“Si no hubiéramos tenido vacunas contra la covid-19, el panorama este fin de año sería completamente otro. Lo vemos en todo: un descenso abrupto de casos y, aún más evidente, en las hospitalizaciones”, resumió la médico y epidemióloga Ana Cecilia Morice Trejos, quien fue viceministra de salud y funge como asesora para la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Con ella coinciden varios especialistas nacionales e internacionales consultados por La Nación, quienes advierten que el futuro que aguarda al proceso de investigación y desarrollo de nuevas vacunas todavía está escribiéndose.
Los expertos vislumbran varias cosas. Por ejemplo, dosis adicionales para ciertas poblaciones, un seguimiento a la duración de los anticuerpos, mayor mezcla de productos e investigaciones que vayan un paso adelante para actuar en caso de que aparezcan variantes que “escapen” de la acción de los biológicos actuales.
El primer signo lo comenzamos a ver este 25 de octubre: exactamente diez meses y un día después de las primeras dosis aplicadas en nuestro país, decenas de trabajadores de servicios de salud y otros dentro de la primera línea de atención a la pandemia recibían un refuerzo. Quienes trabajan en centros médicos están más expuestos al virus y, por ende, su riesgo de infección es mayor al de la población general.
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Esta tercera inyección es voluntaria. Por un motivo de existencias, solo se ofrece la desarrollada por la compañía AstraZeneca junto con la Universidad de Oxford, una vacuna diferente a la recibida por este grupo, en un inicio.
“Al principio, nunca se contempló. No se sabía cuándo sería necesario un refuerzo ni si se podían mezclar de diferentes compañías. Se empezó como necesidad logística en Reino Unido. Esa combinación ha sido favorable. Hay algunos estudios que buscan entender la tercera dosis”, explicó Daniel Salas Peraza, ministro de Salud.
Nuestro país dará vacunas extra a quienes tienen más de 58 años, a las personas con una enfermedad que debilita su sistema inmunitario razón por la cual no desarrollan una protección tan completa con el esquema de dos dosis. Sin embargo, aún no se ha adelantado cuáles enfermedades o condiciones son candidatas a esta inoculación extra. En estos casos, se prevé ofrecer el biológico de Pfizer.
“Para adultos mayores, que son una población más grande, debemos esperar. La proyección es vacuna con Pfizer a inicios del año entrante. Lo primordial es el seguimiento de los que se vacunaron de primero para ver si se mantiene o cae. Por el momento, la vacunación sí permite estabilidad en hospitalización y fallecimientos. Falta tener más claridad en cuanto al tiempo de duración; la evidencia vendrá con el tiempo”, precisó el jerarca.
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De momento, especialistas nacionales e internacionales coinciden en que no es momento para un refuerzo en la población más joven y saludable que no tenga condiciones de alta exposición al virus.
¿Cuántos refuerzos? ¿Cada cuánto? ¿Para quiénes?
El inicio de la campaña de vacunación en Costa Rica, reconoce Morice, fue lento por la cantidad de existencias disponibles de este fármaco. Conforme hubo mayor disponibilidad, se optó por espaciar el tiempo entre dosis para llegar a más gente.
“Fue un poco controversial el espaciar el tiempo, pero era la decisión que había que tomar. Aquí no hay decisiones perfectas. Cuando no teníamos suficiente vacuna, pues era mejor tener muchas primeras dosis para tener algún nivel de protección”, agregó.
En la actualidad, el panorama es otro. Las dosis ya no están a cuentagotas, pero también, las necesidades son diferentes.
“Para poner un poco más complejo el asunto, ahora resulta que no son dos (dosis), sino que son tres. Ya cuando decíamos ‘ya vamos a tener el 80% con esquema completo’, algunos de esos grupos tendrán que ponerse una adicional”, señaló Morice.
La especialista aseveró que, de momento, esto solo es necesario en poblaciones puntuales, como las que ya se vislumbran en Costa Rica.
“Se aumentarán las terceras dosis en 2022 en grupos de riesgo. También se monitorearía la inmunidad para ver cuándo se necesitaría una dosis adicional en poblaciones que no son de riesgo. Yo siento que requeriremos una vacunación periódica por unos años más. Las personas de más riesgo tal vez podrían recibirla cada año junto con su dosis anual de la influenza”, dijo la epidemióloga.
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), dijo este lunes que algunas personas con su sistema inmunitario debilitado podrían recibir, incluso, una cuarta dosis. La tercera se recibiría al menos 28 días después de la segunda y la cuarta, seis meses después de la tercera.
