Fumar eleva la probabilidad de un infarto en ambos sexos y a cualquier edad. Pero, según un nuevo estudio, son las mujeres fumadoras y menores de 50 años quienes tienen un riesgo significativamente mayor.
¿Por qué sucede esto? Entre las razones está que el cigarrillo disminuye los niveles de estrógeno, hormona que protege al sistema cardiovascular femenino.
De hecho, antes de la menopausia, las mujeres en general se infartan 20 veces menos que los hombres, según explica el doctor Rolando González, jefe de Cardiología de la Clínica Universidad de los Andes.
“Pero si fuman, destruyen esa protección”, recalcó.
Un estudio publicado recientemente en el Journal of the American College of Cardiology confirma este dato.
En un análisis retrospectivo que incluyó a 3.343 pacientes, hombres y mujeres, que sufrieron un infarto entre 2009 y 2014 en el Reino Unido, se observó algo predecible: entre quienes fumaban, el riesgo de infarto, independientemente de la edad o el sexo, era mayor.
Pero el hallazgo que preocupa a los investigadores es que ese riesgo es significativamente más alto entre las fumadoras, en especial en aquellas de 18 a 49 años: comparadas con mujeres de igual edad pero no fumadoras, el riesgo es 13 veces mayor.
Entre los hombres, el hábito de fumar elevaba el riesgo de infarto en 8,6 veces.
Según explicó el doctor Ever Grech, del Hospital Nothern General de Sheffield y autor principal del estudio, uno de los principales factores que explican este mayor riesgo es que fumar puede disminuir los niveles de estrógeno en las mujeres.
“Los estrógenos, que desde hace tiempo se sabe que tienen efectos protectores contra la aterosclerosis -acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las paredes de las arterias que puede restringir el flujo sanguíneo-, se inhiben en las mujeres fumadoras”, explicó a El Mercurio.
Así se produce una especie de “menopausia precoz transitoria”, agregó el doctor González, lo que también afecta la calidad de la piel y del cabello en las fumadoras, entre otros efectos.
Otro factor que las hace más vulnerables a un infarto es de tipo anatómico, precisa Grech: “Ellas tienen arterias coronarias más pequeñas que los hombres. Entonces, la inflamación crónica provocada por el hábito de fumar puede llevar a un mayor grado de estrechamiento arterial en las mujeres”.
Uno al día
Aunque el estudio no proporciona información sobre la intensidad del hábito de fumar, el doctor González precisó que trabajos previos han mostrado que basta solo un cigarrillo al día para alterar la lubricación del endotelio (la pared interna de las arterias).
“La lubricación cae al 15%; el 85% restante se demora hasta 48 horas en recuperarse. Así que cualquier cantidad es dañina”, enfatizó.
El infarto agudo de miocardio está causado por un bloqueo completo de una de las arterias coronarias principales.
“Junto con el tabaquismo, antecedentes familiares, diabetes, hipertensión, colesterol alto, sobrepeso y obesidad son factores que aumentan el riesgo”, dijo González.
De todos ellos, fumar es la principal causa de infarto en casi el 50% del total de casos. La buena noticia es que, a pesar del mayor riesgo, este se puede revertir.
“Nuestro estudio encontró que el abandono del hábito de fumar, independientemente de la edad o el sexo, reduce el riesgo de infarto y lo equipara al de un no fumador, posiblemente, en el plazo de un mes”, puntualizó el doctor Grech.
“Las personas que fuman, y sobre todo las mujeres, merecen un estímulo para abandonar su hábito, y este estudio agrega evidencia cuantitativa a los enormes beneficios de hacerlo”.
Sesgo de género
A todos los factores que influyen en el mayor riesgo de infarto en las mujeres, los investigadores suman un aspecto no menor: un estudio anterior demostró que los médicos perciben que la enfermedad de la arteria coronaria en los hombres es más importante que en las mujeres.
Así, “el apoyo profesional puede diferir entre los géneros si se cree que fumar es un riesgo cardíaco menor para las mujeres”. GDA/El Mercurio/Chile