidad de mejores datos y más depurados. Sin embargo, indicó que también debe darse desde los procesos de tamizaje, antes de que la persona desarrolle cáncer, porque eso permitirá tener una dimensión más amplia.
Dio como ejemplo las mamografías. En este momento, el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) le da a la institución la cantidad de mamografías realizadas en cada área de salud, pero no arroja de ese total cuántas mamografías fueron para diagnóstico, cuántas para determinar estadiaje, cuántas de forma preventiva o cuántas debieron repetirse.
Manuel Rodríguez Arce, coordinador del EDUS, expresó que se está trabajando en un sistema de apoyo para tomar decisiones clínicas que permitan establecer alertas de manera temprana para que se tome una decisión correcta y lo derive. También el uso de los datos de forma macro y poblacional ha sido un reto para la institución.
“Hoy en el EDUS podemos tener más de 200 millones de atenciones clínicas, pero qué tanto estamos usando esos datos para tomar decisiones de manera oportuna y efectiva (...)”, planteó.
El funcionario reconoció que una de las razones por las cuales no se ha hecho uso de esa información es porque no entendían bien el tema de protección de datos, y les tomó tres años tener el visto bueno para proceder.
Sin embargo, aclaró que ya se trabaja en sacar más mayor provecho a los datos.
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