Por largo tiempo se ha asociado el fumado con la aparición de caries y males dentales.
¿Pero qué sucede con el fumado pasivo? Investigadores del Centro de Medicina y Salud Pública en Kobe, Japón, con apoyo del Instituto de Salud de Míchigan, Estados Unidos, encontraron que sí: también existe una relación. Ellos analizaron expedientes dentales de 76.920 menores nacidos entre los años 2004 y 2010, en tres ciudades de cada país.
Los niños fueron a revisiones dentales a los 4, 9, 12 y 18 meses de edad. Luego, una vez cada seis meses por seis años. En ese lapso se trataron 12.729 caries.
Antes de cada cita, las madres respondían un cuestionario sobre la exposición de los menores al fumado: el 55,8% de los niños resultó ser fumador pasivo.
El equipo halló que el riesgo era mayor a menor edel niño, donde los de cuatro meses tenían una predisposición de casi el doble que los de su misma edad no expuestos al humo.
“Son bebés que aún no tienen dientes ‘fuera’, pero ya los tienen formados. El proceso de formación de dientes comienza desde el vientre materno”, explicó a La Nación la odontóloga costarricense María Marta Arauz.
En los otros niños de más edad, el riesgo fue mayor en un 25%.
“Aunque estos datos no pueden determinar aún la causa-efecto, sí pueden darnos una idea de la importancia que tiene mantener a los niños alejados del humo (de cigarrillo) de segunda mano”, añadió el reporte publicado en British Medical Journal.