Para una óptima protección contra el daño que produce asolearse a la piel, los bloqueadores solares deben filtrar todas las longitudes de onda ultravioleta, incluidas los UVA1, que son los rayos a los que estamos más expuestos diariamente.
Es la conclusión a la que llega un estudio publicado en JAMA Dermatology.
De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Michigan, los bloqueadores solares comerciales usualmente protegen contra los rayos UVB, que son los que causan quemaduras de piel y que alcanzan la superficie terrestre en horas cercanas al medio día.
Sin embargo, la piel se daña a nivel molecular con solo exponerse a los otros rayos de sol, los UVA1, que son los que están presentes todo el resto del día.
Estos rayos hacen que las células de la piel fabriquen moléculas que descomponen la proteína llamada colágeno, la cual es responsable de la firmeza y suavidad de la piel, así como de su apariencia joven.
Por eso, exponerse a esa radiación puede hacer que la piel se vea vieja, arrugada y flácida prematuramente.
Estos rayos también provocaron que el tono de la piel se oscureciera con cada exposición. Sin embargo, dicen los investigadores en el sitio de la universidad, “este bronceado no protege contra una mayor producción de la molécula que destruye el colágeno”.