Para Tomás de Camino Beck, director de la Escuela de Sistemas Inteligentes de la Universidad Cenfotec, estos refuerzos periódicos aumentarán la protección colectiva, con la ventaja de que no costará tanto convencer de una dosis adicional a quien ya tiene su esquema completo.
Otro factor que podría darse es que se mezclen más vacunas de diferentes casas farmacéuticas, tanto para refuerzos como para esquemas iniciales: “Nunca en la historia de una enfermedad se habían tenido tantas vacunas diferentes para una misma enfermedad. Los gobiernos tomarán sus decisiones con base en lo que tengan disponible”, aseguró Kate O’Brien, jefa de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mercado privado
¿Podremos comprar la vacuna en un hospital o farmacia privados? Todos los entrevistados coinciden en que podría darse eventualmente, pero no en el futuro más próximo. Las compañías farmacéuticas tienen como prioridad a los sistemas de salud pública, la demanda no ha terminado de atenderse y ahora se comienza a destinar la producción a dosis adicionales.
A esto se le une que hay países donde este fármaco ha llegado a pocas personas, como Guatemala, San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Nicaragua y Haití, en donde menos del 20% de las personas se ha vacunado por completo, según OPS.
Por otro lado, el que los países productores de vacunas y los más adinerados acaparen las existencias, hace más factible viajar por una dosis que encontrarla en una farmacia privada.
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En este momento, las vacunas de refuerzo llevan exactamente las mismas formulaciones del esquema original. Pero esto podría cambiar.
Uno de los temores es que llegue el momento en que el virus, en su afán de permanecer más tiempo vigente, mute (cambie su genética) y estas mutaciones hagan que la efectividad de las vacunas baje. Esto no quiere decir que no vayan a funcionar del todo, pero sí que su funcionalidad sería menor y haya que buscar otras opciones.
“Parte de la nueva normalidad es que puedan haber brotes que cambien la situación de la noche a la mañana. Que pueda aparecer una variante que genere mayores síntomas o que pueda superar la vacuna”, afirmó de Camino.
Las diferentes farmacéuticas están trabajando en ello. Por ejemplo, AstraZeneca trabaja en una vacuna con un cambio específico para trabajar con la variante beta, surgida en Sudáfrica y hacia la cual la eficacia vacunal mostró ser menor.
Además, BioNTech y Pfizer preparan una nueva fórmula. Ugur Sahin, cofundador de la empresa biotecnológica, confirmó a The Financial Times que las vacunas de hoy sí brindan protección contra las variantes actuales, pero que nuevas variantes emergerán y podrían evadir las defensas del cuerpo y la eficacia de los fármacos.
“Este año, una vacuna diferente es completamente innecesaria, pero para mediados del 2022 podríamos enfrentar otra situación. Esto está en constante evolución, y apenas vamos comenzando”, declaró.
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Buscar mejores vacunas
También hay otras líneas de desarrollo hacia nuevos tipos de vacuna. La compañía Novavax labora en un producto que combata tanto covid-19 como influenza. Este biológico, de dos dosis con 56 días de diferencia, ya dio buenos resultados en una fase preclínica con hámsters. Los investigadores comenzarán ensayos clínicos en seres humanos a fin de año y se esperan los primeros resultados para agosto del 2022.
Otra posibilidad es evaluada por el Instituto de Vacunas Humanas Duke, que no solo protege contra el SARS-CoV-2, causante de la covid-19, sino también contra otros coronavirus, como el SARS. Este producto se ha estudiado con macacos, pero aún no se ha comenzado a analizar en humanos.
La compañía Altimmune desarrolla otra opción en forma de spray nasal. Se llama T-Covid y es de una sola dosis. La esperanza de los científicos es que al tener una acción directa en el inicio del tracto respiratorio, reduzca la cantidad de virus transmisible.
Sin embargo, este esfuerzo encontró dificultades, dado que no logró la cantidad suficiente de participantes. Uno de los requisitos era no haber recibido ningún tipo de vacuna contra covid-19, algo que se tornó difícil a mediados de 2021.
Por otra parte, la farmacéutica Vaxart trabaja en una vacuna oral, que se toma como una píldora o tableta. Este 26 de octubre, se anunció que están listos para reclutar a participantes para su fase II, en la que se evalúa la eficacia. La esperanza es tener un biológico fácil de administrar y que pueda atacar al virus desde la mucosa nasal.
“La mucosa es donde el virus invade. Si logramos frenarlo ahí, podríamos mantener a las personas más sanas y atacar al virus y a sus variantes”, señaló a la prensa Sean Tucker, fundador de Vaxart.