Luis Castillo Henríquez dejó Costa Rica y llegó a Francia para seguir escudriñando en su pasión por los medicamentos. Este farmacéutico costarricense obtuvo una prestigiosa beca para especializarse en Nanomedicina, que es la aplicación de estructuras diminutas a la Medicina (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro).
“(Los ticos) tenemos las habilidades y las aptitudes para ir afuera y competir con las grandes potencias. Desde Costa Rica salimos con la preparación adecuada que nos permite codearnos con estudiantes de primer mundo y por eso jamás debemos sentirnos menos”, expresó el joven en entrevista con la Universidad de Costa Rica (UCR), donde estudió su carrera.
El profesional de 29 años obtuvo la beca de los Convenios de Formación en Investigación Industrial (Cifre), que otorga la Asociación Nacional de Investigación y Tecnología de Francia (ANRT). Con esta, estudiará un doctorado de tres años en Nanomedicina con un enfoque fisicoquímico.
La Nanomedicina es una fuente de investigación que busca, a través de esa ciencia de lo diminuto, llegar de una forma más eficiente a las células con menos efectos secundarios y mejores resultados terapéuticos. En su doctorado, Castillo hurgará en nanocristales farmacéuticos para tratamientos anticancerígenos, sin alterar sus propiedades fisicoquímicas y terapéuticas. Posteriormente, le gustaría estudiar nuevas aplicaciones de la Nanomedicina para tratar el alzhéimer.
“Buscamos hacer medicamentos basados en sistemas nanoparticulados. Lo interesante de las nanopartículas es que, a la escala nano, los sistemas empiezan a tener comportamientos distintos y propiedades físicoquímicas diferentes a las usuales”, explicó.
El farmacéutico explicó que muchas de las moléculas que se utilizan actualmente para tratar enfermedades son complicadas para disolverlas en agua. Y si los componentes no pueden disolverse en agua, es difícil desarrollar un producto.
“Buscamos usar los sistemas nanotecnológicos para mejorar eso. Si bien no se disuelve el compuesto, sí se puede usar la nanopartícula como medio de transporte para la molécula de interés. Eso permite no solo mejorar esa propiedad fisicoquímica, también dirigir las terapias hacia la zona u órgano de interés donde está la afección, por ejemplo, un tumor”, afirmó.
La beca
Para obtener este reconocimiento, este oriundo de La Unión de Cartago, compitió contra otros 2.000 científicos de América, Asia, Europa, Magreb, Oceanía, Francia y África Subsahariana. A la fecha, solo el 3% de las personas que lo han recibido son de América Latina.
Esta selección fue realizada por un equipo de investigación académica externo a la ANRT y por una empresa, en esta ocasión, la farmacéutica EuroAPI.
El jurado analiza a cada candidato, la calidad científica de la propuesta de tesis, la coherencia del proyecto con las actividades y necesidades de la empresa (en este caso, EuroAPI), la idoneidad de la persona y la experiencia en la colaboración y en los laboratorios.
“Tenía al menos cuatro candidatos para ofrecer un doctorado y elegí trabajar con Luis porque tiene todas las habilidades de un candidato ideal: un proyecto sólido con un excelente nivel académico que redactó bajo mi supervisión y una buena conexión con la empresa para favorecer los intercambios científicos e interacciones sociales. Luis es un estudiante talentoso con habilidades académicas y de investigación muy completas”, afirmó a la UCR Yohann Corvis, docente de Fisicoquímica de los Medicamentos de la Universidad de París.
El camino hacia la Nanomedicina
Cuando Castillo estaba en el colegio, su profesora de Química, Vivian Govín Alfonso, fue la primera en sugerirle estudiar Farmacia. Así lo hizo. En 2012 entró a la carrera de Farmacia en la UCR.
En sus años de estudio vio que esto iba mucho más allá de la ciencia, porque también le daba la posibilidad de ayudar a las personas y guiarlas para mejorar su salud.
Sin embargo, cuando llegó a los cursos de Físicoquímica y de tecnología farmacéutica se encendió nuevamente ese “gusanito científico” y recordó lo que en primera instancia lo llevó a Farmacia: la formulación de medicamentos: hacer tabletas, soluciones orales y cápsulas, entre otras.
Uno de sus profesores, Erick Bermúdez Brenes, lo fue llevando de la mano hacia la formulación de medicamentos que, a la postre, lo llevó a la Nanomedicina.
Su trabajo final de graduación y práctica lo hizo con la industria farmacéutica. Ahí conoció a Breitner Calvo, quien le enseñó mucho de lo que las aulas universitarias no le dieron, como la vivencia directa de la industria.
Cuando se graduó comenzó a trabajar en la UCR como docente, pero también, a partir de 2020, se dio su encuentro más cercano con la Nanomedicina, cuando tuvo la oportunidad de estar en el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Lanotec). Ahí encontró la combinación perfecta entre la nanotecnología y formulación de medicamentos.
Fue en el Lanotec donde se enteró del programa de la Unión Europea de la Universidad de París para sacar la maestría. Así fue como obtuvo una beca para estudiar la maestría en Nanomedicina en la Universidad de París.
Mientras hacía la maestría tuvo contacto con el profesor de Fisicoquímica, quien le ofreció hacer una pasantía. Así comenzó a trabajar con él en el tema de nanocristales. Ese profesor también fue su tutor de tesis de maestría, que consistió en la síntesis de nanocristales farmacéuticos con propiedades anticancerígenas.
Entre los dos redactaron su propuesta para la beca del programa doctoral.
A futuro
El objetivo de la Nanomedicina es claro: desarrollar medicamentos un poco más personalizados que respondan a los estímulos biológicos del cuerpo de cada persona con los menores efectos adversos posibles.
Castilló advirtió que eso no significa que las formas tradicionales actuales no funcionan.
“Tenemos moléculas buenas, lo que hace falta es desarrollar formas farmacéuticas más eficaces para combatir o tratar la condición que se desea. Ese es el siguiente paso”, precisó.
La investigación de su doctorado va en ese sentido: tomar un fármaco y desarrollar una estrategia de colaboración con la industria para producirlo a gran escala en la forma de nanocristal.
“Mi propósito es llegar a un producto que se patente, se escale y use, no solo algo que salga bien en la escala de laboratorio de investigación”, concluyó.
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