Los calambres musculares son una molestia común que afecta a muchas personas, especialmente durante la noche. Estos espasmos dolorosos, que suelen presentarse en las piernas, particularmente en las pantorrillas, interrumpen el sueño y generan incomodidad.
Aunque pueden surgir por diversas causas, como el ejercicio o movimientos bruscos, es durante el descanso nocturno cuando se vuelven más frecuentes, especialmente en personas mayores o con deficiencia de minerales esenciales.
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¿Qué beber para prevenir los calambres?
Durante años, se recomendó beber agua tónica antes de dormir como remedio para prevenir los calambres nocturnos. Esta creencia se basa en la presencia de quinina, un compuesto históricamente utilizado para tratar ciertos tipos de dolor muscular. Sin embargo, expertos de la Universidad de Harvard desmienten la efectividad de este consejo. Según un artículo publicado en Harvard Health Publishing, no existe evidencia científica sólida que respalde el uso de agua tónica para prevenir los calambres en las piernas.
La quinina, aunque aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar la malaria, no está recomendada para el tratamiento de calambres o dolores musculares. Su consumo puede aumentar el riesgo de complicaciones graves, como alteraciones en el ritmo cardíaco o incluso hemorragias.
La cantidad de quinina presente en el agua tónica es mucho menor que la dosis terapéutica utilizada en el tratamiento de la malaria, lo que la hace poco efectiva para combatir los calambres. Consumir agua tónica antes de dormir no resulta perjudicial, pero tampoco tiene un impacto significativo en la prevención de estos espasmos nocturnos.
La importancia de la hidratación
Además del uso de agua tónica, tanto Harvard como la Clínica Mayo sugieren que una hidratación adecuada es clave para prevenir los calambres musculares. Los músculos necesitan estar bien hidratados para funcionar correctamente, y la deshidratación es una de las principales causas de los espasmos nocturnos.
Beber suficiente agua a lo largo del día, especialmente antes de acostarse, ayuda a evitar estos episodios dolorosos. Además, es aconsejable evitar el consumo de alcohol y cafeína, ya que estas sustancias tienden a deshidratar el cuerpo.
¿Qué otros hábitos pueden ayudar?
Además de la hidratación, los expertos recomiendan realizar estiramientos suaves antes de dormir. Ejercicios ligeros, como usar una bicicleta fija por unos minutos, también ayudan a mantener los músculos relajados durante la noche.
Estirar los músculos de las piernas, especialmente los de las pantorrillas, reduce considerablemente el riesgo de calambres nocturnos.
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