Las personas que fuman y se someten a una cirugía tendrían más problemas para recuperarse y sanar, y, además tienen mayor riesgo de que su salud se complique con problemas cardiovasculares o pulmonares.
Además, estas personas demorarían más tiempo en sanar las heridas y en recuperar la función regular de sus huesos y músculos.
Estas son las conclusiones de una revisión de estudios científicos realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Universidad de Newcastle en Australia y la Federación Mundial de Asociaciones de Anestesiología (WSFA, por sus siglas en inglés). Los resultados fueron difundidos la mañana de este lunes.
“Las posibles complicaciones dañan la salud del paciente y también ponen una sobrecarga sobre los servicios de los sistemas de salud", indicó Shams Syed, coordinador de la Unidad de Calidad de Atención de la OMS en un comunicado de prensa.
Sin embargo, hay buenas noticias: si la persona deja de fumar al menos cuatro semanas antes de su procedimiento, sus condiciones de recuperación mejoran en un 19%.
Afectación en todo el cuerpo
La exposición crónica al tabaco causa cambios fisiológicos que dañan la función cardiovascular y la forma de sanar los tejidos. Estos cambios pueden interferir con la recuperación después de un procedimiento quirúrgico, y además, mientras son operados pueden presentar más complicaciones que quienes no fuman.
No importa si la persona fuma poco o mucho. Según el reporte, existe evidencia de que consumir tan solo un cigarrillo puede resultar en que la circulación sanguínea sea más dificultosa, lo que puede afectar la cirugía y su recuperación.
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¿Qué le pasa al cuerpo de un fumador al ir a cirugía?
Una persona que fuma o que dejó de fumar muy pocos días antes de la cirugía puede ver complicaciones en su corazón, pulmones, huesos y proceso de sanación de heridas.
FUENTE: ESTUDIO TOBACCO POSTSURGICAL OUTCOMES. || w. s. / LA NACIÓN.
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¿Por qué se daña, por ejemplo, la función cardiovascular? Las sustancias químicas que contiene el tabaco aumentan la necesidad del cuerpo de oxígeno, pero, a su vez, reducen la capacidad de usarlo.
La nicotina, uno de los químicos más frecuentes en el cigarrillo, estimula el sistema nervioso central, esto aumenta la presión sanguínea, complica la resistencia de las venas y hace que los vasos capilares se contraigan. Con esto se dificulta la circulación de la sangre y el oxígeno.
Todo este proceso da como resultado hipoxia (falta de oxígeno) en los tejidos, la sangre se hace más viscosa y aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares.
En los pulmones, el fumado no solo está relacionado con cáncer. El humo ensucia cada una delas cavidades, lo que lleva a formación de moco, se obstruyen los bronquiolos y las funciones respiratorias se complican. Tanta secreción de moco aumenta el volumen de los pulmones y esto deteriora el sistema de transporte de oxígeno, inflama el tejido pulmonar, lo cual afecta el funcionamiento básico.
La sanación de las heridas después de la cirugía también se atrasa en los fumadores. La inflamación de los tejidos puede llevar a que las suturas cedan y las heridas se abran, puede darse necrosis (muerte de tejidos) en la piel, dificultad de la coagulación, y una reducción en la capacidad del cuerpo de atacar las infecciones bacterianas que pueden ser más frecuentes justamente en un postoperatorio.
La falta de oxígeno, la inflamación y la contracción de los vasos capilares producto de la acción de la nicotina también dificultan que los huesos y músculos recuperen en su totalidad su calidad y la regularidad de sus funciones en poco tiempo.
El fumado pasivo, de igual manera, tiene su impacto. Aunque hay menos investigaciones sobre el tema, el reporte sí señala “en los niños, la exposición al humo del tabaco está asociada con posibilidades mucho mayores de eventos adversos en la cirugía”. Dentro de esos efectos señalan problemas durante la anestesia y una recuperación más lenta.
Dejar de fumar un mes antes sí ayuda
Si usted es fumador y debe someterse a una cirugía lo mejor que puede hacer es dejar fumar, el estudio demuestra que su recuperación será un 19% mejor que quienes insisten en seguir fumando.
No obstante, esta práctica debe dejarse al menos cuatro semanas antes del procedimiento. De lo contrario, se mantienen los mismos riesgos.
“Este reporte nos da evidencia certera de que sí hay beneficios en posponer las cirugías que no son de urgencia para darle a los pacientes la oportunidad de dejar de fumar y que con esto tengan una mejor recuperación”, destacó Vinayak Prasad, jefe de la Unidad de No Tabaco de la OMS.
El reporte sugiere darle apoyo en cesación de tabaquismo a las personas con cirugías programadas para que ellos consigan dejar el vicio y así puedan evitar los riesgos potenciales tras la cirugía.
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¿Cómo se hizo el estudio?
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron 28 revisiones sistemáticas publicadas después del 2004. Estas revisiones sumaban más de 107 estudios observaciones realizados en todo el mundo.
Todas las revisiones reportaron que el fumado, aún cuando sea de solo un cigarrillo y la persona no fume todos los días, sí tiene consecuencias negativas durante la cirugía y en la recuperación de esta.
Asimismo se vio que el dejar de fumar –siempre y cuando se haga al menos cuatro semanas antes– sí minimiza los riesgos.
“Hay una potencial oportunidad para que los médicos tratantes y cirujanos puedan convencer al paciente de dejar de fumar, dados los beneficios para su recuperación”, recalcó el documento.
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