Detrás de los genes de una persona con cáncer de colon están muchas de las respuestas de su pronóstico (cuán agresivo será) y de las mejores opciones de tratamiento.
La genética puede determinar también el riesgo del paciente de desarrollar, posteriormente, metástasis (expansión) en el hígado.
Un proyecto conjunto del Centro de Investigación en Hematología y Trastornos Afines (Cihata) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Hospital San Juan de Dios busca mutaciones (variantes) en un gen clave que determinan la evolución de la enfermedad.
“No todas las personas presentan la enfermedad por igual y en los genes puede estar la respuesta”, manifestó Juan José Madrigal, microbiólogo del Cihata.
“Una mutación por sí sola no causa cáncer. El tumor responde a diferentes irregularidades genéticas; se necesitan varias para desarrollar un tumor”, añadió.
En detalle. La prueba consiste en buscar mutaciones en un gen llamado K-RAS, que elabora una proteína del mismo nombre. Esta proteína participa en la formación, reproducción y muerte de células.
Esta variante genética se encuentra en entre el 30% y el 50% de los pacientes.
Si hay mutación, la agresividad del cáncer y su riesgo de metástasis son mayores, pues la proteína participará en la reproducción y proliferación de células cancerosas.
Además, la mutación también haría que la persona no reaccione por igual al tratamiento y deban buscarse otras opciones.
Para realizar esta prueba, se toma una biopsia del tejido del tumor, se extrae el ADN y se evalúa para determinar si hay mutaciones.
Con base en el resultado, se determina cuán rápido avanzará el cáncer y el mejor tratamiento.
Para Lizbeth Salazar, coordinadora del Cihata, esta prueba es vital, dado el crecimiento del tumor en el país: “Puede significar más sobrevida para los ticos”, aseguró.